CRUCE INNOVADOR

Un puente entre danza y salud

La bailarina Larisa Fanlo obtuvo una beca para viajar a Estados Unidos y capacitarse en la aplicación de la danza para mejorar la calidad de vida a quienes padecen Parkinson. Es una técnica que aún no tuvo llegada a Latinoamérica.

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Larisa propone a los adultos mayores técnicas a través de las cuales la danza habilita el entrenamiento de diferentes funciones mentales. Foto: Mauricio Garín

 

Juan Ignacio Novak

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Santafesina por adopción (hace dos años que vino de Buenos Aires), Larisa Fanlo es bailarina y profesora de danza. Trabaja desde hace tiempo con el ballet como herramienta beneficiosa para adultos mayores con diagnóstico de demencias. Y también con adultos sanos, que aprovechan los efectos benéficos de esta disciplina en tanto les permite desarrollar entrenamiento motor y cognitivo, como estrategia de prevención. Para que el cerebro esté en movimiento.

Hace algunos meses Larisa se contactó con los referentes de un programa internacional radicado en Estados Unidos, que se llama Dance for PD (Danza para la enfermedad de Parkinson), y que tiene la finalidad de brindar calidad de vida a pacientes aquejados por esta patología. Lo novedoso es que a Fanlo le otorgaron una beca de este programa, que le dará la oportunidad de acceder a un workshop en persona, que se realizará en junio.

Mientras tanto realiza una capacitación on line con Dance for PD. “En junio voy a ir a un taller intensivo de una semana en la sede central de ellos, que está en Brooklyn (Nueva York). Pero también voy a ir a asistir a distintas clases que dan en el Bronx, Queens y en otros lugares para ver cómo los distintos profesores aplican distintas técnicas”, explicó.

Cultivar la imaginación

Aunque de entrada no lo dice -prefiere ir al punto y hablar de su trabajo-, Larisa Fanlo posee una vasta experiencia en su disciplina. No sólo hizo toda la carrera en los prestigiosos ámbitos del Teatro Colón de Buenos Aires y formó parte de la Fundación del mismo, sino que ganó un concurso latinoamericano en Perú, resultó semifinalista de otro en Bulgaria y triunfó en un concurso renombrado en Suiza, el Prix de Lausanne. “Ahí gané una beca por un año en la escuela del mundo que yo eligiera. Te daban un listado de todas las escuelas de ballet del mundo. Yo elegí ir a Estados Unidos, porque Julio Bocca estaba en ese momento viajando para trabajar allá. Estamos hablando de 1987, 88. Pasé ese año en Estados Unidos perfeccionándome y me llegaron oportunidades de trabajo. Y me fui unos cuatro años a Europa”, cuenta.

Respecto a la aplicación de su disciplina en salud, sostiene que “la idea es que distintas personas, con patologías o sin ellas, incorporen la manera de pensar de un bailarín, que no es la misma de alguien que va a un gimnasio. Un bailarín utiliza su cerebro todo el tiempo. Para calcular sus movimientos, para diseñarlos. Estudia todo el tiempo cómo moverá su cuerpo, cómo mantendrá su postura, su equilibrio. Además, el bailarín tiene toda una expresión creativa. En cada movimiento hay una intención. La imaginación tiene mucho que ver en la danza, que está contando historias siempre”.

Desde lo neurológico, las áreas que estimula Larisa son el equilibrio motor, la postura motora, la gnosias, las capacidades del cerebro para entender los propios déficits y funciones del cuerpo. “Trato de hacer ejercicios donde las personas cultiven la imaginación. En lugar de decirles: ‘levantá diez veces el brazo’, les digo ‘vamos a imaginar que todos somos pájaros, tenemos alas y vamos a tratar de mover esas alas’. Ésa es la técnica que intento para llegar a gente que no tiene nada que ver con el ballet. Tratar de buscarles una vuelta imaginativa para que ellos, sin darse cuenta, se estén moviendo”.

Novedoso en Latinoamérica

En la actualidad Larisa forma parte de Puerto Neurociencias, en el dique II del Puerto, donde integra un equipo de salud especializado que apunta al entrenamiento de las funciones mentales. Ya este aspecto de su labor es novedoso. Allí su trabajo (al igual que el del resto de los profesionales) apunta a la prevención, a través del estímulo de las distintas áreas cerebrales en personas sanas. En paralelo, cumple funciones en el Instituto Geriátrico Valderrama, donde aborda a pacientes aquejados por determinadas patologías, entre ellas el Parkinson. Por eso la capacitación que obtendrá en Estados Unidos le permitirá trabajar con estos últimos, pero también potenciar su trabajo con personas sanas.

“Ellos centran su programa en el Parkinson pero yo no quiero encuadrarme, quiero llegar a todo tipo de gente. Ellos de alguna manera lo que me están dando con este programa es la teoría que me falta”. Para Fanlo será un paso firme en su desarrollo profesional, pero también será significativo para Santa Fe, dado que este programa hasta ahora no llegó Latinoamérica. “Yo soy la primera persona de Latinoamérica que está tomando contacto con ellos para traer esta técnica a la Argentina, especialmente a Santa Fe”, comentó.

“Para mí sería más fácil abrir una academia de danzas tradicional y tener alumnas chicas que quieran aprender a bailar, o profesionales de la danza a quienes yo directamente pueda entrenar. Pero esto requiere para mí un desafío cognitivo. Yo necesito que mi cerebro encuentre las formas de llegar a la gente. Las clases que doy no se dan en otro lado. Incluyen la danza y un montón de otros recursos, te obligan todo el tiempo a innovar”. A partir de esta oportunidad, Larisa podrá en el futuro capacitar gente para que el programa pueda multiplicar su área de alcance.