Myrian Ramón, Froilán Aguirre, Daniel García y Alba Sánchez confirmaron hoy al Tribunal Oral Federal que investiga delitos de lesa humanidad en Santa Fe, que efectivamente estuvieron detenidos de manera ilegal en la casa quinta de San José del Rincón, que había sido denunciada como el centro clandestino “El Borgia”.
Las víctimas participaron esta mañana de una inspección ocular, ordenada por el TOF, que duró poco más de tres horas. La comitiva judicial, compuesta por los jueces Roberto Manuel López Arango, Carlos Renna y Andrea Alberto de Creus, los fiscales Martín Suárez Faisal y José Ignacio Candioti, y los abogados de la querella y de la defensa, se trasladó hasta el terreno ubicado en Calle del Sol, unos 200 metros al oeste de la Ruta Nº 1, a la altura del Club Viales.
Ese lugar fue descubierto por el matrimonio García-Sánchez, detenidos el 6 de diciembre de 1977 en una estación de servicios de avenida Luján, camino a Sauce Viejo. Desde allí fueron llevados hasta el pueblo costero, previo paso por la Comisaría 4ta., según sostuvieron durante las testimoniales del 3 de noviembre.
Desde el ventiluz
Una particularidad del paisaje descubierta por Alba Sánchez fue el dato objetivo que les permitió determinar el lugar de cautiverio. La mujer relató durante el juicio que en una ocasión en que la mandaron a limpiar lo que era un pequeño baño, pudo ver el arco de entrada del Club Viales y la calle del Sol a través de un ventiluz.
Por su parte, Myrian Ramón, actual subsecretaria de Salud y Medio Ambiente de la provincia, pudo reconocer la entrada y la distribución de este a oeste de la casa. La abogada que también denunció haber estado en cautiverio en una casa cercana a la Ruta Nº 1, dijo que había aberturas al oeste de la edificación y que faltaba un alero.
Aguirre, a su turno, recordó que la distribución de los dormitorios de la parte vieja era compatible con el lugar donde había estado detenido.
Las dudas y diferencias entre unos y otros radican en que la casa, cuyos planos originales datan de la década de 1940, sufrió al menos cuatro modificaciones a lo largo del medio siglo transcurrido. La última y más importante, fue realizada en 2003 cuando se hicieron reformas que habrían eliminado por completo ese baño que daba al sur-oeste.
No obstante, el matrimonio García también pudo identificar en el parque el lugar donde estaba la pileta y señalaron un árbol donde una vez vieron un guardia sentado, lo mismo que un sillón de algarrobo que estaba allí desde aquella época. Uno de ellos dijo además que en una ocasión pudo ver en perspectiva al “Tío” Nicolás Correa, leyendo el diario al lado de la pileta.
Las inquilinas
Durante las semanas previas, familiares y allegados a la familia propietaria de la quinta declararon como testigos en el juicio. La mayoría de ellos desestimó que allí se realizara algún tipo de actividad ilícita y la mayoría recordó que ese lugar era el elegido para celebrar las navidades y fiestas de fin de año durante las décadas de 1970 y 1980.
Sin embargo, sólo uno entre una decena fue capaz de aseverar que estuvo allí para la navidad de 1977. El resto no pudo precisar con exactitud esa fecha, a pesar de que se exhibieron fotos de familia que daban cuenta de las distintas épocas.
Quienes sí ratificaron los dichos de las víctimas fueron tres mujeres que alquilaron la quinta durante la década de 1990, entre ellas la escritora santafesina Alicia Esther Barberis, autora del libro “Cruzar la Noche”, cuya trama aborda un caso de supresión de identidad durante la dictadura, y la historia está ambientada en esa misma zona.
Las otras dos inquilinas fueron Cecilia Arenaza y María del Pilar Heredia, quienes dieron cuenta que fueron inquilinas de Jorge Ayala Bergero -dueño de la casa- y que existía una pequeña habitación del lado sur, donde podría haber funcionado un bañito.