Opinión de especialistas

Nivel inicial: la importancia del juego y la expresión corporal

  • Jugar es central para la constitución de la subjetividad de los niños. La expresión corporal les aporta la posibilidad de expresar emociones. Y la literatura bien elegida permite formar lectores desde pequeños.
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El juego de “construcciones” supone un ponerse de acuerdo con otros, conversar, poder discutir cuando hay opiniones distintas y llegar a un acuerdo. Fotos: Archivo / Guillermo Di Salvatore

 

MARIELA GOY

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¿Qué se pone “en juego” cuándo los niños “juegan”? ¿Cuál es la importancia de la expresión corporal a edades tempranas? ¿Qué aporta la literatura en el jardín de infantes? Los interrogantes fueron respondidos por especialistas que estuvieron recientemente en la ciudad para formar a maestras jardineras de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. Fue en el marco del primer Encuentro de Educación Inicial de la Región Centro organizado por el gobierno nacional.

A través de la expresión corporal se busca transmitir al niño distintas formas de manifestar ideas y emociones con movimientos del cuerpo. “No es para formar bailarines, sino para otorgarles a los chicos la posibilidad de conectarse con su cuerpo, de poder ‘decir algo' con él, de darles el material expresivo para poder exteriorizar en el movimiento una sensación interna”, definió Perla Jaritonsky, especialista en expresión corporal y psicóloga social.

La experta sostuvo que “se trata de uno de los primeros lenguajes de comunicación con el mundo externo y por eso es fundamental incluirlo en el jardín de infantes. El niño se mueve para demostrar motrizmente lo que puede hacer, según las edades”, aseguró.

A través de la expresión corporal, se trabajan las emociones. “No es moverse por moverse sino que el propósito fundamental es sondear en la emoción, la creatividad, el vínculo con uno y con los demás”, dijo.

Según consideró Jaritonsky, en general hay poca formación docente sobre este lenguaje y hasta “resistencia” por parte de algunas maestras a incluir la expresión corporal en sus salitas. “Sucede que ellas también deben moverse y esto dependerá de la mochila que cada una cargue. Puede ser que haya docentes que tengan más habilidades, otras menos, pero el rol requiere transmitir la expresión corporal a los niños”.

“Los chicos tienen que salir del nivel inicial habiéndose conectado con su cuerpo, con las sensaciones y la emoción. La expresión corporal le permite al niño la posibilidad de ‘bailar sus propias danzas', sin necesidad de ser un artista, sino como una persona habilitada para poder expresarse corporalmente”, subrayó.

Jugar es un derecho

“Jugar es central para la constitución de la subjetividad de los niños. Cobra mucha importancia respetar ese derecho; y el jardín tiene un espacio muy importante que cubrir con relación al juego”, sostuvo Ana Malajovich, profesora en Jardín de Infantes y en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires, docente de Didáctica de Nivel Inicial en la UBA y autora de numerosas publicaciones.

Según describió, hay tres tipos de juegos que son centrales: “Uno es el juego dramático, o sea, el que permite que los chicos recreen aspectos de la realidad pero transformada. Otro es el de construcciones, que supone la acción sobre los objetos para construir otra cosa. Y el tercer tipo es el juego con reglas, donde entran los tradicionales y los de mesa”.

Cada clase de juego aporta aspectos esenciales para el crecimiento de los chicos. Para la profesora, el juego dramático es “fundamental” porque supone el desarrollo del pensamiento y del lenguaje. “Los chicos van construyendo su propio guión y van asumiendo distintos roles en función de sus deseos. La teatralización es otra cosa, porque tiene un guión previo”, diferenció.

En tanto, el de “construcciones” otorga la posibilidad de idear algo para poder jugar después. Supone un ponerse de acuerdo con otros, conversar, poder discutir cuando hay opiniones distintas y llegar a un acuerdo.

El juego de reglas, en tanto, implica el conocimiento de ciertos requerimientos. “Conocer por ejemplo, la serie numérica para las cartas y los dados o poder establecer diferencias entre elementos para armar rompecabezas. O los juegos de grupo que requieren esperar el turno y urdir determinadas estrategias para poder ganarle al otro”, remarcó Malajovich, para quien los tres tipos de juegos deberían estar incluidos en el jardín de infantes, ya que favorecen el desarrollo de habilidades intelectuales, sociales y físicas.

 
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Perla Jaritonsky

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Ana Malajovich

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Adriana Bello

Formar lectores desde pequeños

  • La profesora Adriana Bello, especialista en literatura para el nivel inicial, sostuvo que no hace falta que el niño sepa leer y escribir para empezar a formarlos como lectores desde el jardín de infantes. “La concepción del lector es empezar a obtener significado de los textos, aunque esos pequeños no decodifiquen letras ni lean convencionalmente. Lo mismo con la escritura: incentivar al niño a producir textos aunque no sepa escribir”, sostuvo.

Bello manifestó que lo primordial es contar con “buena” literatura infantil, con libros “desafiantes” y no sólo “pasatistas”. A su entender, “el mercado editorial produce mucho y a veces cuesta seleccionar literatura con una belleza compleja que apueste a la posibilidad de que el niño, aún siendo chiquito, descubra los planteos difíciles que un autor le propone”.

La experta dijo que la literatura fue siempre una asignatura estable en los jardines de infantes y que está instalada como forma de vinculación con las familias. “No hay práctica social más común que un papá, una mamá o un abuelo leyendo un cuento a un niño. Continuar con esa práctica y constituir al jardín en una comunidad de lectores, es imprescindible para no quejarnos después de que los adolescentes no leen”, opinó.

Bello abogó por empezar a fomentar desde chiquitos el amor por la lectura, por abrir las fronteras del jardín de infantes a las familias, por articular con las bibliotecas públicas cercanas. “Es muy poderosa la lectura y más cuando el libro es complejo y requiere de niños atentos que discutan con el otro, que le hagan preguntas al texto o necesiten de relecturas”, remarcó.