“Showroom”

Cuando el sueño se convirtió en pesadilla

Cuando el sueño se convirtió en pesadilla

Diego Peretti, en un protagónico para el recuerdo, que expone la alienación del mundo laboral en clave de comedia negra.

Foto: Magoya Films

 

Rosa Gronda

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El joven director Fernando Molnar debuta en la ficción con una tragicomedia sobre el mundo laboral, donde subsisten sus raíces documentalistas que ponen en el centro de la trama el sueño de la casa propia. Una aspiración que sigue tan vigente como inalcanzable.

La mínima historia tiene mucho de parábola, donde el jefe de familia que interpreta Diego Peretti, queda sin trabajo al cerrar la empresa de organización de eventos para la que trabaja y que -hasta el momento- le ha permitido vivir sin mayores preocupaciones. La nueva situación lo lleva rápidamente al endeudamiento, sin poder costear el alquiler de su confortable departamento ni las cuotas del club privado donde su hija juega al tenis. Un pariente rico le tiende un salvavidas y le ofrece mudarse a una modesta casita en el delta del Tigre y además le propone una nueva oportunidad laboral como vendedor en el showroom de un futuro complejo en el corazón de Palermo.

El término showroom es un barbarismo del inglés, una palabra “colada” en nuestro idioma de presente consumista y que denomina al espacio en donde el o los vendedores exponen sus novedades a los posibles compradores. En este caso, el producto vendible es un edificio de departamentos equipados con lo que parece ser el objeto de deseo de la clase media ascendente, es decir: piscina climatizada, pisos que no se astillan y -entre una interminable lista de discutibles cualidades- se subraya el “monitoreo y vigilancia permanente las 24 horas del día”.

¿Ser o tener?

Nuestro personaje -que también se llama Diego- sostiene un objetivo que paulatinamente se vuelve enfermizamente obsesivo: volver a vivir en la urbanizada capital a cualquier precio y esto se le vuelve muy caro, mientras se traslada extramuros con su mujer y su hija, quienes en un principio no dejan de manifestarle su contrariedad por la mudanza y no pierden oportunidad de hacerlo sentir culpable. Sin embargo, a medida que la cámara sale del ambiente citadino, el paisaje se vuelve amable naturaleza y los nuevos vecinos los reciben amistosamente. Lejos del cemento, una dimensión humana de los días parecen propicios para la vida comunitaria y se abre la posibilidad de disfrutar momentos que la enajenación cotidiana impide percibir. Eso parece comprender la mujer y la hija... pero en el caso del jefe de familia su obsesión lo lleva a sumergirse en un proceso involutivo que lo conduce sin pena ni gloria a una enajenada soledad.

La tragicomedia alterna entre la sonrisa y la angustia; el humor ácido descarga el peso del relato en la figura de su protagonista, un Diego Peretti, que responde con solvencia, aportando a la afilada crítica que la película realiza a las pretensiones de la clase media.

“Showroom” deconstruye la lista de muchas insostenibles aspiraciones que se muestran absurdas cuando la visión se expande más allá de los libretos repetidos en un contexto donde poseer parece más importante que ser.

El tono crítico y por momentos cáustico del film marca un constante crescendo hasta que sobre el final se torna claramente aleccionador, acentuando la moraleja de la historia, que en la extrema sencillez de su anécdota logra plantear la profundidad de un tema que nos deja pensando.

buena

SHOWROOM

  • (Argentina/2015). Dirección: Fernando Molnar. Elenco: Diego Peretti, Andrea Garrote, Roberto Catarineu y Pablo Seijo. Guión: Fernando Molnar, Sergio Bizzio y Lucía Puenzo. Fotografía: Daniel Ortega. Sonido: Martín Litmanovich. Dirección arte: Augusto Latorraca. Duración: 78 minutos. Distribuidora: Primer Plano. Se exhibe en Cinemark.