“El kirchnerismo es conservador”, dice el Movimiento Socialista de los Trabajadores.

Bodart, precandidato a presidente del MST

  • Afirma que las peleas del gobierno con empresarios no son más que “debates dentro del establishment”. Y explica: “Se pelean con la Mesa de Enlace pero para favorecer a pooles de siembra”.
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“En este país sobra derecha; hace falta izquierda”, resume Alejandro Bodart, legislador porteño de tonada cordobesa.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Luis Rodrigo

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En la Legislatura porteña, una de sus bancas tiene una inconfundible tonada cordobesa. Trabajó como periodista (dentro y fuera de las publicaciones partidarias) y lleva unos 20 años en Buenos Aires. Fue electo por el MST-Nueva Izquierda, una de las ramas del trotkismo en la Argentina. (En 2013, entre otras personalidades, el periodista y escritor Martín Caparrós llamó a votarlo).

Alejandro Bodart es el precandidato a presidente del Movimiento Socialista de los Trabajadores. Dice que en todo el país la clase política no debería fijarse sueldos por sobre el de un director de escuela, que -por ley- debieran sólo utilizar los hospitales públicos y enviar sus hijos a escuelas públicas, pero también que la izquierda “crece tanto por su estatura moral como por sus luchas”.

—¿Cómo se confronta desde la izquierda a un gobierno que se dice de izquierda?

—Primero: no es cierto que no haya nada a la izquierda de ellos. El kirchnerismo ha sido una gran impostura, un gran doble discurso. Surgió muy cerca de 2001 y debió ensayar un discurso que pintara de izquierda para estabilizarse... no lo habría podido hacer con discursos como los que tenían Menem o Cavallo. Había un gran cambio a nivel latinoamericano y se quisieron mimetizar con ese cambio.

—Pero muchos creyeron y creen que los K son de izquierda.

—Pero no lo son. Y nosotros lo dijimos desde el primer momento. Es una postura falsa. La izquierda no tiene nada que ver con lo que ellos han sido en el pasado, y mucho menos con lo que han hecho ahora: en derechos humanos, descolgaron el cuadro de Videla pero nombraron a Milani al frente del Ejército, tan ligado a la represión y muestran orgullosos a Berni que hace gala de su represión a los trabajadores y su discurso xenófobo. La Ley de Hidrocarburos demuestra que fue una pose vacía el discurso antiimperialista, está hecha a la medida de Chevrón y las multinacionales. Están entregando el país. De los ‘90 no tocaron casi nada. Y a YPF la tocaron, pero para su reprivatización mediante esta ley.

—¿Cómo es el kirchnernismo?

—Es conservador, más allá de su discurso. Importan sus actos: ha pagado 193 mil millones de dólares y se jacta de haberlo hecho. Nunca se animó a investigar el origen fraudulento de la deuda externa. Le han dado continuidad al modelo económico que venía de los ‘90. No es distinto de lo que le ocurre al país desde que la dictadura impuso cambios económicos que no se revirtieron luego en democracia.

—¿Qué le reprocha más?

—Ha entrado muchísimo dinero. Pudieron haber reactivado las industrias. Poner en pie la salud, la educación, pagarle a los jubilados lo que les corresponde. Hoy el 80% de ellos gana menos de 3.000 pesos. Hay un millón y medio de jóvenes que ni trabajan ni estudian. A las corporaciones se les ha permitido contaminar con la megaminería y el daño ambiental será aún mayor con el fracking.

—¿De todos los candidatos K, cuál es el que más representa al gobierno?

—Todos están corridos a la derecha y más allá de lo que se diga, el candidato del kirchnerismo es Scioli, que es tan parecido a Macri, a Massa... a los candidatos de Unem. Por eso la izquierda crece con gente que se ha desengañado del kirchnerismo, que le creyó y ahora comprueba qué son.

—¿Cómo explica la izquierda clásica las enemistades que, por derecha, logra el gobierno? ¿Por qué los repudian la Sociedad Rural o Idea...?

—Sólo hay una lucha de intereses. El kirchnerismo representa determinados intereses económicos, que están en pugna con otros. La Sociedad Rural está en pugna con la nueva oligarquía: los pooles de siembra, mucho más concentrados, que están con el gobierno nacional.

Sí, es verdad, los K se pelean con la Mesa de Enlace... pero no precisamente para hacer la reforma agraria.

Y la puja con los grandes medios, lo mismo. Se debe a que el gobierno ha creado su propio monopolio, más afín, y que compite con los monopolios preexistentes. Hay lucha de intereses, nada más. Simples debates dentro del establishment. Y sin dudas quienes van perdiendo espacio frente a otros grupos concentrados quieren recuperarlo... nada más. ¿Sabe quién está ausente?

—¿Quién?

—La gente. Nadie se pelea por defender sus intereses. Hay matices entre Macri, Massa y Scioli; ninguno pelea para darle el 82% a los jubilados ni para sacar al millón y medio de que vive en la extrema pobreza y la marginalidad. Ni para suspender pagos de la deuda, recuperar el petróleo o democratizar los medios... Los medios alternativos figuran en la ley pero en la realidad no aparecen, y ahora abren las puertas de las telefónicas.

—¿No es real entonces todo lo que se dice sobre la crispación?

—Yo lo veo en la Cámara... hacen que se pelean pero son grandes grupos de amigos. A los negocios los arreglan todos: hace falta izquierda; sobra derecha en este país. Hace falta otra mirada, que ayude a democratizar la democracia, con una idea de cambio de modernización. Con paradigmas diferentes, con participación, por eso nos llamamos MST Nueva Izquierda.

El dato

Nuevo local

Alejandro Bodart estuvo en Santa Fe para inaugurar un nuevo local partidario en San Jerónimo al 2000, junto a los referentes provinciales Alejandro “Cacho” Parlante y Jimena Sosa. En su página de Internet tituló su crónica sobre Santa Fe: “El falso socialismo de Binner aumentó la pobreza en una provincia muy rica”.