Dirigido por Mariano Rivera

“Yo regreso siempre”, con Francisco Cocuzza

Se trata de un tributo del primer actor santafesino a Enrique Santos Discépolo, su poética y su filosofía.

“Yo regreso siempre”,  con Francisco Cocuzza

Francisco Cocuzza y Mariano Rivera, actor y director del espectáculo que se estrenará en el Teatro Municipal.

Foto: Gentileza producción

 

De la redacción de El Litoral

Se estrenará el sábado 16 del corriente, a las 22, en la Sala Mayor del Teatro Municipal, el espectáculo “Yo regreso siempre”, que nace como un tributo actoral a Enrique Santos Discépolo. Tras una larga elaboración, el trabajo es el resultado de la interrelación creativa de Francisco Cocuzza (dramaturgia y actuación) y Mariano Rivera (dirección); artistas de diferentes generaciones que se han unido en la pasión de investigar vida y obra de Discepolín. Para concretar una propuesta escénica que sin pretender representar ni relatar la vida de Discépolo cronológicamente, se tomó como disparador su poética y filosofía popular para encontrarse con una nueva posible lectura de las realidades que habitualmente transitamos, paradójicamente casi surrealistas.

Entre otros materiales, los textos discepolianos que integran la dramaturgia del espectáculo pertenecen a sus temas: “Sueño de juventud”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Soy un arlequín”, “Malevaje”, “Canción desesperada”, “Quevachaché”, “Chorra”, “Martirio”, “Infamia”, “Esta noche emborracho”, “Uno”, “Cambalache”, “Tormenta” y “Yira yira”.

Los hacedores del montaje sostienen que es una predicción picaresca de Enrique Santos Discépolo, que expresa lo que sucedería en el tiempo cada vez que es convocado por nuestro inconsciente colectivo, para explicarnos a nosotros mismos, como pueblo, como militantes de la vida, como esencia del ser argentino, como ciudadanos del mundo.

El actor de nuestra propuesta regresa una vez más al espacio del teatro y a sus búsquedas más queridas, convocando a Enrique Santos Discépolo, para conectarse con su vida y su arte, inevitablemente interrelacionados. Ensaya ante el espectador, aunque sin representar su figura física ni su historia cronológica, un show con los recuerdos de Enrique, experimentándolos en su cuerpo, en su espíritu, en su corazón, e intentando que el espectador haga ese mismo ejercicio; comparte con ellos un trabajoso devenir cómico-dramático-musical, que recorre sentimientos, emociones, pesares, alegrías, humor, ironía, y los tangos más emblemáticos de este creador inigualable, revisados desde una perspectiva actoral. La propuesta es activar nuestra memoria con su filosofía popular, para vernos a través de su esencia, de su alma, siempre dispuesta a estar sobre la tierra, con su compromiso latente, con todo lo que sostiene su ineludible y eterna vigencia, sus cíclicos regresos.

Francisco Cocuzza puntualiza que “la predicción parece haberse cumplido” -como dice Sergio Pujol en la biografía sobre Enrique Santos Discépolo (1997)- y agrega: “Diseminado por todas partes, hoy Discépolo despide el siglo. Es la cita de honor del escepticismo, pero también una mirada ética de reserva. Es la épica del antihéroe urbano, y también el aullido que se extingue a la intemperie. A su manera, con aspereza, sigue siendo un gran humorista”. Cocuzza enfantiza que “la lectura de este texto definió el lugar de Enrique en una búsqueda sobre la poética del tango que vengo experimentando desde el año 2000. Se trataba de volver al origen de las letras, de las razones que las impulsaron, intuyendo que los tangos podían convertirse en verdaderas pequeñas obras teatrales y valorizarlos a la altura de los grandes textos dramáticos argentinos y universales. Y Enrique tiene un lugar de privilegio en esta búsqueda, por la contundencia de sus contenidos poéticos”.

Revalorizar la palabra”

“La propuesta es revalorizar la palabra, un territorio del tango menos explorado que su música y su danza, traduciendo en lenguaje actoral temas emblemáticos y muy conocidos con nuevas lecturas, como si nunca los hubiéramos escuchado y, al mismo tiempo descubrir las razones de tenerlos incorporados a nuestro pensamiento, nuestra vida cotidiana, nuestro corazón, en forma de filosofía popular”.

El director de la propuesta, Mariano Rivera, dice que Enrique Santos Discépolo se forma desde joven en el oficio teatral, actuando y escribiendo, por su lado y junto también a su hermano mayor Armando, director y fundamentalmente destacado como dramaturgo. Enrique realiza luego la creación de sus letras de tango desde una visión próxima a la manera de las obras dramáticas, ésta fue una característica distintiva en su estilo como letrista.

“Discépolo concibe sus tangos como pequeñas piezas teatrales; nosotros en el camino ahora inverso, abordamos la puesta en escena desglosando sus letras para retornar al lenguaje teatral. Aparecen entonces los personajes que leemos y proponemos resignificar de la obra discepoliana. Sin representar la figura física de Enrique Santos Discépolo, ni adentrarnos en un relato cronológico, concretamos una propuesta escénica fruto de la profunda investigación de su vida, poética, y filosofía popular; seguida por una indagación despojada en lo creativo, para descubrir lo que personalmente nos motiva del universo discepoliano para llevarlo a escena”.

Cabe recordar que en 1951, a los 50 años de edad Enrique Santos Discépolo fallece en Buenos Aires. Su filosofía popular traspasó las fronteras y permanece viva.