Mirada desde el sur

El nieto salvador

Para el análisis periodístico hay cuestiones inconvenientes. Las cuestiones de género, las de discriminación positiva, las del Inadi. Todas las minorías han crecido y piden lo mínimo. Igualdad. Podrían pedir más. Han cambiado los conceptos con los que se vive y los destinos de las sociedades. Estamos en medio de una sociedad que no abandonó vicios de esclavitud y servidumbre.

Una sociedad que viene lenta en acomodarse conserva restos de injusticias manifiestas. Al luchar contra esas diferencias odiosas e injustas las minorías se llevan puesto al sentido común. Por eso aconsejan, periodísticamente, no meterse. Se batalla a su favor o nada. Cuestiones inconvenientes. Una palabra que se dice fuera de texto y el contexto convierte un saludo en una señal pecaminosa. El pecado, la culpa de nuestra arquitectura social, maneja buena parte de las sociedades judeocristianas. Aquí estamos.

Hablar de nietos recuperados puede ser inconveniente. Es, sin embargo, uno de los temas que necesita un par de ubicaciones.

El banco de datos genéticos se definió como institución de la democracia en la década del '80. Fines del alfonsinismo. La sociedad necesitaba restañar heridas.

El trabajo de Raúl Alfonsín sobre los DD.HH es tan grande, tan sólido, que no hay relato que lo pueda esconder ni dejar de lado ni minimizar.

Es después de su osadía contra militares en territorio con armas y soldados (esto es: con poder real) que la Argentina toma un rumbo diferente.

Sobre el poder militar alguna vez se reconocerá la fecha exacta de cuándo perdió soldados y presupuesto y se convirtió en decadente. Con fortuna para el futuro. El futuro es hoy.

Es sobre un ejército devaluado, minimizado en la década del ‘90, que NK ordena que bajen un cuadro. Un símbolo. Todo en el kirchnerismo es simbólico. Algunos aún no entienden este lenguaje. Quejarse del relato es quejarse de la narración y no es posible. Sólo admite suplencias, cambios. En todo caso deberíamos saber: el peronismo es un relato. Es Perón quien construye uno propio y uno para consumo general. Nada ha cambiado. Ni siquiera la ausencia de discernimiento. Sin conocer a Scherazade, el relato que ayuda a vivir no es tema de análisis. Algunos se enojan con la palabra ”engaño”, sin advertir que todo relato es un engaño consentido.

Volvamos a Alfonsín; si estudiamos su mensaje encontraremos el único (relato) que intentó suplantar la narrativa peronista, su épica, su saga. Alguna vez -es promesa firme- escribiré algunas pocas líneas para el gran complot. El radicalismo matando su posibilidad de trascendencia. Es el radicalismo el que degüella a Alfonsín. Prometo ahondar.

Menem es la adecuación del peronismo a los mandatos universales del '80.

Sin otro relato y en manos de un cobarde, Álvarez, y de un enfermo, De la Rúa, el país vuelve a sus fuentes. Peronismo. Con ese cuento andamos.

El grupo Kirchner, un peronismo originalmente sesgado, agregó dos elementos importantes. Sumó la restitución del poder en el Ejecutivo unipersonal. El peronismo es así. Uno que manda. No hay peronismo parlamentario. Nunca existió, excepto en disidencia y cisma. El movimiento sigue su marcha, más allá de los disidentes y los cismáticos. Los que suponen que el Parlamento es un destino del peronismo deberían cambiar medicación.

El otro elemento que agregó es el retorno de los grupos “para-izquierdistas” y la novela setentista. En rigor, dureza cincuentista (agio y especulación, vigilancia de exportaciones, Parlamento pasivo, amigo/enemigo) y ditirambos setentistas.

Es necesaria esta introducción para llegar a la cuestión inconveniente

Es Kirchner, el kirchnerismo, el que ante la puerta abierta del mundo insistió: todas las minorías pueden reclamar y alcanzar la igualdad.

Nunca, pese a que pocos lo recuerdan, la recuperación de nietos tuvo indulto, cierre, perdón. Nada. Siempre estuvo vigente. Ese reclamo venía de la historia y nadie lo tachó. Kirchner lo re-significó.

También es cierto que la exposición ayuda. Es esa exposición mediática la que trae el tema una y otra vez. Así para siempre. Con todo en superficie no hay olvido ni oscuridad, no hay equívocos. Eso es bueno. “Las comunicaciones abrieron el mundo”.

El nieto de la señora de Carlotto, un hombre hecho y derecho que frisa los 40 años, es el material ideal para un ensayo de trabajo sobre MdeC -Medios de Comunicación- y sus jerarquizaciones.

Ni judíos ni palestinos (un tema que debería afligirnos) ni fondos buitres y default, incumplimientos y chapucerías, mentiras y videos... Nada. Ni pudor por Boudou presidiendo un Senado donde todos lo rechazan. Nada. Cero inflación, minga de recesión. Sobre el 6 de agosto, ni Hiroshima ni Marilyn.

Un día los medios de comunicación de la Argentina centraron su prioridad en el tema nietos. En sustancia sobre la esperanza de superar un horror.

Padres guerrilleros que fueron capturados por un ejército descendido al infierno y que allí los mató, derivando esos hijos a cualquier lado, ocultándolos, disimulando tamaña locura. Mataban a los padres y repartían los hijos, a los que es evidente no quisieron matar. Algo se los impidió. No pudieron. Hay un poquito de dios bueno en mitad de la locura.

CFK y los suyos creen que el nieto 114 salvó al gobierno de cuestiones donde ha fracasado. Se equivocan. El nieto salva la esperanza del encuentro. A Cristina no la salva una ronda de nietos. Los MdeC festejaron al nieto. Mañana seguirán contando los números del fracaso K.

Raúl Emilio Acosta