Carca en los Lunes del Paraninfo

Un príncipe oscuro

Un príncipe oscuro

Más de uno podrá criticarlo, pero nadie puede decir que Carca no suena a Carca, tanto en la voz como en la guitarra.

Foto: Gentileza Producción/Ale Carreras.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Los Lunes del Paraninfo eligieron el rock para abrir su temporada 2016, y ese arranque estuvo a cargo de Carca en plan solista, su primera visita en ese formato (el ciclo ya ha sido testigo de más de una primera vez para un artista), tras visitar la ciudad como integrante de Babasónicos.

La apertura estuvo a cargo de los locales de Astro Bonzo: Cristian “Matt Hungo” Deicas abrió con la guitarra de slide para abrirle el juego a Agustín “Flaco” Ferrero con el “Blues del túnel”, sostenido por Javier “Mono” Farelli y Hernán “HG Groove” Gorosito. “Hombre alucinado” fue el siguiente de los temas nuevos, seguido de “Siempre”. La invitación a las palmas abrió una de las canciones veteranas, “Flaca azul”, para volver a las de “Electrocutar” con “Refugio” y mechar nuevamente con “Regresame en sueños”, que salió apretada con “Boulevar”.

“¿Les gustaría viajar hasta otro lugar? ¿Hasta otro planeta, ponele? ¿Cuál?”, preguntó Ferrero, antes de que la gente conteste y Deicas dispare la sinuosa introducción de “Amanecer en Urano”. “Malvones” trajo novedad, junto con “Blues del negro Adán”, un rapto progresivo y setentoso. Ahí vino “Electrocutar”, la canción que da nombre a la placa más flamante, momento para que el guitarrista aborde la psicodelia del theremin.

Para la despedida vinieron el polisémico “Blues del resentido” y el hit del nuevo disco e himno confeso a la histeria masculina, “Llamame”. Se despidieron de la mejor manera que puede bajarse un músico: con el público pidiendo “otra”.

Trovador eléctrico

Finalmente subió Carlos Hernán Carcacha: la enrulada melena, la simiesca mandíbula y la altura que lo caracterizan, envueltas en una capa a lo Dárgelos, unas calzas metalizadas con flecos y unos mocasines Michael Jackson también con detalles brillosos: un vestuario de superhéroe glam, más glam que su Juan Raro en la película “Kryptonita”. En las manos, la guitarra Gretsch G6199, de extraños contornos. Junto a él subieron Gustavo “Tuta” Torres, el bajista rafaelino que hoy es su compañero en Babasónicos, y el baterista Panky Malissia.

Más de uno podrá criticarlo, pero nadie puede decir que Carca no suena a Carca, tanto en la voz como en la guitarra. Buscando ser un Elvis en el rock clásico, su voz es de barítono aspero, más de dicente que de cantante, con algo de la de Pappo, Moris o Javier Martínez; y merodea lo hendrixiano, cuando el instrumento hace lo mismo, y de ahí a la sonoridad stoner, en tempos espesos.

Tras una intro de órgano grabado, salió a rockearla con “Qué preciosura esta locura” y agregó densidad con “Adolescente boogie”, “No tenés un buen look” y “Príncipe oscuro”, levantando con la “dura” “Sexcondiendo”. Un respiro y de ahí a “Algo raro en el trago”, un rock clásico y distorsionado. Una intro de armónica pisteada abrió la hendrixiana “Luz de blues”, seguida por “Donde el filo rebalsa”, que terminó con un problema en el bajo. Ahí nomás improvisó con la guitarra limpia “La aparición”, un pequeño toque de trovador.

Alas negras

Retomada la plenitud, atacó la intensa “Acrobacias” antes de uno de los puntos fuertes de la noche: “Nubes negras”, una densa canción en plan de la “Little wing” de Hendrix. Ahí fue el momento de agradecer a la gente “de lunes”, que es la “del arte” y “del rock”. Prometió ponerse romántico y ahí fue con “Subite” y su melosa intro de teclados. La salida fue la larga “Mal rebaño” y sus cambios de tempo, antes de afirmarse sobre los arpegios de “Ultratumba”, jugando con el theremin (montado a la altura de los brazos del solista) y creciendo en riffs a lo Jimmy Page.

El show se empezó a redondear con “Los pueblos de Pedro”, subiendo nuevamente en potencia con “Quiméricos monstruos” para caer en el rock “meneable” de “Mi cohete hacia tu Luna” y “Hay algo que no puedo dejar”, antes de la fuerza stoner de “Qué suerte ser diferente”. “Ya lo dijo Ricardo Soulé: ‘todo tiene un final, todo termina’. Eso es lo bueno para mí: la autoridad”, tiró al público fiel que pedía más.

Otra intro grabada abrió para que tire unas líneas a lo “Fantasma de la Ópera”, antes de “Visiones del campo” y el cierre con otro slow tempo, “Brindo por el creador”. Un toque en la pedalera y un pequeño riff de rock clásico quedó sonando en loop infinito. “Estuvieron perfectos, gracias por una noche hermosa”, fueron las palabras de despedida, antes de un “que se repita pronto”.