Mirada desde el sur

Policía y maldita policía

Raúl Emilio Acosta

La votación dividida en Diputados sobre la leva de policías, sumando al servicio a inconclusos (cadetes) y retirados, pone en circulación un tema de fondo: la Policía. Allá por diciembre de 2013 algo se quebró para siempre y sin restauración: la relación de las policías con los gobiernos. Debemos pensar en un reemplazo del pacto. El que existía terminó.

Las policías son en el brazo armado “ejecutor” de las políticas del Poder Ejecutivo. Éste debe respetar leyes, instituciones, constituciones. No votamos policías, como quería Tocqueville. Fue, es y será un error. Los legisladores legislan, la Justicia decide quién es bueno y quién es malo, el Ejecutivo ordena y la Policía resuelve, ejecuta, lo que ese Poder Ejecutivo ordena. Votamos a un gobernador para que mande, ÉL, nótese las mayúsculas, ÉL manda a la policía. Está claro que no votamos ministros. Ningún ministro tiene el aval del pueblo. El gobernador si. Hay complicaciones. El lío se arma porque, de modo indirecto, votamos jueces, defensores y fiscales y estos -los fiscales- también mandarán a la Policía.

En diciembre de 2013, primero en Córdoba, después en Buenos Aires -provincia- y en varias provincias más, entre ellas Santa Fe, la Policía, con la pistola encima de la mesa, exigió aumento de sueldo. Cristina miró para otro lado. Sucedía en la otra Argentina, no en la de su monarquía de baja intensidad.

Algo se quebró para siempre. La confianza, la relación. Una de las razones del crecimiento del “miedo urbano” es que no se confía en la Policía y, de hecho, desde ese momento se empezó a confiar menos. Ganan sueldos miserables. La queja era lícita, el procedimiento equivocado. La forma de reclamar mejoras no es la misma para una fuerza piramidal que para un gremio horizontal. Tan simple como eso. Hay más, apareció otro tema que aún no está resuelto, un tema prohibido: el gremio de policías, la agremiación policial. El sindicato de la cana.

En la provincia de Santa Fe, de modo lateral, casi se diría que por el pasillito del fondo, se votaron delegados. Los delegados que se votaron son los que eran mencionados, promocionados o directamente relacionados con la asociación declarada fuera de la ley: Apropol.

Todo se complica. Ahora están apareciendo a la luz -la Justicia las está pidiendo- las filmaciones de los policías que puteaban, de las mujeres de los policías que puteaban, allá en diciembre. Grandes insultos a las autoridades legalmente constituidas. ¿Con todo eso qué van a hacer? ¿Juzgar a los revoltosos, juzgar a los que estuvieron fuera de la ley? ¿Está resuelto este tema? No señor, no está resuelto. ¿Está resuelto por paritarias póngale las comillas que quiera-? ¿Está resuelto por paritarias el aumento de los policías? La relación policía, delito, seguridad, ¿cuál es? ¿Cada cuántos policías hay un delito? ¿Con cuántos policías hay menos delitos? ¿Cuáles son las zonas menos conflictivas? ¿Las que tienen más cana o las que tienen menos cana? ¿Más custodia o menos custodia? ¿Más luz o menos luz? ¿Más pavimentos, más escuelas, más laburo? ¿Alguien hace esas estadísticas?, ¿las conocemos? ¿Había estadísticas y estudios sobre estos indicadores o los mencionan ahora que les explotó el siglo XXI?

Los concejales que deben ocuparse de alumbrado, barrido y limpieza están ocupándose unos en “queremos que haya canas en las escuelas”; otros, “queremos que haya más laburo”; están ocupándose -todos- de cuestiones que la sociedad pide, que a lo mejor no se las pide a los concejales, pero las pide y los concejales las ven porque están caminando la ciudad. La Policía, ¿está caminando la ciudad? La Policía, ¿está informando lo que pasa? ¿Ve lo que pasa la Policía? ¿Qué estadísticas lleva la Policía?

Se dice que la Policía muy poco puede prevenir. Pero si no puede prevenir y tampoco puede encontrar a los culpables, ¡socorro! En Rosario se han llegado a solicitar 1.200 mil doscientos policías para un partido de fútbol. Se insiste: 1.200 policías para un partido de fútbol. Con pago extra. En la ciudad de Santa Fe un partido fue más caro: costó un ministro. En la región San Lorenzo, zona de puertos, hay extras de 24 horas por 24 para cuidar a los camioneros, a los que igual les ponen una faca, a los que igual le acercan una “chichi”, a los que igual asaltan.

La Policía, tal como era, ¿es la que nos contiene? ¿Nos contiene la Policía? La de mañana, ¿cómo será? Esta policía, que estaba acostumbrada a la timba, a robar la pizza, a robar la nafta, a sacar la coima del quinielero, a llevar las prostitutas una vez por mes al calabozo, a cerrar los ojos con los after y puti clubs, esta Policía, que estaba acostumbrada a eso, ¿puede con los émulos de Escobar Gaviria? ¿Sí? Vamos, soy un periodista demasiado veterano. Bromas no. Miedo urbano. Narco-sociedad. Corrupción estructural. Esta Policía es ITS para el siglo XXI

Cadetes inexpertos (2.000) y veteranos gordos, dispépsicos, diabéticos, hipertensos y caprichosos. Unos 500. Una “noticia de tapa”. No mejora la relación policía versus sociedad.

No son éstas las respuestas sobre el miedo urbano, la sociedad narco y la corrupción estructural.