Volver a foja cero

Ante un escenario de creciente violencia social, se hace necesario volver a plantear soluciones a los problemas de fondo, aunque la inflación y la delincuencia reclaman políticas urgentes.

Federico Aguer

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La ola de linchamientos a delincuentes de las últimas semanas desnudan un estado de irritación e impotencia ciudadana que se respira en las calles del país.

La total indefensión frente a la delincuencia impune no es un invento de los medios de comunicación, sino de un Estado que juega el peligroso papel de víctima de las corporaciones, sin asumir la responsabilidad política de frenar el delito en todos sus frentes.

Se podrán debatir los logros y retrocesos de una década de gestión, pero lo que es indiscutible es la innecesaria imposición de la crispación, la intolerancia, el maniqueísmo, la persecución a la libertad de prensa, provocando una brecha que divide otra vez a los argentinos en “ustedes” y “nosotros”. Como contrapartida, sobrevuela la anomia social, el sálvese quien pueda, el cortoplacismo, la desconfianza y la falta de solidaridad.

Adversarios políticos en 2008, Moyano y Buzzi se sentaron en la misma mesa en la conferencia de prensa el día del paro nacional. Momo Venegas también respaldó la decisión de alinear a la UATRE detrás de la medida de protesta. SRA mostró un tibio apoyo y CONINAGRO prefirió el silencio. CARSFE, en tanto se manifestó clamando por mayor seguridad en el campo.

El campo sigue en penitencia desde el 2008, y el costo de este capricho lo sigue pagando el país entero, al dejar de percibir las divisas del trigo, la carne o la leche que dejamos de vender al mundo, que mira atónito el odio imperante en un país rico en recursos naturales y humanos que poco hace para revertir la pobreza estructural.

Está claro que para que esta espiral no siga creciendo, es necesario fomentar la participación cívica apostando al diálogo, entender los argumentos de los demás, abrir la cabeza y el corazón; volver a foja cero.

Dentro de este marco, el margen de acción sigue siendo enorme. La sinergia demostrada en el operativo entre la Provincia y la Nación en Rosario podría transformarse en un punto de partida para demostrar que se puede.