Protagonismo de la negritud en el carnaval carioca

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Beija Flor. La tradicional scola, cuyo tema fue dedicado este año a la Guinea Ecuatorial, recibió una millonaria financiación del dictador Teodoro Obiang. Foto: EFE

 

por MANUEL PÉREZ BELLA

(EFE)

El Carnaval de Río de Janeiro celebró a las escuelas de samba que investigaron en sus raíces africanas e innovaron usando drones para dar un toque tecnológico a la fiesta del sambódromo.

Las referencias al continente africano fueron transversales y salpicaron a casi todas las presentaciones, en la que participaron seis escuelas de samba del Grupo Especial, la elite del carnaval carioca.

El desfile más esplendoroso, rico en cada detalle, y que arrancó de sus asientos a los 72.500 espectadores que abarrotaron el sambódromo fue el de la scola Beija-Flor, que estaba dedicado a Guinea Ecuatorial.

Beija Flor aprovechó la millonaria financiación que le brindó el gobierno del país africano y realizó un desfile grandioso, con carrozas enormes y lujosas y disfraces muy trabajados.

La escuela cumplió su palabra y no entró en polémicas dejando de lado la política despótica del actual del presidente Teodoro Obiang, que gobierna desde 1979. Sin embargo, sí aprovechó para atizar a los conquistadores europeos que explotaron la pequeña nación africana en los últimos cinco siglos.

Los conquistadores españoles, portugueses, ingleses, holandeses y franceses fueron retratados en las carrozas con rostros feroces y los ojos inyectados en sangre, que adquirían un ademán aun más peligroso al son frenético y machacón de la percusión de la escola de la ciudad de Nilópolis.

Beija Flor retrató asimismo los barcos negreros que llevaron a los guineanos esclavizados hacia el nuevo mundo, entre otros lugares, hacia Brasil.

El tema africano también centró el desfile de Imperatriz Leopoldinense, escuela que homenajeó al líder sudafricano Nelson Mandela y su lucha contra el apartheid y fue recordado por la escuela de SÆo Clemente con una alusión a Zumbi dos Palmares, uno de los líderes de un movimiento antiesclavista del Brasil del siglo XVII. Las escuelas de samba, nacidas en las favelas cariocas y con una fuerte raigambre en la cultura negra, echaron mano a la mitología africana en sus composiciones.

UniÆo da Ilha dedicó su desfile a cuestionar la dictadura de la belleza, reivindicó el atractivo de las razas negra y amerindia, frente al canon blanco importado de Europa y que en Brasil sigue siendo el predominante en cualquier concurso de belleza.

Esta escuela se sirvió de personajes de cuentos infantiles, desde el patito feo a Schreck, para defender la “belleza interior” y satirizó la esclavitud de la moda, de los gimnasios y de las cirugías estéticas que, de forma paradójica, son una norma para todas las modelos que aspiren a ser reinas del carnaval.

El sambódromo hoy tuvo un momento innovador y sorprendente con la escuela de Portela, que se atrevió a introducir en su desfiles dos elementos tecnológicos y voladores que dejaron boquiabierto a buena parte del público. Uno fue el uso de dos drones que, “disfrazados” de balones de fútbol, revolotearon constantemente sobre una de las carrozas de la escuela que estaba dedicada al deporte rey.

Antes de eso, Portela comenzó su desfile haciendo aterrizar en plena avenida Marqués de Sapucaí -como se denomina el sambódromo- a varios paracaidistas que despedían fuegos artificiales.

Esta escuela, la segunda en el orden de la noche, se centró en homenajear el 450º aniversario de la fundación de Río de Janeiro, que se celebra el próximo 1º de marzo, aunque con un toque del “surrealismo” del pintor español Salvador Dalí.

Una de las carrozas más impactantes de Portela estaba presidida por una enorme águila blanca, el símbolo de la escuela del barrio de Madureira, que de forma algo surrealista, extendía las alas y se transmutaba en la estatua del Cristo Redentor, uno de los íconos de la ciudad brasileña.