Un año después, el corazón del bravo coronel dijo basta

El 2 de junio del año pasado Omar Giménez confesaba todos los secretos de la guerra de Malvinas y eligió a Nosotros. Participó de la batalla final de Monte Longdon. “Cuando volví, parecía un delincuente”, fue el título de aquella nota.

TEXTO. ENRIQUE CRUZ (H). FOTO. LUIS CETRARO.

 

Creo en las casualidades pero mucho más en las causalidades. La última y única entrevista que el coronel Omar Giménez concedió para hablar de Malvinas, se publicó en la revista Nosotros hace exactamente un año. Fue el sábado 2 de junio de 2012. El coronel Omar Giménez falleció el viernes de la semana pasada. Combatió en Malvinas, en la durísima batalla de Monte Longdon a pocas horas de la rendición. Nunca quiso hablar del tema Malvinas, hasta que eligió El Litoral y tuve el gratísimo honor de entrevistarlo para escucharlo decir cosas que, como él mismo confesó, nunca había dicho de aquella guerra. “Cuando volví parecía un delincuente”, fue el título de aquel largo y, para quien esto escribe, inolvidable reportaje. El coronel Giménez confesaba por ese entonces que su salud estaba algo deteriorada. Le quedaba un año más de vida. Vaya a saber si lo palpitaba o no, pero entendió que ese era el momento justo para contar todo.

Y así lo hizo, quebrándose en varias ocasiones, con lágrimas en los ojos durante toda la entrevista, haciendo largos y sentidos silencios cuando hablaba de sus soldados, de sus héroes que allí quedaron y jamás volvieron.

El coronel Giménez era jefe del Regimiento Mecanizado número 7 de La Plata y el 14 de abril ya estaba en Malvinas ocupando su puesto de combate, el que mantuvo en pie hasta el final de la guerra cuando fue tomado prisionero por los ingleses. Una vez retirado del ejército y ya radicado definitivamente en Santa Fe, estuvo en algunos de los gobiernos democráticos ocupando cargos en el área Seguridad.

Aquella entrevista al coronel Giménez en la revista Nosotros fue muy comentada. Con documentación y recuerdos muy vivos de lo que había ocurrido hacía 30 años, narró con elocuencia los durísimos momentos vividos en las islas. Aquí reproducimos algunos párrafos.

- “Yo era militar de carrera e ir a Malvinas me llenó de orgullo, a pesar de que se trataba de una misión difícil. Sabía que estábamos por recuperar un terreno nuestro, pero la oportunidad no era la adecuada. La operación Rosario, por la cual se hizo el desembarco e izamiento del pabellón argentino el 2 de abril, fue perfecta. Hasta el héroe, que fue el capitán de corbeta Pedro Giachino, muere sin producirle bajas al enemigo. Se hizo tan bien y tan limpia que pensé que se iba a hacer como se debía: ocupar y negociar. Las consecuencias fueron que la logística había previsto de 4 a 5.000 hombres, pero al final fuimos entre 8 y 9.000 hombres, por lo que -a mediados de mayo- empezamos a tener una sola comida diaria. En la guerra no se podían hacer malabares: estábamos a la intemperie, con mucho frío y no había forma de llevarla caliente; eso afectó a todos”.

- “Con mi familia me comuniqué una sola vez, a fines de abril. En ese momento hablé con mi madre, que estaba en Santa Fe, pero no lo pude hacer con mi señora. Escribía cartas, como los soldados, y llegaron todas. Las que ella me escribió, incluso estando prisionero, también me llegaron”.

- “El soldado Cisneros registró en su diario personal que desde el 1º hasta el 20 de mayo mi posición sufrió 104 alertas roja de ataques de aviones y 25 alertas gris de ataques de barcos. Se producían a cualquier hora del día, a veces se concretaban y a veces no. Lo realizaban con total libertad y eso me hizo sentir impotente; nos afectó muchísimo”.

- “Después de 30 años, voy a decir en qué condiciones combatí: yo sufrí principio de congelamiento en los dos pies y consta en mi legajo personal, estuve casi 60 días en mi posición y adelgacé más de 12 kilos. Todos los que estuvimos en la primera línea de combate comíamos lo mismo que los soldados, no había otra cosa. Soy católico, llevaba el Cristo en mi bolsillo izquierdo, y en tres o cuatro oportunidades estuve muy cerca de recibir impacto directo. Me salvé porque no era la hora”.

- “Soportamos desde el 8 de junio y durante cuatro días, ataques realizados en cualquier oportunidad y discreción por la libertad de los ingleses. Combatimos cuerpo a cuerpo y hasta hicimos contraataques. Yo mismo lo hice desde mi posición para contener la penetración. Y realmente dejamos la posición cuando ellos tenían superioridad. Puedo afirmar y reiterar, como un reconocimiento a quienes combatieron, que el combate de Monte Longdon fue el más importante de esa defensa y una digna derrota”.

- “Luego de la rendición, parte de mi Regimiento se embarcó al continente y yo me quedé en la isla. Hasta ese momento, todos estábamos con el armamento y caminábamos por Puerto Argentino, al igual que los ingleses. Pero por una cuestión de caballeros no nos tiramos. Después nos llevaron a unas cámaras abandonadas de un frigorífico como 20 días. La pasé bien, estaba seco; los ingleses se portaron dentro de lo que establece la convención y éramos prisioneros de guerra”.

- “...Nos trasladaron a Trelew y de allí a Buenos Aires. Parecía que éramos delincuentes cuando llegamos, estábamos en el proceso de desmalvinización, me prohibieron regresar a la unidad, me dijeron que no era conveniente y nos pidieron que fuéramos a descansar. La verdad es que yo volví mal, mi estado anímico no era el adecuado, me hice atender en Santa Fe, me prohibieron el cigarrillo que es el causante de mi problema actual de salud y acá me enteré de mi relevo. Se creyó que podíamos ser una amenaza porque hubo muchos oficiales y suboficiales que volvieron con estados emocionales muy fuertes”.

- “Es un orgullo y un honor haber sido el jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 en los combates por la recuperación. Por eso expreso mi reconocimiento permanente para el personal que lo integró, para los heridos y -muy especialmente- para nuestros muertos, héroes que yacen en el cementerio de Darwin”.

El coronel Giménez nació en San Cristóbal, ciudad en la que hizo estudios primarios y secundarios. Luego inició la carrera militar, egresando en 1958 del Colegio Militar de la Nación con el grado de subteniente de infantería. Pasó por todos los roles de combate, egresó de la Escuela Superior de Guerra como Oficial de Estado Mayor y, una vez retirado, fue secretario de Seguridad de la provincia.

Falleció el viernes 24 de mayo a la madrugada. Hoy, un año después de aquella entrevista, es un orgullo personal recordarlo de esta manera. Fue un héroe de Malvinas. Que descanse en paz.

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El coronel Omar Giménez mostrándole a Nosotros los planos que conservó de aquella guerra.

Con documentación y recuerdos muy vivos de lo que había ocurrido hacía 30 años, narró con elocuencia los durísimos momentos vividos en las islas.