Fue ayer... y hoy

Prensa y política... a través del tiempo

Teresa Sandoz

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Los diarios eran expresión de facciones políticas y se caracterizaban por su subido tono crítico. La caricatura, infaltable, se volvió mordaz y la sátira un arma temible. Foto: Archivo El Litoral

 

Según una investigación de Ernesto Quesada, hacia 1877, circulaban en Argentina 148 periódicos, lo que arrojaba una proporción de uno cada 15.700 habitantes; con ese promedio, la Argentina ocupaba el ¡cuarto lugar! en el mundo, escalando al 3º puesto en 1882. “Que dirán los futuros historiadores argentinos cuando estudien nuestra época y sepan cuán poderosa y multiplicada era nuestra prensa”, se preguntaba el autor (1). Los diarios en su mayoría eran expresión de facciones políticas y se caracterizaban por su subido tono crítico. Es que la prensa política de fines del siglo XIX y comienzos del XX “era el principal medio a través del cual cada facción o partido político de relevancia lanzaba sus ideas, combatía al adversario y se defendía de los ataques de la oposición. Este tipo de prensa es hoy un fenómeno extinguido habiendo sido gradualmente reemplazada desde los primeros años del siglo XX por una prensa independiente, que como muestra de su objetividad se proclama “apolítica” y cuya principal fuente de financiación es la de los avisos publicitarios” (2).

¿Y qué era la prensa política? Estaba compuesta por un pequeño número del caudal enorme de periódicos que circulaban en el Buenos Aires de fin del siglo XIX, concentrada en Buenos Aires, que por sus “objetivo, estilo y contenidos era un híbrido en transición entre el panfleto político y el diario de las capitales europeas y las grandes ciudades norteamericanas o en comparación con la actual prensa moderna” (3).

Damos un ejemplo: durante la década del ‘80 la principal arma del roquismo fue su periódico titulado La Tribuna Nacional y rebautizado Tribuna, en 1891; el periódico roquista no sólo buscaba “construir una deseada imagen de cambio... sino también estaba encargado de instruir al público sobre la naturaleza de la nueva era comenzada y de sus amplias implicancias” (4). Esta campaña se repetiría durante tres décadas. Desde sus columnas, predicaba cuáles eran los valores a defender en la nueva era y qué y quiénes representaban una amenaza. Hay unas palabras de Julio A. Roca que son aleccionadoras cuando dice: “Ud. sabe que este pueblo se gobierna y tiraniza con los diarios”. Juan B. Alberdi había expresado mucho tiempo antes: “Hablar de la prensa es hablar de política, del gobierno, de la vida misma de la República Argentina, pues la prensa es su expresión, su agente, su órgano” (5).

Antes del roquismo

Habían pasado muchas décadas desde la aparición de la Gazeta de Buenos Aires por inspiración del secretario de la Primera Junta, Mariano Moreno, el 7 de junio de 1810, que representa el verdadero nacimiento de la prensa política argentina. Antes habían circulado “gacetas” o papeles impresos de origen europeo que difundían clandestinamente las nuevas ideas libertarias. El mismo Manuel Belgrano desde su Correo de Comercio hacía conocer las que aparecían en el campo económico.

En una revista que apareció en 1982, anticipando la vuelta a la democracia llamada Formación Política para la Democracia y que dirigía Emiliana López Saavedra, el Nº 15 estuvo destinado a “El periodismo político” donde se exponen diferentes factores que dieron origen a dicho periodismo; por un lado el perfeccionamiento de las artes de impresión y por el otro, la aparición de nuevas corrientes políticas que aspiraban a la conquista de la opinión pública. Las tendencias, facciones, luego partidos políticos organizados recurrieron al periodismo para “difundir su ideario, defender una posición, atacar al adversario, sostener o combatir una candidatura o un proyecto. Se trata de la llamada prensa partidista” (6).

Esta prensa protagonizó verdaderos “enfrentamientos bélicos” especialmente en la crisis de 1820, las guerras civiles y la época de Rosas, donde disminuyó el número de periódicos y apareciendo la prensa opositora clandestina. Es bueno aclarar que también había periódicos de tipo comercial o cultural como La Gaceta Mercantil o La Gaceta Argentina.

Periodismo a partir de 1850

Los progresos técnicos inician una nueva etapa en el periodismo. Después de la organización nacional, la introducción de las primeras prensas a vapor y luego de las rotativas, linotipos, agencias noticiosas y el telégrafo hacen surgir el gran periodismo, que siguió siendo, en gran medida, político y partidista. Los políticos y hombres de Estado de las diferentes tendencias consideraron al periodismo como un arma política más. Fueron periodistas o emplearon la prensa para defender sus posiciones, Bartolomé Mitre, Adolfo Alsina, Nicolás Avellaneda, Julio A. Roca, Eduardo Wilde, José María Estrada, José Hernández y Domingo F. Sarmiento, entre los más destacados; de este último se dice que al preguntársele sobre sus inclinaciones periodísticas respondió: “¿Yo periodista? ¡A mucha honra!...”.

Otra anécdota interesante que muestra la vocación periodística del político porteño es la referida a Bartolomé Mitre que en 1869 escribe a su amigo W. Paunero: “... Me hago decididamente impresor; haré un remate de mis muebles de lujo y parte de mis libros, con algunos cuadros y curiosidades... y con esto pagaré mis acciones en la empresa y quedaré a flote”. Así, vendiendo parte de sus propiedades Mitre daba nacimiento al diario La Nación. Para editar el nuevo diario se creó una sociedad anónima de varias personalidades y el propio Mitre, que posteriormente fue adquiriendo todo el capital. Editado en su propia imprenta lanzó su primer ejemplar con una tirada de 1.000 ejemplares, el martes 4 de enero de 1870.

Durante la presidencia de Sarmiento, se multiplicaron los diarios y publicaciones de todo tipo; en 1867 apareció La Capital de Rosario (en Santa Fe entre 1847-49 cuando se hablaba de “proto-provincias” se publicó “El voto santafesino”). En 1869, surgió La Prensa y en 1870, como se dijo, La Nación. Esta etapa es la del surgimiento de los grandes diarios que luego se consolidaron como empresas periodísticas, aunque en sus comienzos se identificaron con las luchas de tendencias.

Los diarios, expresión de facciones políticas, se caracterizaban habitualmente, por su subido tono crítico. La caricatura (infaltable) se volvió mordaz y la sátira un arma temible. El mismo Sarmiento fue el centro de las más duras críticas; en ese sentido La Nación fue un medio opositor a la política oficial. El sanjuanino solía contestar las críticas desde El Nacional.

Fue un periódico semanal, independiente y de “punzante ironía” el que más se cebó con Sarmiento; apareció en 1863 y se llamó El Mosquito; a partir de 1868 el caricaturista francés Enrique Stein entró como redactor gráfico y terminó siendo propietario de la publicación; amigo y seguidor de Mitre, se ensañó particularmente con Sarmiento; un contemporáneo lo definió muy bien: “Lamentablemente la prensa se alimenta de chicana y polémica absurda y personal”. El Mosquito “no perdonaba a nadie y se burlaba de todos. Mitre, Avellaneda, Vélez Sarsfield, Roca, Juárez Celman y muchos más eran blanco de sus dardos. Pero sin duda, ‘el loco Sarmiento’ era el más castigado” (7). Entre 1863 y 1893 se publicaron 790 números de El Mosquito (8). Hubo otras publicaciones o revistas satíricas en Buenos Aires como El Trueno, El Diablo en Buenos Aires, La Bruja o Don Quijote, Antón Pirulero (1875-76), algunas de existencia corta o anual. Pero como El Mosquito, ninguno; sus chanzas no se detenían ante personaje alguno, empezando por el presidente de la República, pero cuando Sarmiento murió, en 1888, le rindió sentido homenaje.

El periodismo del interior

El periodismo se difundió no sólo en Buenos Aires; siempre existió en el interior e incluso en las que mencionamos como “proto-provincias” (antes de la organización nacional) manteniendo periodismo y política una estrecha relación. Las ideas, debates y proyectos reflejados en las publicaciones trataron de ir conformando en la masa lectora una opinión pública que convalidara proyectos de organización en las futuras provincias, disgregadas y enfrentadas.

El gran desafío de los redactores políticos era el de poder integrarlas en un esquema común ya que muchos de los que tuvieron publicaciones o escribían en ellas, desempeñaban o aspiraban a desempeñar cargos públicos; el caso más emblemático fue el del mismo Sarmiento, que desde San Juan, a través del periódico El Zonda dirigido por él mismo, fustigó permanentemente la política de Rosas (1838).

El 7 de agosto de 1918, aparece El Litoral en la provincia de Santa Fe, fundado por Salvador Caputto y al que pronto se sumaría Pedro Vittori y “desde un ideario liberal, democrático y progresista se propuso como una tribuna para hacer oír nuevas voces, un espacio de debate público y de iniciativas comprometidas con la región”. (9)

Nace en una época difícil; en lo internacional culminaba la Primera Gran Guerra; el país era gobernado por el presidente Hipólito Yrigoyen y en la provincia, el gobernador Dr. Rodolfo B. Lehamnn debía afrontar una crítica situación económica, lo que aparejaba un malestar social. Época también de notables creaciones como la Universidad Nacional del Litoral y de las escuelas normales mixtas de maestros rurales.

La actividad de la prensa era también muy importante en Rosario, donde siempre aparecían nuevas publicaciones, algunas de corta duración; para esta época salieron El Tribunal de Comercio, Crónica, La Acción, La Tribuna y La Tierra, entre otros periódicos de duración más efímera y cuyo principal órgano periodístico desde 1867 era La Capital, el periódico de mayor prestigio local.

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“El Mosquito” fue un periódico semanal, independiente y de punzante ironía que apareció en 1863. Sarmiento era blanco de varias de sus caricaturas.Foto: Archivo El Litoral

¿Tuvimos un Hearst criollo?

Un periodista uruguayo, exiliado, de 25 años, llamado Natalio Botana llegó a Buenos Aires y fundó el 15 de septiembre de 1913 el diario Crítica del cual se ha dicho: “Fue un diario que marcó un antes y un después en el periodismo argentino”; más todavía: “lo que fue y significó el diario Crítica no tiene parangón con nada que haya antes ni después en el periodismo local”. ¿Es exagerado? Al parecer Crítica desde sus inicios se planteó como un diario moderno y de alcance masivo; para ilustrar el objetivo principal de su fundador, debajo del logo del diario se escribió una frase atribuida a Sócrates que decía: “Dios me puso sobre nuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto”. Y fue así: para muchos Crítica fue el nacimiento del periodismo sensacionalista y no sólo revolucionó la forma y estilo del periodismo gráfico sino que promovió una nueva forma de relación con los lectores y en la construcción de la opinión pública. Con una edición inicial de 5.000 ejemplares (8 páginas tamaño sábana) -tirada pequeña comparada con los grandes diarios de la época: La Prensa sacaba 160.000 ejemplares; La Nación, 100.000 y La Razón 80.000-; pasa en 1922 a vender 75.000 ejemplares y se convierte, hacia los años 30 en la mayor empresa periodística del país. Como dice Sanguinetti: “Inicia otro concepto de las crónicas criminales y deportivas. Logra la tirada más alta de ningún diario argentino hasta hoy, casi un millón de ejemplares. Irrita y conmueve. Explota el sensacionalismo y el escándalo. Es odiado y temido”. “Botana reúne a los talentos no oficiales y los lanza a escribir o dibujar en un estilo desenfadado y eficiente. Cuenta con los hermanos González Tuñón, Jorge L. Borges, Carlos de la Púa, Luis Cané, Conrado Nalé Roxlo, Roberto Arlt...” (10).

Corolario. Los anónimos auxiliares de la prensa

En 1867, por primera vez se escuchó vocear el nombre de un diario: La República, cuyo director Manuel Bilbao ideó aquella forma de venta directa y que por su éxito fue adaptada por otros diarios, creándose así una fuente de trabajo. Hasta esa fecha, los diarios llegaban a su destino por suscripción, a través del correo o se los compraba en la misma imprenta. Bilbao no quiso depender de los suscriptores y el diario empezó a venderse en la calle, y más barato; el éxito fue notable y rápidamente imitado por colegas. Lentamente, se fueron instalando puestos callejeros o fijos y apareció la figura del “canillita”, muchachos y niños, algunos, de pantalón corto y canillas al aire; un nuevo personaje se incorporaba al paisaje porteño... y al país...

1- Halperín Donghi, Tulio, “La presidencia de Sarmiento” Historia visual de la Argentina. Cap. 64.

2-3-4- Alonso Paula “En la primavera de la historia. El discurso político del Roquismo de la década del ‘80 a través de su prensa”. Boletín de Historia argentina y americana Dr. E. Ravignani Nº 15.1997.

5- Letteri, A. “Alberdi y la reforma constitucional”.

6- Ribas, G. “El periodismo político”.

7- Halperín Donghi, T, “La presidencia de Sarmiento”.

8- En la citada publicación de Ribas G. “El humor político” se habla de 1.580 números editados en los 30 años pero en alguna época apareció como diario.

9- Alaniz, Rogelio, “1910-1920 El Litoral una voz nueva y transformadora” en “Nuestro siglo” Publicación especial-1999 El Litoral.

10- Sanguinetti, Horacio “La Democracia ficta” 1930-1938. Edic La Bastilla, pág. 137.

 

Después de la organización nacional, la introducción de las primeras prensas a vapor y luego de las rotativas, linotipos, agencias noticiosas y el telégrafo hacen surgir el gran periodismo, que siguió siendo, en gran medida, político y partidista.