SE REUNIÓ LA COMISIÓN BICAMERAL

Dos testimonios por el ARA San Juan

Legisladores escucharon a un marino que desembarcó en Ushuaia antes de la que la nave siguiera viaje, y al ex jefe de la Base Naval Mar del Plata.

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Un grupo de familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan se encadenaron en la Plaza de Mayo.

Foto: Clarín.

 

Redacción de El Litoral

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La comisión bicameral que investiga lo sucedido con el submarino ARA San Juan, que desapareció el pasado 15 de noviembre, se volvió a reunir este martes y convocó al cabo principal Humberto Vilte, el marino que desembarcó en Ushuaia antes del último viaje del navío, y quien estaba a cargo de la Base Naval Mar del Plata.

Vilte contó que tras haber realizado el viaje entre Mar del Plata y Ushuaia descendió del submarino en la capital fueguina debido a que tenía autorización para trasladarse hasta la provincia de Jujuy, donde su madre se encontraba internada. Fue enfático en asegurar que “nunca” tuvo “temor” de navegar a bordo del submarino y aclaró que “en ningún momento” alguno de sus compañeros le hizo saber que sintiera un estado de ánimo de ese tipo, sino que por el contrario se encontraban “contentos de navegar”.

No obstante Vilte, que era encargado general en el submarino cumpliendo tareas de “timonel y planero” hasta que desembarcó, y que desde febrero pasado forma parte de la Agrupación Buzos Tácticos, indicó que en la travesía hacia Ushuaia “no tuvieron inconvenientes que perjudiquen la navegación”. Aunque admitió que “hubo un tema de sensibilidad de los electrodos -que se revisó y salió todo bien- y se escucharon tres golpes fuertes a la altura de la escotilla principal de batería de popa, que después no volvieron a repetirse”.

LA VOZ DE LOS FAMILIARES

Por su parte, el ex comandante del Área Naval Atlántica y ex jefe de la Base Naval de Mar del Plata, contraalmirante Gabriel González, aclaró que “por decisión propia” se convirtió en “interlocutor” de los familiares de los 44 tripulantes a partir del 16 de noviembre, ya que no había recibido ninguna instrucción de sus superiores, y puso a disposición de ellos “las instalaciones” de esa dependencia naval.

Ante la presencia de una numerosa cantidad de familiares de las víctimas del submarino, González consignó que la información que les suministraba personalmente a los parientes de los submarinistas “provenía del vocero de la Armada (capitán de navío) Enrique Balbi” y se las daba a conocer antes que este lo comunicara a la prensa en el edificio Libertad.

El contraalmirante, que acaba de pasar a retiro efectivo el 1º de este mes después de haber gozado de una licencia extraordinaria tras haber pedido su relevo del cargo el 6 de diciembre pasado, informó que su solicitud de dejar el mando en la base naval fue consecuencia de “juzgar inaceptable” la intromisión del subjefe de la Armada, vicealmirante Miguel Ángel Máscolo.

Según dijo, Máscolo “llegó el 18 sin ningún aviso y dio instrucciones -con las cuales

tenía diferencias respecto al trato con la prensa y los familiares-, en una especie de intervención” y por ese motivo “el 19 a las 6.30” le envió al entonces jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur, su pedido de relevo. Por otra parte reiteró que a su entender, de acuerdo con la información recibida desde Austria y Estados Unidos, el submarino sufrió “una anomalía hipoacústica, consistente con una explosión entre mil y tres mil metros” de profundidad.