Precandidatos a diputados nacionales del Frente Progresista

González y Marcucci para llevar al Congreso el “modelo Santa Fe”

  • El federalismo reducido a valor histórico. La discriminación a provincias “en nombre de los que menos tienen”. La vuelta a los ‘90. Un escenario de supuestos modelos antagónicos.
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Mensajes. La ministra de Innovación y Cultura, María de los Angeles “Chiqui” González, y el senador por la Capital Hugo Marcucci, en la boleta de Hermes Binner. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Luis Rodrigo

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Hugo Marcucci y María de los Angeles “Chiqui” González ocupan los dos primeros lugares de la lista de precandidatos a diputados nacionales en la boleta del Frente Progresista, Cívico y Social, que forman -como socios principales- radicales y socialistas y que han acordado concurrir a las urnas con una “boleta corta”, sin candidato a presidente, para poder sostener la unidad.

Al desgrabar, el cronista descubre que la entrevista ha sido mucho más breve de lo que creía. Y que sin embargo está expuesto -una vez más- a recortar arbitrariamente al menos parte de lo mucho que se ha dicho. No se ha hablado tanto, se ha dicho mucho.

El radical, ex diputado provincial, senador provincial por La Capital, formado en el debate parlamentario, fue más por el valor argumentativo de los hechos; la socialista, ministra de Innovación y Cultura, con el respaldo de lo que ha hecho al cruzar ambas, se manifestó por el mismo valor pero, sobre todo, de los símbolos.

Tras destacar que son candidatos en la misma boleta que Hermes Binner, explican que van a llevar al Congreso de la Nación -“hoy tan devaluado, opacado por el hiperpresidencialismo” y por “legisladores que ni hablan”- lo que llaman el “modelo Santa Fe”.

—¿Cuál es su mensaje a los ciudadanos?

Hugo Marcucci. —Reivindicamos la transparencia, la honestidad de nuestros funcionarios, la trayectoria límpida de una gestión que no tiene deudas con la Justicia, a la que se respeta con acciones, porque aquí no se remueven jueces caprichosamente, y con una construcción política que es capaz de llevar a la práctica el consenso con mayorías opositoras en ambas Cámaras. Modelo Santa Fe es fortalecer la educación, que nuestros docentes hoy son los mejores pagos del país; que en jubilaciones, la Caja otorga el 82% móvil; que en salud, se ha bajado sensiblemente la mortalidad infantil...

Santa Fe debe pelear para recuperar los 30 mil millones que a la fecha se nos detraen ilegal e ilegítimamente, porque no están vigentes los pactos fiscales que los crearon y porque es un procedimiento discriminatorio y extraño al federalismo. —Casi no se habla de federalismo en la campaña...

Marcucci: —Nosotros queremos hablar del federalismo. No puede haber un país en el que el Estado Nacional tiene cada vez más recursos, muchos de ellos para otorgar subsidios en Capital Federal y la provincia de Buenos Aires y las provincias cada vez menos.

Hay políticas del gobierno nacional que nos están discriminando. En viviendas, Chaco recibió 2.000 millones, Entre Ríos 1.500 por el Plan Federal durante 2013,12 y 14, y aquí en ese período, nada. Son aspectos que queremos corregir, con visión progresista, para conjugar los derechos sociales, la equidad social y la calidad institucional

—¿Hay una matriz autoritaria del gobierno nacional en esos procederes?

“Chiqui” González: —Yo viví la dictadura. No voy a calificar de autoritario al gobierno. Lo que ocurre es que hay discrecionalidad, y que no hay un país federal. Se ha tejido una red de simpatías y aliados con el gobierno que recibe un trato distinto.

Hay toda una concepción en el gobierno nacional, que dice yo hago este reparto del dinero en las provincias en el nombre de los que menos tienen... Y dicho así parecería que sólo los gobernadores afines al gobierno tienen en sus bases a los que menos tienen. Y eso es una barbaridad, porque nadie es dueño de los votos que recibe.

—¿No hay autoritarismo en ese proceder bárbaro?

González: —Hay algo de negación del consenso y del diálogo. Si vos le llamás autoritarismo, llamálo. Yo no tomo al otro como mi enemigo. Hablamos y debatimos. En el gobierno nacional hay negación de la capacidad de saber que, siempre, el otro tiene algo de verdad.

- ... y sin embargo se repite que “la Patria es el otro”.

González: —Estas expresiones no faltan porque en un gran grupo de gente crean una auténtica emoción. No le vamos a negar (al kirchnerismo) el acierto de lo simbólico: volver al logo de YPF, en que en la asignación por hijo están los únicos privilegiados de Evita...

Marcucci: —No nos entusiasmamos con el modelo venezolano, como lo hace La Cámpora que tiene una fuerte presencia en las listas del Frente para la Victoria en Santa Fe. Pensamos en un modelo diferente, con división y autonomía de los poderes. Sin hiperconcentración del presidente, en detrimento de los demás poderes, de los órganos de control y del federalismo.

Son modelos que no garantizan derechos, sino relatos, que no se corresponden con la realidad. Se dice que la Patria es el otro pero al otro no se lo escucha, que la pobreza es del 5%, que no hay inflación... Nuestra visión es que a los derechos hay que garantizarlos y que los cambios deben ser estructurales. El empleo y la producción deben fortalecerse como políticas sociales de integración e inclusión, es lo que implica tener un trabajo digno.

González: —Tampoco podemos volver atrás, ni hacerle un guiño a los modelos más conservadores, o festejar elecciones al estilo del Partido Republicano de Estados Unidos, ni de ponerle rejas a todo... No queremos los ‘90.

—¿Se discuten dos modelos en el país?

González: —No puede ser que todos ellos, los que parecen ser unos y otros, sean en realidad amigos entre sí. Y que todo se presente como dos modelos en pugna... Yo no me lo creo. Algo no cierra. ¿Cómo puede ser que vivan igual (por ejemplo en Puerto Madero), unos y otros, y sin embargo digan que quieren unos proyectos antagónicos?

Sobre la palabra “narcosocialismo”

Los entrevistados hablan de la ausencia de debate, y de la facilidad con que proliferan y circulan las injurias. El periodista cita una: la palabra “narcosocialismo”.

Marcucci: —Santa Fe es parte de la rivalidad blanco-negro de política planteada en la Nación. En la necesidad de construir un poder político hegemónico, todo aquello que quede por fuera, ni siquiera que lo dispute, lo que sea diferente de alguna manera debe ser debilitado.

Y la forma con que aquí tomó cuerpo esa premisa es esa acusación infundada, absurda. El narcotráfico en Santa Fe no es distinto del narcotráfico en el país. Es un delito federal, las drogas ingresaron al país y Santa Fe no tiene fronteras que cuidar. Pero se la culpa de eso. Y en lugar de discutir políticas en común se trata de utilizar esto como herramienta política para debilitar al que piensa diferente. No se plantea cómo resolver el problema sino de usarlo políticamente. Es absurdo: la casa del gobernador fue baleada, hay cantidad de ejemplos en todo el país de uniformados con complicidades con el narcotráfico. No se ha radarizado la frontera, no se ha robustecido a la Justicia Federal, hay pocos juzgados y fiscales, y las fuerzas nacionales están disminuidas.

González: —Desde lo simbólico no puede haber palabra más contundente, ni más contradictoria que narcosocialismo. No te suena socialismo con narcotráfico. Es un binómio fantástico. Han encontrado una síntesis extraordinaria para un Talón de Aquiles. Les ha servido para depositar el mal afuera, para decir ahí están los socialistas, los frentistas, los progresistas... ésos, son los que la engendraron. Así les fue por ser una provincia que tanto quiere innovar.

A esa idea la reforzaron dos cadenas nacionales: la que responde al gobierno nacional y la que se le opone. Santa Fe ha incomodado a ambas. Lo más lejano a ambas cadenas es el progresismo. Y Santa Fe, todo el interior, no tiene la misma capacidad de emitir para todo el país una versión de algo.

El término narcosocialismo es una operación simbólica. Nos dice que ahí, donde están los que se creen la innovación y lo nuevo, ahí, se engendró la droga; no miremos las otras provincias... Claro, ése es el mensaje subyacente.

Marcucci: —No nos perdonan pensar de una manera diferente, llevar adelante un modelo diferente de convivencia y mostrar algunos resultados, no digo todos. Si algo nos queda en claro tras las elecciones es que no se trata de redoblar, de triplicar el relato sino de asumir críticamente los problemas de gestión.

Nosotros los asumimos, no veo lo mismo con casos como el de la efedrina que amparó el Sedronar, como el ingreso de drogas por la frontera, por qué no hay ley de desposesión de bienes de narcotraficantes que han planteado Ricardo Alfonsín y Rubén Giustiniani, por qué se aprobó el blanqueo de capitales que es una invitación para los narcos.

González: —Aunque hayan intentado asesinar al gobernador, aunque todavía no haya sido resuelta judicialmente la situación de Tognoli, aunque los mellizos secuestrados no hayan nacido (y no lo digo yo, lo dice la Justicia), ahí está sin embargo la palabra “narcosocialismo”: inventaron un hecho simbólico importante. La única forma de combatir al narcotráfico es un país unido que diga: a la droga le vamos a dar todos juntos. Veamos a Colombia, a México. El Congreso podría ser un lugar donde comenzar a debatir cómo hacerlo, cómo construir el consenso necesario.

 

Las redes del “no-debate”

María de los Ángeles “Chiqui” González y Hugo Marcucci destacan que en Santa Fe sí hubo debate preelectoral, y que los candidatos a intendentes de las ciudades más importantes y a gobernador los aceptaron. Ensayaron explicaciones sobre la ausencia de debate preelectoral en el país. No sólo formal, entre candidatos, tampoco entre ideas en la campaña.

“Hay un drama muy argentino -responde Marcucci- que consiste en no decir lo que voy a hacer. Y después terminar por gobernar con los factores de poder. Es uno de los problemas que tenemos, que la política fue reemplazada de alguna manera por asesores de imagen. No niego la importancia de la comunicación, de sus especialistas, pero no se puede vaciar la política, los partidos políticos, sus posiciones, sus creencias, sus estudios, sus análisis de cómo y de qué manera salir adelante. Hay una actitud oportunista de los candidatos de tener discursos toma todo, que creen que la gente es tonta. Que el ciudadano no va a advertir las contradicciones, los cambios de posiciones, las ambigüedades”.

“Chiqui” González coincide. Y agrega que el debate “es raquítico” no sólo entre dirigentes políticos “El debate es una gimnasia que esta generación no ha ejercitado. Venimos de una dictadura y de unos ‘90 que vendieron el país, y hoy estamos encerrados por redes del no-debate, que se limitan al “me gusta-no me gusta”, al sí o no, a estoy con o contra vos. Ese es el eje del individualismo”, observa.

Luego, señala los discursos vacíos de los candidatos que quieren “un arco de votantes trabajadores, empresarios, de izquierda, derecha, los liberales, los conservadores. Predomina el aura del candidato y se niega absolutamente al otro. La Patria no es el otro, la Patria es la infancia. El otro existe, pero hoy parece que sólo existe para ser asistido, ¿existe el otro para compartir el poder? ¿para compartir una opinión? ¿para debatir?”, apunta.

Marcucci vuelve sobre el poder de la imagen: “Lo digo muy sinceramente, no está bien un país cuyos candidatos a presidente tengan que demostrar más si saben bailar o no, y si saben o no prestarse a ciertas situaciones de ridículo por TV, que si saben sostener propuestas, ideas. Es un espejo en el que me niego a mirarme. Si el escenario para la política es un set preparado para un baile...”