El atletismo fue una de las disciplinas amateurs que proyectó la institución santafesina a destacadísimos sitiales nacionales e internacionales.
César Miño
El nítido protagonismo que el fútbol ocupó, ocupa y ocupará en el historial del Club Atlético Colón, eclipsa a algunas disciplinas que también inscribieron páginas de singular importancia en los casi 112 años de vida que transita la institución.
En ese contexto, el atletismo es uno de los deportes que ocupa un sitial de privilegio, por lo que bien vale rememorar -al menos- una parte fundamental de la senda recorrida en la entidad de barrio Centenario.
Inequívocamente, cualquier referencia atlética relacionada a Colón debe comenzar con Carmelo Arcuri, quien junto a José Veniselo (fallecido hace algunos años), se erigieron en la piedra basal sobre la cual se edificó este deporte en la entidad.
“Todo comenzó a fines de 1966, cuando junto al querido Pepe (Veniselo) presentamos la iniciativa de incorporar el atletismo en el club al entonces presidente, Don Italo Pedro Giménez. La respuesta fue inmediata y positiva, por lo que empezamos a trabajar desde cero, con todas las dificultades que eso representaba, y más aún, en épocas como aquéllas....”, comienza relatando Arcuri.
“En 1967 se produce la afiliación a la Asociación Santafesina de Atletismo y nuestro primer entrenador fue Ángel Villarreal. Poco a poco comenzamos a recibir la colaboración de docentes como Ana María Ruscitti, Jorge Alberto Rico y Enrique Ojeda, quienes nos enviaban alumnos de los establecimientos donde dictaban clases, que se destacaban o gustaban del atletismo”, precisa.
“Las actividades se concretaban en la por entonces desolada cancha auxiliar (aún no estaba el Fonavi San Jerónimo), donde construimos dos aros de lanzamientos; una recta de algo más de 80 metros de tierra, mezclada con combustibles usados (para darle firmeza) y una corredera del mismo tipo, con un cajón de caída, utilizados para los saltos largo, triple y con garrocha”, agrega.
En el Estadio Nacional de Lima. Guillermo Chiaraviglio y Rodolfo Iturraspe, dos de los representantes colonistas en el equipo Argentino que participó del Sudamericano de 1974, junto al profesor Schneider. Foto: gentileza Flia. Schneider
“Los implementos utilizados eran de época: balas, martillos y puntas de jabalinas construidas por los colegios técnicos de la ciudad; cumplimentados por la tarea artesanal propia (bolsas de arpillera rellenas de goma espuma para los sectores de caída; cañas para las jabalinas y vallas hechas con madera y caños de aluminio, etc)”, recuerda con su mejor sonrisa.
“Después llegó el profesor Pereyra como entrenador; hasta que en 1972 contratamos al profesor Elvio Schneider, quien junto a su esposa, la profesora Liliana de Schneider, protagonizarían la etapa más sobresaliente del atletismo colonista. Asimismo, el marcado crecimiento deparaba cada vez de mayor dedicación dirigencial, aspecto en el que debo mencionar a mi ex esposa Liliana de Arcuri (fallecida tiempo después); al incansable José Díaz y por supuesto, a ex presidentes del club como el CPN Carlos Salerno y el Dr. Eugenio Marcolín”, asevera el querido Carmelo.
“El crecimiento fue increíble, merced al tesón de atletas, entrenadores y dirigentes; Colón se transformó rápidamente en un referente del atletismo no sólo de la ciudad, sino también de la región y el país. Hubo otros aportes de docentes de establecimientos de nuestra capital, como Ricardo Cantoia y también del interior de la provincia, quienes estaban en permanente contacto con nosotros y nos remitían atletas promisorios, que en muchos casos se transformaron en figuras”, asegura.
De nuestra parte, vale consignar lo que remite la historia: Colón comenzó a proyectar atletas destacadísimos, pero fundamentalmente, fue un club que poseía un verdadero equipo de atletismo: lo que le permitió ser protagonista en todas las categorías (Infantiles, Menores, Juveniles y Mayores); ganando certámenes o disputando palmo a palmo con las entidades más poderosas de aquellos tiempos, como Ferro Carril Oeste y Gimnasia Esgrima de Buenos Aires.
Además, los equipos nacionales tenían ineludiblemente representantes colonistas, lo que permitió que muchos de ellos se transformaran en figuras de renombre internacional.
Años más tarde, en la década del ochenta, con la irrupción del Centro de Alto Rendimiento Deportivo (inaugurado para los Juegos Deportivos Cruz del Sur 1982), la actividad se trasladó a ese ámbito tan adecuado, donde prosiguió una tarea que comenzaría a extinguirse en 2001.
Susana Perizzotti, adjudicándose una posta con la camiseta de la provincia de Santa Fe. Foto: gentileza SP
Hacedores de una etapa incomparable
" Creo que el mayor mérito fue que el Club Atlético Colón construyó durante años verdaderos equipos atléticos, que es algo mucho más difícil que proyectar deportistas destacados en forma aislada. El cenit se dio a inicios de los ochenta, cuando Colón fue la institución de la provincia con mayor cantidad de atletas ranqueados entre los top-ten de todas las pruebas y en todas las categorías”. Profesor Elvio Schneider, entrenador del Club Atlético Colón.