Consejos de una psicóloga, especialista en nuevas tecnologías

Cyberbullying: cuando el acoso dura las 24 horas

  • El hostigamiento entre pares no se presenta sólo en las escuelas, sino que continúa en las redes sociales. El chico o adolescente se siente agobiado en forma constante. Una integrante del Equipo de Bullying Cero Argentina convoca a padres y docentes a involucrarse.
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Exclusión. “Un curso de 25 adolescentes tiene un grupo de Facebook y a uno de ellos, los compañeros no lo dejan entrar. Esa exclusión, que se da mucho, genera violencia solapada, que es la más perniciosa”, advierte Vanesa Aiello Rocha. Foto: Pablo Aguirre

 

Mariela Goy

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El cyberbullying es una manifestación del bullying (conducta de hostigamiento reiterada en el tiempo entre pares) que se expresa a través de las nuevas tecnologías: computadoras, teléfonos inteligentes, netbooks, tablets. El acoso se presenta bajo la forma de burla, difamación, intimidación o amenaza constante a un compañero mediante las redes sociales, whatsapp, mensajes de texto, mails.

“El grave problema es que hoy, a través de la tecnología, el acoso sigue en la casa. El chico hostigado en la escuela, llega a su hogar, prende la computadora o el teléfono celular, y sigue siendo objeto de bullying cibernético durante las 24 horas, los siete días de la semana”, advierte la licenciada en Psicología Vanesa Aiello Rocha, especialista en Educación y Nuevas Tecnologías por Flacso.

“El chico no tiene un descanso, un alivio. Y eso es lo que hace que se sienta agobiado y acosado constantemente, lo cual va creando daños irreparables en él”, explica la psicóloga del Equipo Bullying Cero Argentina, cuyos profesionales estuvieron recientemente en la ciudad, invitados por la Municipalidad de Santa Fe, para disertar sobre esta problemática.

—¿El cyberbullying es un fenómeno nuevo?

—El bullying no; pero el hostigamiento a través de las redes sociales -cyberbullying- sí es un fenómeno relativamente nuevo, que tiene ciertas características que lo diferencian del bullying que antes veíamos en las escuelas o a la salida de clases. Antes, un chico sufría hostigamiento verbal o físico en el patio o en la puerta del colegio, pero llegaba a su casa y se terminaba la cuestión. La diferencia y el grave problema que tenemos hoy es que, a través de la tecnología, el acoso sigue en su casa, las 24 horas, los siete días de la semana.

—¿Qué tipos de acoso se dan a través de las redes sociales?

—Uno es por lo que se dice: un chico postea algo sobre otro en Internet. Puede ser un chisme, un insulto, una foto que tiende a que alguien haga el ridículo. Por ejemplo, toman la foto de un chancho y le ponen el nombre de un compañero, lo taguean en Facebook y se empieza a difundir. La otra forma es a través de videos de un chico pegándole a otro que graban con los celulares y lo suben a Internet. Facebook y Twitter son los medios donde más se da el cyberbullying, pero también se usa MySpace. Por eso, los mismos sitios de Internet empiezan a generar opciones para dar más seguridad, reciben denuncias de un material agresivo o de índole inapropiada para la edad, y lo bloquean. Antes, tenías que esperar la orden de un juez.

—¿Qué impacto tiene el cyberbullying en el chico o adolescente que es acosado?

—Nosotros tratamos de no hablar de víctima o victimario, porque todos son víctimas, incluidos los compañeros que leen los muros de Facebook. Todos sufren, y el que hostiga también sufre quizá en otro ámbito. Los planes antiguos decían que había que acompañar a la persona hostigada, pero hoy sabemos que hay que trabajar con todos los compañeros. En cuanto a las consecuencias, los chicos que padecen bullying sienten una disminución de la autoestima y culpa, piensan que algo malo habrán hecho, se preguntan qué es lo hicieron para ser elegidos. Sabemos que no hay distinción de raza, sexo, poder económico o condición física, para ser objeto de hostigamiento, sino que cualquiera puede ser víctima.

Adultos, a involucrarse

—¿Qué es lo que pueden hacer los padres y docentes ante este fenómeno?

—Lo que nosotros recibimos constantemente es que los padres y docentes no pueden hacer nada. Por lo tanto, el mensaje que les transmiten a los chicos es que los adultos, no podemos hacer nada. Eso tiene consecuencias devastadoras sobre ellos, porque no hay peor cosa para un chico que sentir y pensar falsamente que nadie lo puede ayudar. Ellos piensan: “Me dicen que cuente lo que me pasa, pero después, nadie me ayuda”. Por eso, el trabajo comienza por capacitar a los docentes y a los padres para que tengan herramientas sobre cómo actuar ante una situación de inmediato; por ejemplo, entrar al Facebook y hacer una denuncia. O cómo generar perfiles más seguros para los chicos pero no sólo por el cyberbullying, sino también para enseñarles a discriminar qué corresponde al espacio público y qué al privado. Porque la inmediatez de la tecnología hace que se pierda el registro de los derechos y obligaciones que todos tenemos en tanto ciudadanos del mundo virtual.

—¿En qué aspectos los docentes y padres necesitan capacitación?

—Hoy se trabaja para que los docentes tengan herramientas frente a una situación de bullying. Porque lo primero que pasa ante una situación de este tipo es que se asustan, se paralizan y no saben qué hacer. Ahí se nos arruinan las posibilidades de diálogo, los chicos empiezan a quedarse callados y no hacen ninguna denuncia. Entonces, capacitar a los docentes para saber entrever qué es lo que está pasando y tener algunos lineamientos.

A los padres, les decimos que si su hijo venía usando la computadora o el teléfono todo el tiempo y deja de usarlos de un momento para el otro, es el semáforo que indica que algo pasa. Hay que capacitarlos para que tengan ciertos indicadores, estén alertas y no tengan miedo. Ellos sienten que la brecha digital es grande, pero los expertos en seguridad informática les decimos a los padres: “Ustedes, como padres, son los que saben de la vida, pueden explicarles a los chicos de conductas, pueden educarlos en valores y en ciudadanía digital”.

Canales de diálogo

—Hay quienes recomiendan a los padres revisar el perfil e incluso tener las claves de las redes sociales de los chicos para ejercer un control. ¿Qué opina al respecto?

—Los padres tienen que aprovechar las situaciones -sea a nivel preventivo o cuando algo ocurre- para generar canales de diálogo con los chicos, en vez de ponerse en un modo restrictivo o controlador, prohibiéndoles usar la computadora o el teléfono. Eso no sirve porque los chicos pueden decir: “Yo utilizo la computadora para estudiar y no para estar en Facebook”. Entonces, hay que capacitar a los padres para que aprendan sobre el uso de estas redes sociales, con los chicos, que aprendan juntos cómo comportarse en el cybermundo. Lo otro, reitero, es generar canales de diálogo porque cuando el padre siente que no sabe nada, lo primero que hace es autoexcluirse. Y eso no sirve de nada.

12

por ciento

de los chicos dice haber sido víctima grave de cyberbullying, según cifras mundiales. “Son 12 de cada 100 chicos”, sostiene el Equipo de Bullying Cero Argentina.

Entre

11 y 15

años

se da la eclosión del bullying. Pero cada vez se registran casos de chicos de menor edad, incluso de 2º grado.

Encender alarmas

—Si un padre ve que su hijo ya no usa la computadora o no quiere ir a la escuela, ¿qué debe hacer?

—Lo primero que tiene que hacer un padre cuando ve que al hijo le bajan las notas en el colegio, que no usa tanto la computadora, que hay un trastorno en el sueño y en las comidas, que está deprimido y no quiere ir a la escuela, es hablar con el chico. Luego de detectado el problema del cyberbullying, establecer una denuncia para que Facebook quite las fotos en las que el chico se siente avergonzado. Una vez que ha hecho esto, puede contactarse con la escuela. Necesitamos más gente comprometida: que los docentes, los padres, los funcionarios se involucren todos para trabajar mancomunadamente contra el cyberbullying.