10 de abril, Día del Investigador Científico

Un homenaje al Dr. Bernardo Houssay

Dra. Raquel Chan y Dr. Hugo Aimar (*)

El Dr. Bernardo Houssay recibió el premio Nobel en 1947 por sus trabajos en fisiología humana que contribuyeron a la comprensión del papel de hormonas en la regulación de la glucosa, y fue el creador del Conicet, el organismo principal de ciencia y tecnología en el país. En honor a él es que el 10 de abril, fecha de su nacimiento, se conmemora el Día del Investigador Científico, y es bueno recordar su pensamiento, analizar cuáles de sus enseñanzas siguen vigentes y cuáles podemos sumar en el camino que trazó.

El Dr. Houssay decía: “El adelanto de las ciencias en un país es el índice más seguro de su civilización. Si queremos ser bien civilizados, y serlo cada vez más, debemos cultivar las ciencias mucho más que hasta hoy”. Sin dudas, el concepto está vigente: cultivar las ciencias nos hará más civilizados siempre y cuando mantengamos, promovamos y estimulemos la ética que debe acompañar al avance científico.

Además de ser un niño prodigio y un catedrático brillante, Houssay tuvo el privilegio de una educación exquisita y de poder dedicarse a la ciencia desde su puesto docente en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Buenos Aires. También tuvo la visión de que, basada sólo en una situación personal de holgura y genio como la suya, no podía sistematizarse el progreso de la ciencia ya que otros, con probables capacidades de contribución, no gozaban de las mismas oportunidades. Es por eso que llevó adelante la creación del Conicet, institución que hoy cuenta con aproximadamente 17.000 personas dedicadas a la ciencia, entre investigadores, becarios y personal de apoyo. Estos trabajadores no dependen de la holgura económica de sus familias sino que reciben un estipendio o sueldo de parte del Estado que les permite dedicarse, en forma completa, a la creación de conocimientos, haciendo de la investigación científica un medio de vida.

Es por eso que el personal del Conicet se debe más que nunca al resto de la sociedad que, con sus impuestos, financia indirectamente toda la actividad científica. Algo que Houssay no vislumbró en su época es el agregado de que esta ciencia “que nos hace más civilizados” llegara en forma directa y casi inmediata a la sociedad, impactando en una mejora de la vida cotidiana. Hoy, con mucha frecuencia y desde distintos medios, se escucha que la ciencia debe ser aplicada y dirigida hacia algo “útil”. Es notorio que este discurso se haya hecho tan popular ya que de haberse aplicado en forma tajante como política en la época de Houssay, muy probablemente, éste no hubiese recibido el Nobel. También es notorio que la aplicabilidad de sus tareas no sea requerida de los artistas, y no imaginamos a Pavarotti cantando jingles publicitarios.

De alguna forma, no hay aplicabilidad de la ciencia sin ciencia básica, y la ciencia no puede dividirse en básica y aplicada sino calificada por su calidad. No toda la ciencia básica dará frutos transferibles en un tiempo finito, pero sin ciencia básica la posibilidad de aplicar conocimientos valiosos es entre baja y nula. El sistema científico sabe que invierte en muchas cosas que no serán aplicables; no obstante, el conocimiento sólo puede sostenerse en estado dinámico. Sólo los científicos bien formados podrán comprender los avances de última generación que se hacen aquí o en otros países, entender su valor y su aplicabilidad más allá de opiniones o propagandas muchas veces sesgadas. Una buena analogía a la disyuntiva entre ciencia básica y aplicada sería la de un pescador: si tira la línea, tal vez pesque, tal vez, no, pero si no la tira es seguro que no pescará nada.

Por último, en este Día del Investigador Científico, es bueno recordar a otros grandes como Einstein, quien dijo: “No entiendes algo hasta que no seas capaz de explicárselo a tu abuela”, y es importante que los que ejercemos esta actividad nos esforcemos cotidianamente y con mucho ímpetu para comprender y hacer entender nuestra tarea. Aunque la ciencia tiene un carácter universal que trasciende los límites geográficos, saludamos especialmente a los 1000 agentes del Conicet Santa Fe que participan a diario en la vida de nuestra ciudad. A todos ellos, feliz día.

(*) Directora y Vicedirector del Centro Científico Tecnológico Conicet Santa Fe-.

CONICET SANTA FE / EL LITORAL

Un homenaje al Dr. Bernardo Houssay

No toda la ciencia básica dará frutos transferibles en un tiempo finito, pero sin ciencia básica la posibilidad de aplicar conocimientos valiosos es entre baja y nula.

El Dr. Bernardo Houssay tuvo la visión de que no podía sistematizarse el progreso de la ciencia basada en una situación personal de genio y holgura. Por eso que llevó adelante la creación del Conicet, que hoy cuenta con aproximadamente 17.000 personas dedicadas a la ciencia, que no dependen de la holgura económica de sus familias sino que hacen de la investigación científica un medio de vida. Foto: Archivo El Litoral

“El adelanto de las ciencias en un país es el índice más seguro de su civilización. Si queremos ser bien civilizados, y serlo cada vez más, debemos cultivar las ciencias mucho más que hasta hoy”.