Se repone de una lesión de cadera...

Ávila, “Maestro” del gol

  • Hoy vive en barrio Candioti, uno de los artilleros más recordados que tuvo Unión, quien debió irse a Colombia luego de aquel histórico partido con Quilmes en 1949.
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Julio Ávila junto a Ángel Malvicino, hace ocho años, cuando Unión le tributó un merecido homenaje a uno de sus grandes próceres futboleros.

Foto: Flavio Raina

 

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

En más de siete décadas de militancia de Unión en los registros de la Afa, el cordobés natural de Dean Funes, Julio Enrique Ávila, se erigió en un fantástico delantero central y en la mejor figura del profesionalismo en esa posición en los campeonatos de ascenso.

Durante poco más de tres años (1948-1949 y 1955) disputó 92 partidos, anotando 58 tantos, quedando en el corazón de los hinchas unionistas por su alta calidad técnica. Cuando se retiró de la práctica activa del fútbol, incursionó en la dirección técnica dirigiendo tanto a Unión como Colón y a conjuntos del interior.

El ‘Maestro‘ Ávila vive actualmente con su hija en el barrio Candioti, desde hace tres décadas, donde en su domicilio se está reponiendo de una caída que le provocó una lesión en su cadera.

Notables goleadores

Para jerarquizar su categoría, debe citarse que desde 1940 vistieron la

rojiblanca, en esa posición, futbolistas de varios estilos y de diversa jerarquía como el temperamental Carlos Verga, el implacable Ricardo Ballesteros, el “Pescador” Juan Carlos Bruzzone, el bonaerense Fulvio Condoleo, el rosarino Raúl Micci, el impetuoso Juan Carlos Frutos, el hábil cordobés Juan Carlos Sánchez, el mendocino Benito Valencia, la calidad de Leopoldo Jacinto Luque, el oportunista Marcelo Ruffini, el entrerriano José Luis Marzo, entre otros.

Gran conquista

Cuando se produjo el éxodo de futbolistas argentinos en 1949 a Colombia y Europa, Ávila había sido suspendido por cinco años con motivo de los serios incidentes frente a Quilmes (agresión al árbitro Máximo Aguirre) y junto a Ubaldo Luengo, se fueron a Colombia entidad rebelde, (no afiliada a Fifa) y jugaron en el Deportivo Caldas —había salido penúltimo en los dos certámenes anteriores— y en una sorprendente actuación se coronaron campeones, siendo el primero del interior del país cafetero; superando por dos unidades a Millonarios, con sus fulgurantes estrellas.

La mejor actuación personal de Ávila fue en el Deportivo Caldas en el torneo de 1950, convirtiendo 24 goles en 22 partidos, quedando en la historia del club como una verdadera estrella y recordado en forma permanente por el público.

En el “Ballet azul”

Debido a la desaparición del Deportivo Caldas, Ávila fue tentado y se incorporó en 1952 a Millonarios, que se convirtió en el mejor equipo del mundo, derrotando a los más poderosos conjuntos de Europa y de Sudamérica.

Los azules o “Los Embajadores” fueron campeones en 1952, 1953 y 1954, mostrando un notable poderío futbolístico, provocando que Barcelona y Real Madrid se disputasen el pase de Alfredo Di Stéfano, finalmente lo acordó River Plate con la institución de la capital española.

El regreso

Cuando se normalizó la situación institucional del fútbol de Colombia y cumplida la sanción disciplinaria de la Afa, volvió a Unión logrando el subcampeonato en 1955, integrando un equipo inolvidable para los simpatizantes rojiblancos.

En aquel entonces Unión realizó una notable campaña, aunque en la etapa final disminuyó su rendimiento, posibilitando que el campeón fuese Argentinos Juniors. El conjunto santafesino, de magnífica labor en la competencia de Primera “B”, alistaba a Néstor Leandro Nanzer; Julio Di Santo y José Carmelo Prestifilippo (capitán); Ricardo Karaba, Ricardo Blas Bosich y Miguel Angel Mieres; Osvaldo Marzábal, Luis Reyes Díaz (Teodoro Maidana), Julio Enrique Ávila, Hugo Fermín Rivero y Omar Ludueña.

Lo descubrió Sapino...

El “Maestro” Julio Enrique Ávila, fue descubierto por un verdadero personaje del siglo XX del departamento Castellanos, Hilario Juan Sapino, nacido el 29 de diciembre de 1918 en Humberto Primo, quien luego de cumplir el servicio militar en la Armada, se radicó en Lehmann, convirtiéndose en exitoso empresario lácteo (fabricante de quesos).

Luego se erigió en dirigente del Club Moreno de Lehmann, llegando a ser presidente comunal por el PDP en 1958 cuando el 23 de febrero fue electo presidente de la Nación, el desarrollista Arturo Frondizi. Tras el golpe militar en 1962, donde fue destituido el ex futbolista de Almagro, las autoridades de facto lo confirmaron a Sapino como interventor del ejecutivo local y luego con el retorno democrático fue ratificado en el cargo por la ciudadanía de esa localidad durante cuatro periodos.

Allara, un vecino de Lehmann, lo vio jugar en los potreros y en un club de Dean Funes (Córdoba) cuando tenía 18 años y le dijo a don Hilario de las condiciones del joven delantero cordobés. En 2010 en una nota periodística para La Opinión de Rafaela, Ávila le reveló al destacado periodista Víctor Hugo Fux que “en esa época, a fines de los ‘40 era una aventura para un jovencito alejarse de la familia. Mi mamá no estaba demasiado convencida, pero además de jugar al fútbol con buen sueldo iba a tener otra posibilidad laboral estable, por eso terminó aceptando”.

En un equipo histórico, Lehmann por primera vez se adjudicó el título de la categoría superior de la Liga Rafaelina de Fútbol, siendo Ávila figura descollante del campeón.

... Y lo llevó Ulla

Ávila cumplió el servicio militar obligatorio en Diamante (Entre Ríos), donde mostraba sus excelentes condiciones y el jefe de esa unidad castrense le informó al escribano Alejandro Ulla, un ex futbolista, presidente y notable dirigente tatengue, de sus excepcionales aptitudes y lo convenció para actuar en Unión, llegando al equipo superior en 1949 donde tuvo una destacada labor en segunda división (hoy Primera B Nacional), en una recordada delantera conformada por Oscar “Guayaquil” Genín, Julio Enrique Ávila, el rosarino Raúl Micci, José Vicente Greco y Virgilio “Flaco” Acosta.