Tras el anuncio de Trump sobre Jerusalén

Entre protestas, palestinos chocan con tropas israelíes en Cisjordania

  • Las calles de Gaza y Jerusalén se poblaron de violentas manifestaciones por el reconocimiento de esta última ciudad como capital de Israel.
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Miembros armados de las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, el ala militar de la organización islamista Hamas. Foto: Télam

 

DPA

Cientos de palestinos se enfrentaron este viernes con fuerzas de seguridad israelíes en ciudades de Cisjordania y se manifestaron en las calles de Gaza y en Jerusalén este, en una jornada de protestas por la polémica decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.

Manifestantes tiraron piedras a soldados israelíes, que respondieron con gas y balas de goma, en Hebrón, Ramallah, Belén y otras ciudades cisjordanas más pequeñas, luego de abandonar las mezquitas tras participar de las plegarias de los viernes, el día sagrado musulmán, informó el Ejército.

En Ciudad de Gaza, la mayor ciudad de la Franja de Gaza, miles de palestinos marcharon por las calles para repudiar a Trump y quemaron banderas estadounidenses e israelíes.

Veinticinco palestinos resultaron heridos en los choques con las fuerzas israelíes en Cisjordania y Gaza, informaron la Media Luna Roja y autoridades palestinas. Erab Fuqaha, portavoz del servicio de emergencias de la Media Luna Roja, dijo que 21 palestinos fueron heridos en Cisjordania con balas recubiertas de caucho y otros 72 tuvieron que ser atendidos por inhalación de gases.

En Gaza, cuatro jóvenes resultaron heridos de bala, uno de ellos de gravedad, tras marchar decenas de ellos hacia la frontera para enfrentarse con los soldados israelíes, informó el Ministerio de Salud gazatí.

En Cisjordania, miles de fieles palestinos se manifestaron pacíficamente frente a la sagrada mezquita de Al Aqsa, ubicada en la Ciudad Vieja de Jerusalén este, la parte de mayoría palestina de Jerusalén, informó la cadena CNN.

Organizaciones políticas palestinas habían llamado a realizar multitudinarias manifestaciones contra la decisión de Trump, mientras que el movimiento islamista Hamas, que controla Gaza, pidió el inicio de una “Intifada” o levantamiento contra Israel.

La decisión de Trump, y su orden de iniciar el proceso para trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense en Tel Aviv, rompen con décadas de política de Estado norteamericana y de garantías internacionales a los palestinos de que el status de la ciudad sagrada debe determinarse en negociaciones de paz con Israel.

Los palestinos quieren que la parte oriental de Jerusalén, o Jerusalén este, capturada por Israel en una guerra en 1967 y luego anexionada, sea capital de su futuro Estado. En Jerusalén este se sitúa la Ciudad Vieja, donde se encuentran algunos de los lugares más sagrados para el judaísmo, el islam y el cristianismo.

Aunque Israel dice que toda Jerusalén es su capital “única e indivisible”, la comunidad internacional no reconoce a Jerusalén este como parte de Israel, y todos los países del mundo, incluyendo a Argentina, tienen su embajada ante Israel en Tel Aviv.

Aunque la decisión de Trump no tiene ningún impacto en la vida cotidiana en la ciudad, conlleva un profundo significado simbólico y es vista por los árabes y musulmanes como un prejuzgamiento sobre una cuestión que debería decidirse en negociaciones y, más aún, un intento de imponer una solución sobre el tema a los palestinos.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, dijo esta semana que Trump, con su decisión, destruyó la credibilidad de Estados Unidos como mediador de la paz en Medio Oriente, un rol que ha ejercido de manera exclusiva durante más de dos décadas de negociaciones intermitentes destinadas a crear un Estado palestino al lado de Israel.

En cambio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, valoró la “justa y valiente” decisión de Trump. Dijo que el presidente estadounidense “se ató para siempre” a la historia de Jerusalén y aseguró que otros Estados estaban siguiendo sus pasos.

En Jerusalén, las horas posteriores al rezo masivo del mediodía en la mezquita de Al Aqsa transcurrieron en calma y con una importante presencia policial.

El imán de Al Aqsa dijo durante su sermón que la ciudad “seguirá siendo musulmana y árabe”.

“Todo lo que queremos de los líderes árabes y musulmanes es acción, no declaraciones de denuncia”, dijo el sheikh Yousef Abu Sneineh ante unos 30.000 fieles.

Tras salir el río de fieles que acude cada viernes al rezo, las calles de la Ciudad Vieja quedaron medio vacías y en calma, así como los barrios adyacentes, al contrario de lo que sucedía en la última crisis del julio pasado, cuando tras los rezos se registraban enfrentamientos violentos entre grupos de palestinos y fuerzas de seguridad israelíes.

De manera paralela, miles de personas tomaron las calles en países árabes o musulmanes de Medio Oriente, Asia central y el norte de África para protestar ante embajadas de Estados Unidos y otros sitios por la decisión de Trump sobre Jerusalén.