Confesó que fue amenazada

Excarcelaron a mujer por el secuestro de su pretendiente

El fallo de la Cámara Federal de La Plata confirmó el procesamiento por secuestro extorsivo doblemente agravado a dos hombres. Pero a la mujer le rebajó la acusación al papel de partícipe necesario.

DyN

La Justicia le rebajó la acusación y liberó a una joven imputada de participar del secuestro extorsivo del joven con el que salía, en el que también habrían actuado como los “delincuentes” el novio de una amiga y un cómplice. El fallo de la Cámara Federal de La Plata confirmó el procesamiento por secuestro extorsivo doblemente agravado de J.M. y R.G.V., pero rebajó al papel a partícipe necesario de F.M.R., la mujer que fue clave para que el hecho sucediera y que ahora aseguró que fue una víctima más, amenazada por los secuestradores.

El caso comenzó con un llamado, en la noche del 19 de agosto de 2014, a la DDI de Esteban Echeverría, cuando la familia de Sebastián Ariel Diegar Ferro reportó que había recibido dos llamadas diciendo que habían secuestrado al joven y le pedían 200 mil dólares para liberarlo. El joven que se había visto con una ex empleada con la que había salido tiempo atrás y se había vuelto a ver, circulaba a bordo de su camioneta Ford EcoSport cuando fue abordado por dos sujetos en las calles 9 de Julio y Zuviría de Luis Guillón.

Pagó rescate

Un rato después, desoyendo las sugerencias de la policía, el padre del joven pagó 20 mil dólares a través de la ventanilla de su vehículo hacia otro auto. Los captores huyeron sin liberar a la víctima, quien más tarde apareció caminando ilesa. Los investigadores analizaron pruebas y notaron un discurso confuso por parte de la chica que acompañaba a la víctima. Además, el joven recordó que fue la chica la que lo citó aquella noche desde un teléfono desconocido y luego le indicó ir hasta una plaza cercana y estacionar.

“A unos diez minutos de estar en el lugar, F. le dijo si quería bajar a fumar un cigarrillo y descendieron del vehículo; luego aparecieron dos sujetos masculinos, uno de ellos armado, los redujeron y obligaron a subirse al habitáculo trasero de la camioneta y luego” lo golpearon y lo retuvieron.

El muchacho dijo que notó que los delincuentes no parecían conocidos de su acompañante, y “en ningún momento se dirigieron a ella y siempre le hablaban a él, como así también fue al único que le exigieron que llamara a un familiar para pedir dinero a cambio de la liberación”. “Una vez efectuado el pago, cuando los delincuentes creyeron que los estaban siguiendo, F. habló” para sugerir que llamaran al padre de la víctima para que “no los siga más”, se indicó.

La liberación

Además, en otro momento la chica “les propuso ir a su casa y una vez allí iban a poder bajar todos como si nada hubiera pasado, motivo por el cual los delincuentes comenzaron a manejar rumbo a la casa de la madre de F., y en el recorrido le dijeron a ella que guardase el dinero obtenido por el rescate” afirmó.

Luego los delincuentes la liberaron. Éstos y otros elementos llevaron a la fiscalía federal de Lomas de Zamora a pedir la detención de la mujer -junto a los malhechores- como coautora del secuestro, algo que la Justicia avaló. La defensa de F. apeló ante la Cámara Federal de La Plata y los jueces César Álvarez y Leopoldo Schiffrin resolvieron considerarla partícipe necesaria y permitieron excarcelarla.

La mujer pidió ampliar su declaración y contó que ella fue una víctima de la situación: que “fue amenazada” por uno de los otros dos sujetos porque “se enteró que ella estaba con ese chico Sebastián, y sabía que él estaba bien económicamente”. Afirmó que el día del secuestro llegó a la casa de uno de los otros acusados a buscar una amiga pero que ahí él la interrogó sobre Sebastián, le dijo que necesitaba plata para el regalo de cumpleaños de su novia y que se quería comprar un auto.

Amenazada

Él le dijo lo que pensaba hacer, diciéndole que al joven “no le iba a hacer nada”, pero cuando ella quiso resistirse él “se enojó y le dijo que ella sabía bien quién era él y que él era capaz de matar a ella, a su mamá o a su hijo”. “Tuve miedo porque es un tipo que ya mató, que ya robó, que hace eso”, se justificó la chica; por eso citó a Sebastián y participó del secuestro mientras -dijo- “se preocupó para que no lo lastimaran cada vez que le pegaban al joven en la cabeza cuando éste contestaba con mentiras a sus interrogatorios”.

Tras ser liberada, ella fue a su casa a dormir: “No pensé en decirle nada a nadie, porque tenía y tengo miedo de que le hagan algo a mi mamá o a mi hijo. Fui a dormir con el nene y no habrá pasado ni una hora que llegó la Brigada”. Al ver a un acusado en la celda, “como no podía hablarle, le hizo señas de que cierre la boca y que no diga nada”. El dinero del secuestro nunca apareció, pero uno de los sujetos compró un auto y el otro, pintura para la casa y ropa para su hija.