Fue goleado por Quilmes en Santa Fe

Des-Unión

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Resignación tatengue. Un manojo de nervios. Si algo necesitaba el equipo de Omar De Felippe para su plan en Santa Fe era golpearlo antes a Unión y eso ocurrió en el primer tiempo. Al principio —el 1 a 0 a los 7 de Mansilla— y al final: a los 40 Elizari puso el 2 a 0. Ayer quedó la impresión de que hubo muchos más defectos de Unión que méritos de Quilmes. Foto: Manuel Fabatía

El “Tate” estiró a 26 la cantidad de partidos sin ganar y la gente explotó por primera vez contra los jugadores. Incluso, hubo discusiones entre los propios unionistas.

 

Darío Pignata

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“Escuchen jugadores... dirigentes... No caguen a la gente... que siempre está presente”. Se sabía, algún día tenía que pasar. Porque si es cierto que no hay mal que dure 100 años, también es real que no hay paciencia en el mundo que se banque la insoportable levedad de un equipo que —aunque Sava, lógicamente, diga lo contrario— parece resignado y condenado.

Una anécdota: en la semana, luego de las desubicadas declaraciones de Guillermo Marconi (dijo que San Juan y Unión están descendidos; y que el otro descenso sale de Independiente y Quilmes) como titular del Sadra —uno de los gremios que pone árbitros—, saltaron todos... menos Unión. Es que 26 partidos sin ganar quitan hasta las ganas de hacer lo que hace la mayoría en la Argentina: quejarse de los árbitros.

En el tridente de partidos que lleva Sava al frente del equipo, Unión invirtió la receta y se envenenó igual. Antes, con Arsenal y Godoy Cruz, salió a “matar” de entrada y se desinfló en el complemento. Ayer fue al revés, durmió la siesta de movida y cuando intentó despertar en el segundo tiempo ya era demasiado tarde.

“Entiendo los insultos de la gente”, admitió el capitán Juan Pablo Avendaño, por primera vez reprobado: jugó mal, regaló la pelota del segundo gol y se fue expulsado. Completito.

Pero Avendaño no perdió solo el partido. Nunca pierde un solo jugador. Y en ese primer tiempo de ofertas por temporada fueron varios los que terminaron con el puntaje en rojo, como era antes. No es por hacer demagogia, ni querer quedar bien con la gente para justificar los insultos, pero la verdad que hubo jugadores de Unión en esos primeros 45 minutos que generaron la duda de saber cómo se las ingeniaron para ser profesionales desde las cuestiones técnicas mínimas de base en este juego. En este punto, particularmente creo, no hay psicología deportiva que alcance.

De todos modos, en lo poco que lleva Sava, Unión se dinamitó como nunca antes había pasado en esos primeros 45 minutos letales. Intentar ver toques, gambetas, pases acertados o paredes, llevaban a una conclusión: sólo zafaba Franzoia.

El ingreso del habilidoso Damián Lizio genera la sensación de acierto en Sava por ir a buscarlo a Bolivia, algo que había generado —como mínimo— incertidumbre. Y ya que estamos con las comparaciones semanales en la ciudad de Garay: jugando así, como ayer, Lizio es para Unión lo que Messi para el Barcelona. No importa por qué no entró antes, lo que importa es que no debe salir más.

Esa versión light de Unión puso los pelos de punta, antes y después del parate. Aunque con las expulsiones se terminó todo. En realidad, se terminó con la jugada de Chiapello, porque si no entró ésa para descontar no iba a entrar ninguna otra.

Lo peor que deja la tarde de ayer es la Des-Unión entre los propios tatengues, cuando en definitiva todos quieren lo mismo: que el equipo gane, tan viejo como el tiento. Discusiones en las plateas y hasta diferencias entre la Cándido Pujato con la parte más brava de la barra. Si bien era previsible que algún día podía pasar, es lo peor que le puede pasar.

Primero, porque varios de estos jugadores limitados en sus recursos técnicos la pasan peor: algunos ni siquiera acertaban pases de dos metros o un lateral. Segundo, porque Unión viene dando un ejemplo de inédito amor tribunero desde Santa Fe al país. Porque lo que dijo Marconi es lo que piensan muchos: que el equipo ya está descendido. Sin embargo, la gente llena la cancha todos los partidos y muchos hacen el aguante de visitante sin recibir nada desde hace casi un año. Tercero, porque el sentimiento del que es hincha de verdad nunca estará atado a una letra, sea la “A”, la “B” o la “Z”.

Unión es, para el hincha tatengue “veneno” como decíamos antes en el barrio, ese amigo del alma y de toda la vida que tiene una enfermedad incurable y se está muriendo de a poco. Cuando pasa eso, siempre surge un primer y único deseo: que sufra lo menos posible. Traducido en idioma de tribuna: dejar todo para ser lo más digno posible en medio de la adversidad. Que no es la primera y que no será la única. Tampoco la última.

/// SÍNTESIS

 

UNIÓN 0

QUILMES 3

Unión: Martín Perafán; Alejandro Pérez, Juan Pablo Avendaño, Diego Barisone, Mauro Maidana; Pablo Míguez, Nicolás Bruna, Matías Donnet, Brahian Alemán; Federico Chiapello y Andrés Franzoia.

Director técnico: Facundo Sava.

Quilmes: Emanuel Trípodi; Germán Mandarino, Sebastián Martínez, Wilfredo Olivera, Ernesto Goñi; Leandro Díaz, Juan Manuel Cobo, Jacobo Mansilla, Fernando Elizari; Gustavo Oberman y Cristian Menéndez.

Director técnico: Omar De Felippe.

Goles: en el primer tiempo, 7m Mansilla (Q); 40m Elizari (Q). Segundo tiempo: 63m Romero (Q).

Cambios: en el segundo tiempo, al inicio Pablo Magnín por Míguez y Damián Lizio por Alemán (U); 18m Pablo Mattos por Díaz (Q); 42m Fernando Telechea por Oberman (Q); 46m Fausto Montero por Donnet (U); 50m Sebastián Romero por Elizari (Q).

Expulsados: en el segundo tiempo, 39m Barisone (U); 57m Avendaño (U). Incidencias: el partido estuvo suspendido desde los 18 hasta los 36 minutos del segundo tiempo por incidentes en las tribunas.

Arbitro: Germán Delfino.

Cancha: Unión.

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Lo mejor del equipo. El habilidoso Lizio. Fue el único jugador que vino y muchos dicen que fue el único de los apuntados que quiso venir. Procedente del Bolívar de La Paz, este jugador formado en River Plate tiene cosas que mezclan al viejo puntero con el tradicional enganche. Le cambió la cara a Unión y generó las mejores situaciones. Obvio: lo aplaudieron. Foto: Manuel Fabatía

 

 

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Lo peor del equipo. Un problema central. No sólo por lo que pasó en la tarde de ayer, donde nunca se escalonaron bien, dieron ventajas en los dos primeros goles —sobre todo Avendaño en el segundo— y encima ambos se fueron expulsados por Germán Delfino. Ahora, de cara al domingo que viene contra Boca en La Bombonera, puede volver el “Coto” Correa: ¿quién será el otro central? Foto: Amancio Alem

 

BAJO LA LUPA

PERAFÁN (4): no se comió groseramente ninguno de los tres pero tampoco los evita. Siempre le hacen goles. La sensación es que no transmite seguridad y se nota no sólo con las manos sino con los pies. Ironizado por la gente.

PÉREZ (4): una tarde olvidable para “Tarrito”, justo el día de su cumpleaños y cuando pasó los 100 partidos con la camiseta de Unión. No acertaba pases, se le iba la pelota por abajo del pie.

BARISONE (4): jugó demasiado nervioso, sin firmeza y dando ventajas. Puede que en estas circunstancias adversas, los chicos que son de acá —de Santa Fe e hinchas tatengues— sientan más la presión del descenso.

AVENDAÑO (3): lejos, su peor partido con la camiseta de Unión. Un error del “Pata” —dejarla corta en la puerta del área— generó el 2-0 de Quilmes. Nunca se lo vio tan mal como ayer y encima se fue expulsado.

MAIDANA (5): por garra y despliegue, el único que zafó de todos los de atrás en Unión. Con oxígeno, muchas veces jugó de “3” y de carrilero a la vez, en medio del desorden.

MÍGUEZ (3): resistido por la gente durante todo el primer tiempo, cometió un abanico de errores, algunos inadmisibles para un profesional. Obvio: se quedó en el vestuario.

BRUNA (4): desconocido por completo el volante de la casa. Mal parado y superado en su función natural de contención en la zona de medios.

DONNET (4): en este esquema de tres volantes y tres puntas, siempre debe ser reemplazado por el tema físico. Tampoco desde su oficio logra imponer calidad.

FRANZOIA (6): en el primer fue el único capaz de inquietar a la defensa de Quilmes, haciendo revolcar a Trípodi un par de veces. En el complemento, en otra función, fue desequilibrante y clave en la reacción.

CHIAPELLO (4): no se le abre el arco y, para colmo, fue protagonista —en Mendoza y ayer— de situaciones casi insólitas, prácticamente abajo del travesaño en el área de enfrente.

ALEMAN (4): había sido importante en los dos primeros partidos del año, mostrando otra actitud en el juego y el despliegue. Ayer, tocó fondo nuevamente como en el 2012.

LIZIO (7): la figura, lejos, del Unión de Sava. Le cambió la cara al equipo el único refuerzo que llegó del Bolívar de La Paz. Es —además de rápido— desequilibrante en el pie a pie, con una gambeta endiablada. Imparable.

MAGNÍN (5): teniendo otra característica técnica, distinta a Jara y Chiapello por ejemplo, mostró una predisposición diferente el “Morocho” en el frente de ataque. Si no está Jara, debiera tener su chance.

MONTERO (-): algo del “Memo” en reemplazo de Donnet, un cambio casi sistemático en Unión.