Etiennot y Miguel manifestaron su opinión respecto de las ventajas de la aviación agrícola en la producción de alimentos. Foto: Flavio Raina
Preocupados por el avance de un proyecto de ley que, entre otras cosas, propone prohibir la fumigación aérea en la provincia, expresaron su opinión sobre la importancia de la actividad en la cadena productora de alimentos y combustibles.
Etiennot y Miguel manifestaron su opinión respecto de las ventajas de la aviación agrícola en la producción de alimentos. Foto: Flavio Raina
de la redacción de el litoral
A raíz del avance del proyecto de ley que impulsa el diputado Tessa para reformar la Ley 11.273 de fitosanitarios en la provincia (que ya fue aprobada por la Comisión de Agricultura y actualmente está en estudio en la de Medio Ambiente), los representantes de la Cámara de Empresas Agroaéreas de Santa Fe (Ceasfe) quisieron expresar su preocupación, ya que entre sus considerandos, el proyecto intenta prohibir dicha actividad en toda la provincia.
A propósito de esto, el Ing. Agr. Alberto Etiennot, asesor fitosanitario, remarcó que desde la entidad apuestan a la capacitación permanente, y que para esto el mes pasado realizaron una demostración en Oliveros, Santa Fe, en conjunto con el Ministerio de Agricultura de la Nación. “Esa no fue la primera, hubo una en Salto y otra en Coronel Suárez (Buenos Aires) con demostraciones terrestres y aéreas, y vimos que con velocidades de viento de 30 km/h (esto constatado por las 350 personas que asistieron a la demostración), la deriva no sobrepasó los 40 metros, tanto en la terrestre como en la aérea”.
Aludiendo a la actitud de los legisladores, dijo que lo que les interesa “es que vengan los diputados y senadores, los concejales e intendentes, porque si bien ellos no tienen necesidad de conocer estas realidades, la única manera de hacerlo es asistiendo a estos eventos de capacitación”.
Yendo un poco más allá, sostuvo que “no me gustaría decir que es un desinterés de parte de ellos, pero lo manifiestan, porque evidentemente si armamos una actividad en Inta Oliveros, un lugar oficial, a la vera de la autopista, habría que buscar las causales que llevaron a no asistir a este tipo de manifestaciones. Tenemos que poner empeño en mostrar y demostrar los beneficios de nuestra actividad, y los gestores de las leyes y reglamentaciones deberían prestar un poco más de atención a este tipo de actividades”, criticó.
Cosecha perdida
Según Ezequiel Miguel, presidente de la Cámara Provincial, si se sanciona la ley, el daño sería imposible de cuantificar, pero en este tipo de año con muchas lluvias “se podría perder el 50 % de la producción al no poder tratar los cultivos en tiempo y forma. Además, cultivos como el arroz se perderían por completo, ya que sólo se pueden tratar con avión. La fertilización y el control de insectos se realiza sólo de esta manera”, advirtió.
“El proyecto de ley se basa en un desconocimiento total de la actividad, sino no lo puedo entender. Se está legislando sobre algo que no se conoce y no se interesa conocer: hay una posición tomada y no se tiene en cuenta a los actores de la actividad”, sostuvo, además de agregar que en la provincia hay más de 100 empresas, algunas con un avión, dos o hasta tres. “Hay arriba de 200 aeronaves, en una actividad que involucra talleres aeronáuticos, empresas familiares en el 90 % de los casos, manejadas por el padre y sus hijos, y toda una familia que trabaja, acá no hablamos de ninguna multinacional”, enfatizó.
Para Etiennot, se está coartando la libertad de trabajo a un grupo importante de personas que apostaron por el país, ya que “no son muy baratos los equipos. Además el servicio que prestan está reconocido a nivel mundial, no es posible que la provincia pretenda limitar una labor tan importante. Los múltiples usos del avión contra las adversidades de las plantas como enfermedades, malezas, insectos, y también se pueden sembrar pasturas, fertilizar los campos, se apagan incendios, el limitar sin conocer la actividad sería una absurdo”, agregó.
Ventajas y controles
Según el ingeniero, el avión agrícola tiene una característica que sobresale y es el tamaño de sus alas, proporcionalmente más grandes que las de una avión de pasajeros. Esto genera un empuje hacia abajo que impulsa el caldo que se está asperjando, gotas direccionadas hacia abajo, y al pasar el avión agita el cultivo y permite la penetración en profundidad, evitando que las gotas queden en la parte superior de las plantas.
“Hay que conocer un poco cómo trabaja un avión para ponerse a opinar o legislar al respecto”, criticó.
A futuro, se mostró optimista: “Se nos abre un gran capítulo de capacitación para todos, para los que deben aplicar y los que deben controlar, y queremos que nos controlen. La aviación agrícola es una de las más controladas desde la Anac, el Ministerio de Agricultura, y un piloto no despega si no está perfecto de salud, se lo revisa anualmente y al aplicador terrestre no. Debemos analizar las cosas con profundidad. Estamos bregando por una ley nacional que regule la aplicación aérea, los envases, un tema urticante pero que se está avanzando”, finalizó.
Toxicidad Según Etiennot, en medicina hay un principio llamado etiopatogénesis, que es el estudio de una enfermedad y qué la origina. “¿Quién demostró que determinado agroquímico producía alguna de esas alteraciones a las cuales ellos hacen referencia?”, sostuvo con respecto a las organizaciones ambientalistas. “Hablar y decir en el aire las cosas es muy sencillo, pero los fitosanitarios son productos que han sido ensayados y probados, su toxicidad ha sido medida con un número y es la Organización Mundial de la Salud la que los clasifica, y esto se traduce en una banda de color en la base de los envases. Y todo esto tiene tras de sí una serie de estudios, que el Senasa y los organismos de control someten a análisis. No hay productos en nuestro país que estén prohibidos en otras partes, es una fábula que se menciona sin asidero”. Respecto de la toxicidad “controlada”, Etiennot dio el ejemplo del bótox: “La toxina botulímica es altamente tóxica, sin embargo bien manejada es inocua. ¿Qué sustancia no es tóxica? El azúcar, la sal, los agroquímicos también lo son, pero manejándolos y dosificándolos como corresponde y usándolos para los fines para los que fueron elaborados, no hay problemas para el medio ambiente o la salud. Me dirán que hay malas aplicaciones, como hay mala praxis en todas las profesiones, y no por eso se las busca prohibir”, manifestó.