No puede borrar las consecuencias del clásico perdido

Unión jugó con la angustia de lo que le pasó con Colón

Arrancó bien, pero ante la primera adversidad se empezó a caer y terminó confundido, sin claridad y con escasa rebeldía. Los tres goles llegaron por dos mano a mano y el otro que pareció de fútbol 5. Hay que meter urgente en reparación al equipo.

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Se quedó en el vestuario. Martín Rivero en el mano a mano con “el Gordo” Mauricio Sperdutti. Sin dudas que la poca resistencia del famoso “doble cinco” fue una de las claves para que Banfield lastimara a la defensa de Unión con una facilidad asombrosa para las exigencias de Primera División. El ex Rosario Central y Aldosivi de Mar del Plata, de floja tarea, se quedó directamente en los vestuarios porque fue reemplazado en el entretiempo por decisión de Pumpido.

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

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Esto no es Unión. No es ese equipo al que hay que “matarlo dos veces” para que no reaccione. No es ese equipo molesto, incómodo para cualquiera, tenaz. Parece que el clásico le pegó fuerte. Arrancó bien, jugó 20 minutos interesantes y daba la impresión de que estaba más para el 2-0 que Banfield para empatarlo, cuando Gamba abrió el marcador. Sin embargo, demostró flaquezas desacostumbradas. Algunas tácticas, con explicaciones netamente futboleras; pero también hubo de las otras, de las que tienen que ver con esa moral y amor propio que nunca falló en este equipo y que llena de interrogantes el análisis de los 90 minutos de ayer. Se jugó mal, no hubo rebeldía, no hubo convicción y apenas quedó vigente el manojo de voluntades dispersas que condujo al equipo hacia la nada. Por eso, urge una reparación integral.

1) La dupla Rivero-Acevedo, potencialmente, asegura dominio de pelota; pero ninguno tiene las características de un “5”. En los dos primeros goles de Banfield se notó la ausencia de un volante central al estilo de De Iriondo. Bertolo enganchó, dejó en el camino a Brítez y encaró directo a Erramuspe, antes de colocar el pase a Cvitanich. En el segundo, Braian Sarmiento hizo exactamente lo mismo antes de ponerle la pelota a Bertolo. La idea fue repartirse la cancha. Rivero del medio hacia la derecha y Acevedo para el otro costado. Pero ninguno se encargó de jugar de “5”. Algo se corrigió en el segundo tiempo, cuando Mauro Pittón pasó a jugar de volante central, dejando su posición por el costado.

2) Las flaquezas defensivas se hicieron notorias y preocupantes. Volvió Zárate, entró Erramuspe por un Sandona que pagó caro un error en el gol de Ortiz en el clásico, pero el que sufrió fue Nereo. Dos mano a mano y un tercer gol que pareció de fútbol cinco, porque entraron Bertolo y Cecchini con una tranquilidad y comodidad pasmosa a enfrentarlo. Así fueron los tres goles que sellaron el partido a favor de Banfield. Y hubo un tercer mano a mano que no fue gol por centímetros, el de Cvitanich en el primer tiempo. Muchas ventajas ante un rival de envergadura ofensiva como el que se enfrentó ayer.

Es cierto que el arranque fue promisorio, pero ante la primera adversidad, el equipo se cayó. Esto es muy preocupante y tiene que ver con lo mental, además de razones futbolísticas muy claras, algunas explicadas más arriba. Bruno Pittón amagó con comerse la cancha por izquierda, pero enseguida fue controlado. Rivero y Acevedo apenas consiguieron imponer un rato de fútbol y después no contuvieron ni tampoco jugaron. Sin embargo, las espaldas de Soto eran una invitación a inclinar el juego por allí, cosa que se intentó en el primer tiempo y se intensificó en el segundo, cuando el equipo cambió de esquema y pasó a jugar con un 4-2-3-1, con Gamba volcado por derecha y arrancando desde atrás —como lo hacía con Madelón— y Vadalá ubicado detrás de Soldano, con obligaciones propias de cualquier delantero para pisar el área y tratar de hacer lo que le cuesta mucho: definir las situaciones que se le presentan.

Entre el primer gol de Unión y el empate de Banfield, fue el momento propicio que Unión no aprovechó. Gamba y Mauro Pittón pudieron poner el 2-0 tranquilamente, cuando ni siquiera se habían jugado diez minutos.

Los errores defensivos de Banfield, más la convicción de Unión para explotar las puntas, fundamentalmente, pusieron el partido a merced de la visita. Pero el gol de Cvitanich le puso el primer gran freno a Unión. Se emparejó el trámite y el segundo gol cayó como una granada sobre un equipo que no mostró esa rebeldía y capacidad de reacción ante la adversidad, como pasó en otros partidos, por ejemplo la tarde de aquella derrota ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro.

La caída se fue profundizando en el segundo tiempo con el correr de los minutos. Mucha imprecisión en los pases, poca claridad, adelantamiento masivo, que no significa necesariamente una virtud ofensiva, y la natural exposición del medio hacia atrás a medida que la desesperación cundía, llevó a que el equipo se adelante, los marcadores centrales se proyecten a jugar de “9” y se empiecen a tirar centros y más centros para ganar con un cabezazo o una segunda jugada.

Ayer se vieron los resabios de una derrota como la del clásico, que evidentemente dejó secuelas. Preocupa eso, la falta de rebeldía y de reacción efectiva ante la adversidad, y también lo futbolístico, porque entre la imagen de ayer, a partir de los 15 ó 20 minutos del primer tiempo, y lo que se hizo con River, hay diferencias negativas. Como si este partido hubiera sido el acto-reflejo de lo que pasó hace una semana en el 15 de Abril.

El tobillo de Nereo

Cuando se produjo la jugada del tercer gol, Bertolo y Cecchini entraron por el medio para someter a Nereo con total libertad y comodidad. En esa misma jugada, el arquero de Unión se dobló el tobillo y enseguida se le inflamó. Los gestos de dolor eran evidentes (se tomaba la cabeza con sus manos) y parecía que se iba a producir el debut del juvenil Marcos Peano. Sin embargo, Nereo se recuperó y terminó el partido.

La ducha posterior y el enfriamiento, hizo que además de la hinchazón, también llegaran los dolores. Esto motivó que el arquero, capitán y referente del plantel, tuviese que salir de la cancha con signos evidentes de molestia y sin caminar cómodamente.

La semana será larga, porque Unión volverá a jugar el lunes 3 de abril ante Talleres de Córdoba en el 15 de Abril. Eso le dará tiempo para su recuperación, que evidentemente habrá que seguir muy de cerca.

Mientras tanto, De Iriondo y Algozino estarán en condiciones de volver al equipo si es que Pumpido los tiene en cuenta para jugar como titulares o integrar el banco de relevos, mientras que Zárate sigue siendo el único jugador colgado con cuatro tarjetas amarillas, mientras que Nereo, Leo Sánchez y Acevedo tienen 3.

Síntesis

BANFIELD 3

UNIÓN 1

Cancha: Banfield.

Árbitro: Mauro Vigliano.

Banfield: Navarro; Bettini, Mattheu, Jorge Rodríguez y Soto; Cecchini y Cobo; Sperdutti, Braian Sarmiento y Bertolo; Cvitanich. A.S.: Altamirano. Estuvieron en el banco: Prósperi, Fontana y Tomás Rodríguez. D.T.: Julio César Falcioni.

Unión: Nereo Fernández; Brítez, Erramuspe, Leonardo Sánchez y Zárate; Mauro Pittón, Acevedo, Rivero y Bruno Pittón; Gamba y Soldano. A.S.: Marcos Peano. Estuvieron en el banco: Sandona, Cejas y Britos. D.T.: Juan Pablo Pumpido.

Goles: en el primer tiempo, a los 5 min, Gamba (U); a los 11 min, Cvitanich (B) y a los 29 min, Bertolo (B). En el complemento, a los 12 min, Cecchini (B).

Cambios: en el segundo tiempo, al comenzar, Vadalá (U) por Rivero; a los 25 min, Colela (B) por Cecchini; a los 26 min, Godoy (U) por Bruno Pittón; a los 34 min, Lucero (B) por Bertolo; a los 43 min, Sporle (B) por Sarmiento y a los 44 min, Andereggen (U) por Acevedo.

Incidencia: en el segundo tiempo, a los 41 min, fue expulsado Lucero (B) por codazo en el rostro a Brítez.

Amonestados: en Unión, Erramuspe.

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Algo de Lucas Gamba. Al menos por ganas, corridas, empuje y por su gol, fue el punterito uno de los que pudo salvar la ropa en Peña y Arenales de Banfield. La mandó a guardar de cabeza, entrando por el segundo palo y terminando adentro del arco con pelota y todo como consecuencia del mismo envión. De todos modos, cuesta encontrar un jugador que ayer hubiera jugado realmente bien a la pelota.

Bajo la lupa

NEREO FERNÁNDEZ (5). No tuvo atajadas de mérito pero no pudo hacer nada en los goles frente a la gran cantidad de facilidades y errores defensivos del equipo.

BRÍTEZ (5). Es cierto que no estuvo firme en la marca de Bertolo en el primer tiempo, pero fue uno de los que empujó con tesón y amor propio.

SÁNCHEZ (4). Desconocido, mal parado y contagiado del resto. Por momentos, tomó la lanza y se fue a jugar de 9.

ERRAMUSPE (4). Se notó la inactividad, sobre todo cuando salió lejos del área y a destiempo, como en la jugada que le costó la amonestación.

ZÁRATE (4). No tuvo una buena tarde, lo atacaron mucho, le ganaron y de paso estuvo impreciso en el dominio de la pelota.

MAURO PITTÓN (5). Tuvo una buena situación en el primer tiempo pero se la atajó Navarro. En el complemento pasó a jugar de volante central. Alternó buenas con malas.

ACEVEDO (5). Fue de mayor a menor, se diluyó en el segundo tiempo y le faltaron ideas. Había arrancado bien el partido. No tuvo contención.

RIVERO (4). Nada que ver con lo que hizo ante River, parecido a lo poco que mostró la tarde del clásico. Nunca encontró la posición en la cancha para marcar.

BRUNO PITTÓN (5). Empezó para comerse la cancha, fue clave en el gol de Gamba y de a poco lo apretaron y ya no le dieron margen de maniobrabilidad. De posible figura del equipo, pasó a ser reemplazado.

GAMBA (5). Lo salva un poco el gol y su entusiasmo y empuje. Debería escapar un poco más a la zona central para no caer en las garras de los centrales rivales.

SOLDANO (4). No está pasando un buen momento, se desinfló y parece confundido, porque se preocupa más por correr rivales y marcar, que por jugar y hacer goles.

VADALÁ (4). Siempre le falta algo. Tuvo movilidad y en dos o tres ocasiones se perfiló para meterse en el área con chances, pero no tiene definición. Tiene que mejorar en los últimos 15 metros de la cancha.

GODOY (4). Entró a jugar por izquierda y su aporte fue escaso. La idea fue abrir la cancha con él y Gamba, para meter centros.

ANDEREGGEN. Podría haber entrado antes, casi no tuvo tiempo para nada.