Con el Coro de la Universidad Nacional de Rosario

Francisco Maragno en plenitud

  • A los 84 años de edad, el maestro sigue en plena actividad. Dirigió en Rosario “Réquiem en Do menor”, de Cherubini.
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El maestro Maragno y su reflexión permanente sobre el arte y la cultura. Foto: Flavio Raina

 

De la redacción de El Litoral

Dialogar con Francisco Maragno es una experiencia intransferible. Creador del Coro Polifónico Provincial hace varias décadas y ya jubilado continúa creando incesantemente, llevando sus saberes y sus condiciones de maestro por -en este caso- rutas hacia el sur.

Por momentos y tras una breve pregunta, la charla se transforma en un monólogo tan vital y creativo como quien lo formula. Con la reflexión permanente, Maragno trata de recordar y poner en valor las cosas que le han sucedido en el transcurso de los años y este resumen de cuentas al final “se hace complejo por lo que resulta inevitable que nos encontremos ante un cúmulo de experiencias de toda índole, por lo que debemos tomar la precaución de separar minuciosamente cada cosa y cada caso”.

Prefiere limitarse en este pequeño “racconto” a comentar algunos aspectos que tienen que ver con el arte y la cultura que, debe entenderse, no han sido motivaciones exclusivas pero sí han ocupado un lugar preponderante en su cotidiano vivir.

“Estoy tentado de hacer una digresión, en realidad varias, en relación con cómo yo entiendo la actividad artística y su influencia en la vida humana en el transcurso del tiempo: los equívocos que se suscitan en torno a la tradición y a la posteridad por ejemplo, pero trataré de centrar estas palabras en un hecho que dio lugar al motivo principal de este relato y que sin duda tiene una proyección paradigmática”.

Valioso rescate

Maragno recuerda a El Litoral que hacia mediados de 2012, buscando algún material en su biblioteca de partituras, se encontró con una totalmente olvidada: se trataba del “Réquiem en Do menor”, de Luigi Cherubini. “Me di cuenta de inmediato de que nunca lo habíamos presentado; verdaderamente, un relegamiento inexplicable.

“Durante las décadas del ‘60, ‘70, ‘80 y ‘90 en que me tocó dirigir al Coro Polifónico Provincial, de común acuerdo con muchos directores orquestales como por ejemplo Olgerst Bistevins, Washington Castro, Juan Carlos Zorzi, Jorge Rotter, Simón Blech, Guillermo Bonet Muller, y otros dimos a conocer en la ciudad de Santa Fe, y en otras de la provincia, una gran cantidad de obras sinfónico corales, con orquesta barroca y clásica que correspondía a oratorios, misas, cantatas, óperas, que conformaron un elenco repertorial verdaderamente impresionante. A esta experiencia se agregó también el Coro Polifónico de la Universidad Nacional de Rosario del que me hice cargo en 1985 y que dirijo en la actualidad”.

Destaca especialmente que al toparse con la partitura de Cherubini, “primero fue la sorpresa y a continuación la desazón por la injusticia que comportaba el olvido. De modo que se lo comenté a los integrantes del Coro de la UNR y contemporáneamente a las personas con las que tenía una vinculación profesional y a las que podía interesarles el tema: el Prof. Daniel Cozzi, la directora de la Escuela Universitaria de Música, Prof. Liliana Chernigoy y al maestro Fernando Ciraolo quienes de inmediato manifestaron su interés y apoyo a la posibilidad de implementar su ejecución”.

La gran tarea

Maragno y su gente comenzaron a ensayar la obra con el Coro Universitario a mediados de 2012, pero por las consabidas trabas burocráticas que siempre aparecen, la presentación del Réquiem no se pudo concretar. Insistieron durante 2013 y finalmente, “con el decidido empeño del Sr. Horacio Ríos, secretario de Cultura de la Municipalidad de Rosario, el concierto pudo llevarse a cabo”.

“Claro que no fue una tarea menor. Hubo que conformar una orquesta sinfónica tal como lo requería el orgánico de la obra, la cual fue puesta a mi disposición y con la cual, junto con el Coro Polifónico de la UNR, interpretamos la obra de Cherubini en la Sala del ECU (Espacio Cultural Universitario) que se encuentra bajo la dirección de la Prof. Marta Varela, el 17 de noviembre”.

La obra tuvo -puntualiza Maragno- una repercusión extraordinaria. “La audiencia la escuchó con recogimiento y emoción y justificó ampliamente el esfuerzo demandado a la vez que confirmó la apreciación que Beethoven hizo de esta obra. Él mismo quiso que fuera ejecutada en sus funerales, deseo que se cumplió. Cabe agregar que Beethoven consideraba a Cherubini como el más importante compositor vivo y Robert Schumann definió a este Réquiem como sin igual en el mundo”.

Las obras valiosas

Finalmente, el maestro Maragno se interroga sobre el porqué se dan estas situaciones de relegamiento y olvido y además, las dificultades muchas veces difíciles de superar para proceder al rescate de obras maestras o, al menos, valiosas. “¿Dónde está la falla que hace que el mecanismo de la memoria histórica no funcione correctamente? Está claro que esto no concierne solamente al arte y a la cultura, sino a los hechos históricos que involucran personas, obras políticas y filosofías de las que no podemos obtener ninguna certeza ya que la interpretación arbitraria, interesada o el rechazo infundado es la norma”.

“Sería muy interesante que tantos burócratas que permanecen inmutables en un esquema retórico que se repite constantemente pudieran ser removidos y en su lugar instalar estructuras institucionales dirigidas por personas apasionadas y capaces, empeñadas en el rescate de la verdad histórica”.