7º Festival Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes

Foto: Gentileza Agencia Córdoba Cultura-Ángela Carioni y Sebastián del Carril.

Roberto Schneider

Todos los años, en los primeros días de octubre, la ciudad de Córdoba tiene citas inexcusables con el buen arte: sus ya tradicionales festivales de teatro, que arrancaron en 1984 con el Primer Latinoamericano, siguieron luego con el Festival del Mercosur y se agregaron -ideas brillantes- los Festivales de Humor y el dedicado a los más chicos y a los adolescentes, como el que acaba de concluir la semana pasada en la Docta, organizado por la Agencia Córdoba Cultural.

Ésta fue la séptima edición de una fiesta grande para los chicos y los jóvenes. Y para nosotros -grandes- también. Espectáculos llegados de Holanda, Francia, Italia, Israel, Brasil, Colombia, Bolivia, Uruguay y Argentina (de provincias como Buenos Aires, Río Negro, San Luis, Tucumán y Córdoba)

integraron una programación que incluyó los más variados espectáculos -se realizaron 80 funciones y se recorrieron más de 6.000 kilómetros- y otras actividades paralelas que siempre se llevan a cabo durante su desarrollo. Los que han tenido la fortuna de seguir desde su inicio la evolución de este festival han comprobado su clara consolidación como uno de los encuentros de teatro más importantes del país, sobre todo por lo que significa como usina de propagación de algunas de las expresiones más auténticas de lo que se hace escénicamente en el orden nacional e internacional pensando en los chicos, no como tontos, sí como personas inteligentes.

Programación afinada, organización perfecta, atención esmerada para todos los asistentes. Y, sobre todo, la marcada preocupación por hacer de esa exhibición anual una convocatoria de amplia repercusión popular -se calculó una cifra de 13.000 espectadores en todo el territorio- donde, junto al entretenimiento y la recreación, el teatro asuma, como en los viejos tiempos de la polis griega, un sentido de reflexión cultural, de observación, análisis y catarsis sobre la propia existencia social. Ha contribuido a este fin una programación que si bien privilegia el nivel artístico y de teatralidad en sus elecciones no olvida, sin embargo, que las obras no sean indiferentes a las resonancias políticas, sociales y humanas de este convulsionado mundo que nos toca transitar.

Alta emotividad

En la primera noche del festival, todo sentimiento . El espectáculo “Vínculos” llenó la sala mayor del Teatro Real con fuertes dosis de emoción. Abuelos y nietos de Córdoba se encontraron sobre el escenario en el marco del Día Internacional del Adulto Mayor, a partir de una coproducción del Festival y de la Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de Córdoba. Con precisa y elaborada dirección de Walter Cammertoni, todos en la escena disfrutaron como grandes estrellas de un firmamento en el que los vínculos, sobre todo los amorosos, crecieron rápidamente para instalarse y contagiar los sentimientos y, por qué no, algunas lágrimas.