El preferido de Cristina

Kicillof en el centro de la escena

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Uno de los argentinos que respaldó a Kicillof a las puertas del despacho de Pollack en NYC. Su entusiasmo ignora que se cerraron 125 frigoríficos en la “década ganada”. Foto: EFE

 

De la redacción de El Litoral

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“Si vos generás inflación, si tenés déficit fiscal y estás en default, lo que hacés es destruir la Argentina productiva”, disparó la Elisa Carrió. Fiel a su estilo, comparó a Cristina con Galtieri; “quiere la guerra” en su fin de ciclo, disparó.

Orlando Ferreres estima que el desempleo tras el efecto buitre trepará por encima de los dos dígitos a 10,5 %. Con menos trabajo y salarios depreciados, el menor consumo es el caldo de cultivo de la oposición; pero gracias a su embestida contra Griesa y los buitres, Cristina ha mejorado en las encuestas, incluso a despecho de sus funcionarios más moderados, al menos en comparación con el ministro de Economía.

El jefe de Gabinete Jorge Capitanich, el presidente del Banco Central Juan Carlos Fábrega y el secretario Legal y Técnico de presidencia, Carlos Zanini, habrían urdido las maniobras para que la banca privada busque un arreglo con los holdouts; la presidente lo rechazó y respaldó la confrontación franca impulsada por Kicillof. “La inflación, la recesión y el desempleo se originan en errores evitables de un gobierno con miopía de futuro”, criticó Ernesto Sanz. El presidente de la UCR es otro de los que le apunta al ministro y pone en duda su capacidad técnica.

Sin embargo el ministro de Economía es una esperanza a la épica del relato. El desafío de la presidente es trasladarle popularidad a un hombre que a su vez tiene alto nivel de resistencia en la consideración pública más allá del respaldo de los fieles. Y que está jugando a todo o nada con la economía argentina.

La eventual demanda contra los Estados Unidos en La Haya y en foros internacionales no carecerá de fundamentos atendibles; pero supondrá enojos internacionales en un marco de escasez de dólares para la Argentina. Justo cuando la soja baja su cotización y estrangula el indispensable flujo de divisas para un país que los necesita.