Un artista de verdad

Mariano Mores cumple 95

De la redacción de El Litoral

De gesto exuberante, reflejado en su prolífica obra como compositor y en su estilo -ampuloso y popular- como intérprete, el pianista Mariano Mores cumplirá mañana 95 años, que lo hallarán retirado de los escenarios donde forjó parte de la historia del tango.

Aun sus detractores, que han señalado su estilo estridente, reconocieron su notable aporte como compositor, que lo asoció con letristas y poetas que, desde diferentes escuelas, cultivaron y dieron forma al lenguaje del género.

Homero Manzi (“Una lágrima tuya”), Enrique Santos Discépolo (“Uno”, “Cafetín de Buenos Aires”), Enrique Cadícamo (“A quién le puede importar”, “Copas, amigos, besos”), Cátulo Castillo (“El patio de la morocha”) y José María Contursi (“En esta tarde gris”) encontraron en él la confianza y la equivalencia que exige el trabajo de colaboración artística.

A la vez, medido con la vara de la popularidad, Mores moldeó tangos que pronto se acomodaron a la etiqueta de “clásicos”: “El firulete”, “Taquito militar”, “Adiós Pampa mía”, “Cuartito azul” o “Grisel”.

Bajo el nombre de Mariano Alberto Martínez, el pianista nació en el barrio porteño de San Telmo el 18 de febrero de 1918.

A los 14 años, trabajaba en el Café Vicente de la calle Corrientes. Fue primero acompañante del conjunto criollo La Cuyanita y luego pianista de Roberto Firpo.

Entre 1939 y 1948, fue el piano solista de la orquesta de Francisco Canaro y luego experimentó con sus propias formaciones, sea su sexteto rítmico o sus esquemas orquestales con rasgos sinfónicos.

Siempre tuvo una inclinación por combinar el gesto íntimo de la creación solista con los énfasis del music-hall. “Yo nunca pude concebirme como demasiado importante en el tango -afirmaba-. Creo que soy uno más dentro de un mundo de gente que tiene un par de cosas para expresar”. Las expresó hasta el 2011, cuando, por razones físicas, se alejó de los escenarios.