Mauro L. Muñoz | [email protected]
Entre nervios y abrazos, unos quinientos estudiantes de Fadu decidieron continuar la toma por asamblea. La modalidad ganó terreno ante la “falta de representación” de agrupaciones tradicionales. A los reclamos presupuestarios, suman pedidos por la inclusión de género.
Mauro L. Muñoz | [email protected]
Días de alboroto se están sucediendo dentro de las instalaciones de la Universidad Nacional del Litoral (Unl). La institución, pronta a celebrar sus cien años de vida, lleva adelante sus actividades de manera discontinua ante el paro docente, que acarrea más de un mes. Frente a esto, cada vez son más los estudiantes en las manifestaciones en la vía pública. Ejemplos recientes, observables por quien se encuentre ajeno, fueron las clases dispuestas en las veredas y calles, la masiva marcha del pasado lunes o las carteleadas y volanteadas en la Bienal de arte joven.
A su vez, muchos de ellos han asumido la iniciativa convocando a asambleas frente a la “falta de representación” de las facciones tradicionales como “MNR” o “Franja Morada”. Estas dos ostentan la mayoría de los centros de estudiantes. El movimiento universitario cercano al Partido Socialista es la minoría. La agrupación de fuerte vínculo con la Unión Cívica Radical es mayoría y conduce la Federación Universitaria del Litoral.
Por otro lado, el caso que se ha llevado todas las miradas es el que se gestó en la Ciudad Universitaria, complejo que habita casi el 50% de la totalidad de estudiantes de Unl. Allí, tres facultades se encuentran “tomadas”. Son la de Humanidades (Fhuc), Ingeniería Hídrica (Fich) y Aquitectura (Fadu). Mientras, el Instituto Superior de Música ya logró un acuerdo con los directivos por lo que levantaron la medida, aunque siguen acompañando a las demás.
El “Octógono” conduce el centro de estudiantes de la Fhuc. El frente, integrado por distintas agrupaciones de centro-izquierda como el “Mue” y el “Alde”, fue el primero en tomar su facultad y convocó a la movilización del 3 de septiembre. Luego las siguieron Fadu y Fich, con la particularidad de que fueron alumnos por fuera de las federaciones juveniles los que votaron por la permanencia en el espacio común, por medio de asambleas.
Reclamos variopintos
Así como los historiadores suelen asociar las reivindicaciones argentinas de la reforma universitaria de 1918 al mayo francés del ‘68, se puede apreciar una influencia a la inversa en esta “primavera del ‘18”, como ya fue denominada.
Un sello distintivo de la revolución cultural de la Sorbona se percibe apenas uno llega a la Ciudad Universitaria, donde la cartelería se roba todo el protagonismo. Una cantidad inmensa de producciones artísticas se realizaron en estos diez días. Además, los peinados, el outfit - vestimenta- y el glitter -brillos- conviven, de manera variada y armoniosa, entre toda la comunidad.
Quizás por ello también, muchas de las propuestas que han emergido subrayan la falta de “representación lingüística”. Tal situación es apreciable en los comunicados de todas las fracciones que incorporaron, impulsando o cediendo, el renovado lengüaje inclusivo -que refiere a toda persona o grupo con la letra “e”-.
Asimismo, más allá del conflicto salarial docente que todos los sectores apoyaron, los reclamos se dirigen hacia la desfinanciación del sistema educativo superior; resumido y divulgado en la consigna que manifiesta la “defensa de la educación pública”. Esta estuvo presente en todas las manifestaciones que se replicaron a lo largo del país.
También, los cañones de las protestas apuntan hacia consignas más cercanas, como mayor presupuesto para afrontar los gastos del comedor universitario y solventar el costo de fotocopias o materiales.
Asamblea histórica
Todos los condimentos enlistados formaron el caldo de cultivo de una emocionante asamblea, realizada en la Fadu, este último jueves. Allí, se discutieron y consensuaron distintos puntos para visibilizar una agenda en materia educativa y fomentar la participación de la vida política del estudiantado.
De la jornada participaron unas quinientas personas en un extenso debate, que comenzó cerca de las cuatro de la tarde y se extendió hasta casi las diez de la noche.
La convocatoria surgió de una reunión interestamental previa, convocada por el decano de la Facultad y con representantes de todos los sectores. En la misma, se conformó una comisión ejecutiva que llamó a Asamblea Extraordinaria.
En resumidas cuentas, el cónclave estudiantil transitó entre los nervios, manifestados por gran parte de quienes tomaban el megáfono, y los abrazos, entregados entre pares una vez finalizados los discursos. Es que la asamblea le dio la palabra a cuanto estudiante lo requiera -más de 20 oradores- y muchos lo hicieron por primera vez.
Allí se identificaron tres posiciones claras: la del centro de estudiantes, la de los participantes de la toma y la tercera vía no alineada a las dos anteriores. El punto neurálgico: la continuidad o no de la toma.
“Somos un centro de puertas abiertas. Nos hemos manifestado con los gremios y volanteado en distintos puntos de la ciudad para llegar a todos los públicos”, delimitó Germán Berman, consejero directivo y parte de la conducción del centro de estudiantes de arquitectura y diseño (Cead).
“La toma no es una solución. Por respeto a todos los estudiantes, necesitamos una Universidad pública, gratuita y abierta”, completó.
Las réplicas
La respuesta no se demoró. La agrupación “Estudiantes Autoconvocades” procedió a la lectura de un comunicado que fue entregado previamente a los asistentes. “Por favor, les pido que lo conserven que lo pagamos de nuestro bolsillo”, solicitaban.
La voz cantante la llevó Yasmin Fazzio: “Establecimos un espacio al cual no estábamos habituados, para exponer las preocupaciones e interrogantes con respecto a nuestra educación pública, generando espacios de construcción colectiva”, exclamó en un pasaje del escrito.
Inmediatamente surgió la tercera vía. “Me tocó comprobar personalmente que las aulas están abiertas y es algo para felicitar”, proclamó Lucio. El joven se autodenominó como estudiante independiente y pidió por “mayor transparencia sobre los presupuestos”, así como “informarse y de distintas fuentes” sobre el conflicto.
Las palabras posteriores vacilaron entre experiencias personales o de compañeros, valoración de las actividades hasta el momento y reproches tanto sobre falta de inclusión como de ausencias en manifestaciones de años anteriores.
Tensión y definiciones
Entre penumbras, cerca de las nueve de la noche llegó el momento de la votación. Con dos pizarrones repletos de propuestas, se dio lugar al voto a mano alzada de los presentes.
Allí, sobre el final, se vivió el punto álgido de la Asamblea. La moción pedía levantar la toma de la Fadu. Fueron diez minutos de pura tensión. Primero se levantó la mano por la afirmativa. Se identificó, uno por uno, los votos. El recuento arrojó 199 votos a favor. A continuación, se pidió por la negativa. Se procedió nuevamente al recuento de manos alzadas. Los susurros aumentaban de manera inversamente proporcional al final del escrutinio. Al superar la barrera de los 200, el sector ganador estalló en festejos. Finalmente, 205 votos dictaminaron la continuidad de la toma.
Pasados los exabruptos propios de tanta tensión, se delinearon las acción a seguir: incorporación del lenguaje inclusivo en las comunicaciones expedidas por todas las agrupaciones estudiantiles; la creación de un vínculo con Fhuc para confeccionar un manual de pautas para una reforma lingüística y su aplicación; poner en agenda la aseguración del cupo laboral trans.
Además, se dispuso para este lunes 10 la convocatoria a una nueva asamblea, donde se definirán las acciones en caso de continuar los distintos frentes de conflicto.
Sobre el voto
Para participar de la votación, se estableció un mecanismo de acreditación previa. Allí, cada alumno tenía que anotarse y se le hacía entrega de un listón que debía atarse en la muñeca.
En la primera instancia de votación, apenas comenzada la asamblea, a un estudiante se vio impedido de efectuar su voto. La razón: el joven se encuentra de intercambio.
Al exponer su razonamiento se le explicó que debía ser alumno regular de la Universidad Nacional del Litoral. Finalmente no pudo participar, aunque se mantuvo en la reunión.