Preludio de tango

Juanita Larrauri, “la piba de mano a mano”

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Manuel Adet

Admito que como cantante de tango nunca la había tomado en serio. Hasta que la escuché cantar y entones descubrí que no sólo era buena sino una de las mejores voces del tango. Sus biógrafos coinciden en destacar la calidad de su voz, su afinamiento perfecto y su talento interpretativo. Todos se lamentan que la política la haya alejado del tango, de una carrera profesional que para 1940 se perfilaba como una de las más exitosas. Ella eligió otra cosa, decidió comprometerse con el peronismo y poner allí toda su pasión. De esa decisión cada uno puede tener la opinión que mejor le parezca, lo que está fuera de discusión es que fue sincera.

Para Juanita Larrauri el peronismo no fue una anécdota, una pasión del momento, una moda de la época. Su entrega a la causa fue generosa y definitiva. Evita le encomendó organizar la rama femenina del peronismo y en 1952 fue la primera senadora mujer en nuestra historia. El mandato era hasta 1958, pero el 16 de septiembre de 1955, los militares derrocaron a Perón.

Después fue una militante de la resistencia y a juzgar por las opiniones que Perón tenía de ella, alguna importancia política debe de haber tenido, a juzgar por las ponderaciones que él tenía de ella y que han trascendido a través de sus cartas. En noviembre de 1972, Juanita viajó en el charter que trajo a Perón a la Argentina después de dieciocho años de proscripciones. Allí compartió pasaje con muchos, entre otros con los cantores Hugo del Carril y Oscar Alonso.

Con sus inspiraciones y sus desbordes, sus modales y sus desplantes, su temperamento y sus exaltaciones, Larrauri fue algo así como un modelo, un paradigma de mujer peronista. Muchos la conocieron como dirigente política y en más de un caso se manifestaba sorprendido por sus antecedentes artísticos. Es así como la política devoró a la cantante o, por lo menos la eclipsó durante muchos años. Sin embargo, quienes la conocieron, quienes la frecuentaron durante toda la vida afirmaban que el rasgo decisivo de su personalidad era su idiosincrasia tanguera, una manera de hablar, de moverse, de entender la vida, que provenía más del tango que del peronismo.

La primera vez que la escuché cantar fue hace más de veinte años gracias a una grabación pirata que me pasó un amigo. Se trataba del tango compuesto por ella y Ernesto “Titi” Rossi. Se llama “La piba de mano a mano”. Es la respuesta que la heroína del tango de Celedonio Flores le da a su noviecito. El tango puede pertenecer al género de la comedia o la caricatura, pero más allá de las tipificaciones, está muy bien escrito, es divertido, ingenioso, pero por sobre todas las cosas, Juanita Larrauri lo interpreta maravillosamente bien. “La piba de mano a mano” es uno de los temas que integra el disco grabado “Canto para mi pueblo”. Acompañada de guitarras o por orquesta, Juanita interpreta temas como “Julián”, “El ciruja”, “Anoche”, entre otros. Para esa fecha tenía más de sesenta años, pero su voz seguía siendo la de siempre, es decir, excelente.

La acompaña en esos años “Titi” Rossi, un bandoneonista que en algún momento estuvo con Eduardo Rovira y fue arreglador de las orquestas de Francisco Rotundo y Edgardo Donato. Rossi trascendió como compositor a través de temas livianos como “Azúcar, pimienta y sal” o “Así bailaban mis abuelos”. También pertenecen a su inspiración temas como “Muñeca de once”, “No me hablen de ella” o “Bien bohemio”.

Juanita Larrauri nació en el barrio porteño de Floresta el 12 de marzo de 1910. A los veinte años debutó en Radio Nacional conocida después como Radio Belgrano. Larrauri fue por sobre todas las cosas una cantante de radio, de la formidable radio de la década del treinta. Es así como después de su performance en Radio Nacional, al año siguiente participó en los programas de Radio Mayo y Radio Rivadavia. Lo hacía acompañada de guitarras y en el caso que nos ocupa, las templadas por Humberto Carretero y Marcos Pedretti.

En 1934 está con la orquesta de Alberto Gambino y en 1935 es la artista de Radio Prieto, acompañada por músicos de la talla de Minotto Di Cicco y Francisco Tropoli. En 1936 entra a Radio del Pueblo. Lo hace por la puerta grande. Radio del Pueblo en esos años disponía de una audiencia masiva y popular. Sus radioteatros hacen lagrimear a jóvenes y viejas, a hombres y mujeres. Es el mismo público que ahora disfruta de los tangos interpretados por la ya popular Juanita. Son tango sentimentales, tal vez algo cursis, pero de gran recepción popular. Para ese año graba su primer disco. Lo hace con el sello Odeón. Son dos los temas que allí se registran: “Castigo” y “Sueño fue”. Después de su temporada en Radio el Pueblo, pasa a cantar en Radio Mitre. Lo hace acompañada por la orquesta de Horacio Pettorossi.

O sea que en los umbrales de la década del cuarenta, Larrauri es una de las mujeres más populares del tango, una cantante a la altura de Nelly Omar, Mercedes Simone o Ada Falcón. Sin embargo, cuando se inicia la década del cuarenta ella decide dejar su carrera artística para comprometerse con el peronismo. No fue la única cantante que se identificó con el general Perón, pero fue la única que dejó su carrera artística para volcarse de lleno a la política.

Hugo del Carril, Héctor Mauré, Oscar Alonso, Alberto Castillo, Jorge Vidal, por citar algunos de los más conocidos, grabaron himnos y marchitas en alabanza al nuevo movimiento político, pero todos siguieron cantando. Tita Merello, Nelly Omar, Mercedes Simone, también se identificaron con el peronismo, pero Juanita a diferencia de todas ellas y ellos, lisa y llanamente abandonó los escenarios. Y su exclusivo y apasionado testimonio musical a la causa peronista, fue la grabación del tema “Evita capitana”.

Abandonó los escenarios y los micrófonos, pero alguna relación íntima mantenía con el tango porque en 1949 se casó con el pianista Francisco Rotundo, uno de las grandes orquestas de los cuarenta y los cincuenta, la orquesta que contó con cantores de la calidad de Floreal Ruiz, Enrique Campos, Julio Sosa y ese sugestivo y exquisito cantante que fue Alfredo del Río. Como su esposa, Rotundo era peronista y a partir de 1955 sufrió las humillaciones de la censura y las persecuciones.

Juanita Larrauri en 1973 fue otra vez elegida senadora y otra vez su mandato no lo pudo concluir porque el 24 de marzo de 1976 los militares interrumpieron el proceso institucional. “La piba de mano a mano” murió el 21 de febrero de 1990.