Sin piedad

Lo asesinan de un tiro para robarle su moto

  • La víctima es un joven de 29 años. Dos delincuentes lo interceptaron cuando circulaba por Espora al 4200. Un disparo a quemarropa terminó con su vida.
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Peritos e investigadores de la Unidad Regional I, junto a funcionarios judiciales, examinan la escena del crimen.

Foto: El Litoral

 

Danilo Chiapello

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A Esteban Toffolini (29) lo esperaban anoche en el departamento que la familia tiene en el barrio Las Flores.

El motivo de la reunión era más que convocante: festejar todos juntos el cumpleaños número 63 del jefe de familia, Jorge.

Pero Esteban jamás llegó a la celebración.

En su lugar apareció un policía el que, tras confirmar las identidades, lanzó la bomba: “Esteban fue asaltado. Le pegaron un tiro y falleció”.

Todo lo que siguió a partir de entonces fue una escalada de angustia y dolor, tratando de buscar alguna respuesta en medio de la nada.

Joven ejemplar

Esteban era un esforzado muchacho que pasaba gran parte del día fuera de su casa, dedicado al trabajo y al estudio.

Por la mañana se desempeñaba como empleado en las oficinas de Extensión Universitaria (de la UNL) y por la tarde concurría al Instituto Superior Nº 12, donde cursaba la carrera de Archivística.

Justamente anoche Esteban había terminado de asistir a clases cuando partió rumbo a Las Flores para celebrar el cumpleaños de su padre.

Nunca supo que aquel viaje sería el último.

Tenían un “cañón”

En momentos que circulaba por Espora al 4200, casi esquina con Gaboto, Esteban fue interceptado por dos sujetos.

Uno de los malvivientes estaba armado con una poderosa pistola, calibre 11.25. Un arma de guerra que carga tremendos proyectiles cuya acción, como en este caso, es letal.

—¿Cómo es que semejante arma estaba en poder de estos rufianes? La respuesta corre por cuenta de cada lector.

Al momento del atraco el infortunado estaba sentado sobre su rodado y llevaba además colgando sobre su pecho una mochila en donde guardaba sus cuadernos de estudio.

Sin más los ladrones encañonaron a Esteban que, se cree, intentó defender su moto.

Fue entonces cuando los estampidos de dos disparos retumbaron en medio de la noche.

Es de hacer notar el “viaje” que realizó uno de los proyectiles, que da una clara idea del poder del arma de fuego utilizada.

Uno de los balazos impactó en la muñeca de Esteban y la atravesó. El plomo siguió y pegó contra la mochila. Atravesó también los cuadernos de estudio y finalmente llegó hasta el cuerpo de Esteban, en la zona del abdomen.

Fue una ejecución lisa y llana.

Cometido el criminal acto sus autores escaparon a bordo de la moto de la víctima.

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Tiempos felices. Esteban junto a sus amigos disfrutando una jornada al aire libre

Foto:Gentileza familia Toffolini

Parecía una bomba

“Yo escuché dos detonaciones tremendas”, dijo hoy un vecino del lugar. “Fue tan fuerte el estruendo que pensé que era una bomba.

“Abro la puerta y veo a este muchacho que venía caminando de manera vacilante por la calle, hasta que cayó cerca de la vereda.

“Junto a otros vecinos llamamos al 911. Al rato llegó la policía y allí nos enteramos que el muchacho ya estaba muerto”, relató.

Dolor infinito

“La sensación que tenemos es de asfixia. Esto es algo que te quita el aire, te saca hasta las ganas de vivir”, dijeron Nilda Brotto y Jorge Toffolini, los padres de Esteban.

En medio de la mayor desazón Jorge esbozó una explicación. “Yo le recomendaba a Esteban que tenga cuidado, que la situación era peligrosa. Ahora, como padre de un chico fallecido tengo que decir el mismo mensaje pero para todos. Pongan cuidado. Hoy es mi hijo, pero mañana le puede tocar a cualquiera.

Si miramos hacia adelante la verdad es que no sabemos cómo seguir. La muerte de un hijo te quita las ganas de todo”, sentenciaron.

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“Esto es algo que asfixia. Te quedás sin aire y sin ganas de vivir”, dijeron hoy Nilda y Jorge Toffolini, los padres del muchacho. Foto: Danilo Chiapello