Informe anual

Los cinco desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea

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Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

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Verena Schmitt-Roschmann

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En su informe anual sobre el estado de la Unión Europea (UE), el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, describirá el miércoles la situación en el bloque casi tres meses después del referéndum del “Brexit” e intentará crear un nuevo punto de partida y volver a despertar el entusiasmo por la comunidad.

Los ánimos están por los suelos, así que sus palabras serán de vital importancia. Los miembros de la UE se enfrentan unos a otros, como el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, que exigió la expulsión de Hungría.

Sobre todo reina la confusión sobre los numerosos puntos calientes de Europa. Estos son los cinco más importantes:

- Crisis económica y de deuda: Las consecuencias de la crisis financiera de 2008 dividen aún hoy a Europa económica y políticamente. Mientras que las estadísticas europeas hablan de un 4,2 por ciento de desempleo en Alemania, la tasa en Grecia alcanza el 23,5 por ciento.

El país, cargado de deudas, quiere más libertad financiera para reactivar su economía y en la cumbre del sur de Europa celebrada la semana pasada consiguió el respaldo de Italia y Francia. Los políticos alemanes exigen por el contrario estrictas medidas de ahorro y reaccionan de forma nerviosa, pero el canciller austríaco, Christian Kern, también opina que el ahorro es la auténtica causa del aumento del autieuropeísmo.

- Crisis de refugiados: El flujo de cientos de miles de refugiados crea enormes tensiones políticas en la comunidad. Aquí la división no se da solo entre el norte y el sur, sino también entre este y oeste. Aunque se decidió repartir hasta 160.000 solicitantes de asilo en toda la Unión procedentes de los países de entrada Italia y Grecia, hasta julio solo se habían resuelto 3.000 casos, 2.213 refugiados procedentes de Grecia y 843 de Italia.

La Comisión Europea apremia, pero sobre todo los países del grupo de Visegrado, Eslovaquia, Hungría, República Checa y Polonia, se resisten. En lugar de ello, exigen una mayor protección de las fronteras. Parece que esto fue lo que empujó a Asselborn a atacar al Gobierno de Budapest.

- Terrorismo: Los ataques islamistas en Francia, Bélgica y últimamente también en Alemania han revelado los huecos en los acuerdos y los intercambios de información. La inseguridad es grande y exige una mayor colaboración.

Aquí también hay conexiones con el conflicto de los refugiados: sobre todo tras los atentados en Alemania de un presunto refugiado afgano en Wurzburgo y de un sirio en Ansbach en julio, los detractores de la política de asilo generosa se sienten ratificados en su posición. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, exige ahora un registro completo de todos los que entran en la UE.

- “Brexit”: Las distintas crisis llevan creciendo desde hace tiempo, pero el voto de los británicos a favor de la salida de la UE el 23 de junio creó una crisis existencial. Si realmente se produce su salida, la comunidad perderá a su tercera mayor fuerza económica, su segundo mayor contribuyente neto y una influencia diplomática en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es decir, la EU será más pequeña y débil.

Pero sobre todo, este paso da fuerzas a los detractores de la UE en todas partes, incluidos miembros fundadores como los Países Bajos, Francia e Italia. El populismo tiene como lazo común en todas las naciones de la UE su rechazo a Bruselas.

- Crisis de Bruselas: La teoría de que los burócratas europeos son los responsables de todo lo malo que ocurre en el continente oculta una lucha por el poder entre las instituciones: ¿Qué puede decidir la Comisión Europea? ¿Cuánta influencia tiene el Parlamento? ¿Y sobre qué deben decidir solamente los países miembros?

Los europeos del Este opinan que la Comisión debería contenerse en sus atribuciones. La “auténtica legitimidad” se encuentra en los países miembros y los parlamentos nacionales, dice el jefe de Gobierno checo, Bohuslav Sobotka.

La retirada de su plan sobre el roaming muestra el nerviosismo que reina en el Ejecutivo de la UE: tras las objeciones desde el Parlamento y los países miembro, Juncker enseguida anuló el proyecto que ponía un límite máximo de 90 días a la eliminación de las cargas por itinerancia telefónica dentro de la Unión Europea.