A 38 años del tercer ascenso tatengue

Ese “Campanazo” de Bravi que retumba en la historia

Ese “Campanazo” de Bravi que retumba en la historia

Uno de los equipos

Es en un clásico en la cancha de Colón. Aparecen parados, de izquierda a derecha: Barro, Silguero, Rojas, Zanabria, Mazzoni y Burtovoy. Abajo, Juárez, Sacconi, Valencia, Luque y Garello. Arrancó dirigiendo César Castagno y terminó ascendiendo Carmelo Faraone como DT. Foto: Archivo El Litoral

 

Un día como hoy pero de 1974, Unión conseguía en la cancha de Villa Dálmine volver a Primera. Fue un salto importante, después de la decisión unos años antes de desafiliarse.

 

De la Redacción de El Litoral

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La historia comenzó un 2 de enero de 1974. Ese miércoles de sol abrazador, el profesor Carlos Hurtado haciendo bajar más de 100 veces los escalones de la tribuna al sofocado plantel, iniciaba un excepcional trabajo de preparación física que culminaría ese inolvidable 14 de diciembre en Campana cuando Hilario Bravi concretaba en la red, el sueño del retorno a Primera División.

“Era un año muy difícil por las características y las distintas etapas que había que ir superando para llegar al objetivo del ascenso. De todas maneras, Unión contó con una buena base de jugadores que se iba a ampliar. Se pone en marcha el objetivo. Comienza a trabajar César Castagno, un técnico que había sacado campeón a Central Córdoba y aunque no se dispone del tiempo aceptable para la pretemporada, se inicia con buen auspicio el Torneo preparación. Una sola derrota al final de la primera rueda con Temperley. Justamente los celestes con Unión, Central Córdoba y Nueva Chicago son los ganadores de la Zona Sur. Unión finalizó segundo”, explica la crónica rojiblanca de esa época.

La lucha es dura. Le toca la Copa Campeonato. Un certamen que aparece como de relleno, pero que duplica las posibilidades si se consigue clasificar. Se termina el ciclo Castagno y comienza el de Faraone, un técnico “ducho” y muy astuto en eso de sacar resultados.

El equipo termina cuarto en el torneo, pero los graves incidentes que se producen en Almirante Brown, quitan las posibilidades de que se jueguen algunos encuentros definitorios por la Zona I en Santa Fe. Nuevamente a “remar” contra la adversidad.

La primera batalla es con Temperley. El partido se juega en Rosario y es empate. Sin embargo, como el resto también igualan, todo sigue como al comienzo. Llega después el turno de Central Córdoba y hay otro empate. Y como si la tercera fuera la vencida, queda el rival más duro: Nueva Chicago en Mataderos, copada por su gente, con todos los festejos por anticipado.

No obstante, Unión saca a relucir no solamente su fuerza y garra, sino además fútbol y golea 4 a 0 a los locales ante el silencio y el estupor de Mataderos. Quedaba sólo un cuadrangular. El más difícil, pero la hazaña ya esta más cerca.

La AFA dice “Unión juega todos los partidos en Junín”. Entonces, hacia esa ciudad bonaerense parte el plantel con todos los gastos que eso significa, no sólo para los consecuentes hinchas que parecen tener un “bolsillo sin fondo” para no dejar de estar presentes.

Hay tres empates consecutivos. Con Estudiantes, con Lanús y con Temperley. Sin embargo, no alcanza. Este último se queda con el título y el ascenso de categoría. De todas maneras, suben dos y hay que definir el vicecampeonato.

Se continúa sin poder jugar en Santa Fe, pero tampoco en Rosario, y ni siquiera en Buenos Aires. Por fin se deciden y se tiene que jugar en cancha de Villa Dálmine. La consigna “hay que copar Campana” se cumple, aunque nadie imaginaba la cantidad de gente que iba a llevar Estudiantes.

Por eso, todo se hizo complicado. Ganar en la cancha y también afuera. En el aliento interminable. El que hizo temblar a Campana fue el morocho casildense Hilario Bravi, un puntero bajo y barbado, que apareció por las espaldas de los marcadores centrales y superó la salida de Landaburu.

El gol de la victoria sirvió de prólogo al festejo... a la locura. La de los estribillos, las bocinas y las banderas. La de la paciente espera de la gente con la cancha iluminada hasta que después de la una de la madrugada llegaron los jugadores, la de la vuelta olímpica o el paseo en andas...

Por eso, todo 14 de diciembre es una fecha histórica para Unión.

De la mano de Carmelo Faraone

Las crónicas de la época marcaban que “la década del setenta, comenzó con “una de cal y una de arena” para Unión. En 1970 el tatengue pierde la categoría. La única alegría de este primer año de la década la brindó el boxeo: Carlos Monzón se consagró Campeón del Mundo en Roma, al vencer a Nino Benvenutti, representando al Club Atlético Unión. Éste es un dato que muchos desconocen: más allá de su simpatía futbolística con el clásico rival, el mejor púgil de la historia del boxeo argentino se formó y entrenó en la escuela de boxeo de Unión, bajo la dirección del maestro Amílcar Brusa, reconocido hincha tatengue. Es más, el mítico boxeador subía al ring con una bata blanca en cuya espalda se leía “Club Atlético Unión”.

Volviendo al fútbol, luego del descenso sufrido en 1970, los dirigentes de la institución creyeron conveniente desafiliarse de la AFA, intentando llegar al Campeonato Nacional del fútbol grande a través de los torneos regionales del interior. La propuesta fue aprobada por una Asamblea de Socios. La experiencia no fue buena, tanto en el plano deportivo como económico. Es por eso que en 1973 el club vuelve a inscribirse en AFA y compite nuevamente en el Campeonato de Primera División B.

El 14 de diciembre de 1974 Unión venció en Campana a Estudiantes de Caseros, por 1 a 0, con gol de Hilario Bravi, retornando así a Primera División. En la tarde de la consagración, el Tate salió a la cancha con Burtovoy; Silguero, Rojas, Batocletti y Barro; Fredes, Sacconi y Ramón Zanabria; Bravi, Leopoldo Jacinto Luque y Garello. El director técnico era Carmelo Faraone.

Ese tercer ascenso llegó con varios significados especiales. Primero, porque marcó el comienzo de una de las etapas más gloriosas de Unión. Y segundo, porque los hinchas tatengues produjeron una de las movilizaciones populares más importantes que se recuerde en la historia del fútbol de Santa Fe.

Unión estaba otra vez en Primera. Y la dirigencia rojiblanca, encabezada por Súper Manuel Corral, Julio Baldi y Gerónimo Veglia, pensó que era necesario aprender de las experiencias anteriores. Unión no podía correr el riesgo de perder la categoría que tanto le había costado recuperar. Por eso, había que pensar en grande y armar un gran equipo. Así, se abría la puerta para el equipazo del ‘75 con el “Toto” Lorenzo, el “Loco” Gatti y varias estrellas.