La magia futbolística se apoderó del mítico Wembley y la historia de Roma se repitió: el Barcelona derrotó hoy por 3-1 al Manchester United con un juego de ensueño y se adjudicó el cuarto título de la Liga de Campeones de su historia.
El equipo dirigido por Josep Guardiola desplegó una de sus mejores versiones en la temporada y, gracias a los goles de la estrella Lionel Messi, Pedro Rodríguez y David Villa, se consagró campeón de Europa por cuarta vez.
En Wembley, el mismo lugar donde en 1992 se gestara la fábrica futbolística actual bajo las órdenes de Johan Cruyff, el conjunto azulgrana desplegó su hegemonía futbolística mundial y coronó otra campaña exitosa bajo el ala de ‘Pep‘. Así, cosechó una estrella europea más a su historia, después de haberla conseguido también en 1992, 2006 y 2009.
La misma historia de dos años atrás. El mismo rival y el mismo dominio en el campo de juego. Después del 2-0 en la final de Roma 2009, el Barcelona volvió a frustrar el sueño del Manchester United de la mano de la magia de sus ‘chiquitos‘.
Así, el equipo catalán cerró una temporada tan exitosa como desgastante. Después de la falta de pretemporada de sus mundialistas, los cuatro clásicos en 20 días contra el Real Madrid y la enfermedad de Eric Abidal, cerró un nuevo año futbolístico con los títulos de Liga española y Champions League bajo el brazo.
Por su parte, el United, que contó con el mexicano Javier ‘Chicharito‘ Hernández y el ecuatoriano Luis Valencia en el campo de juego, se vio obnubilado por su rival durante todo el encuentro y vio frustrada su ilusión de su cuarto gran título europeo.
Los primeros minutos del partido mantuvieron una sintonía similar a la de la final del 2009 en Roma: Un United explosivo y más cerca del área de Víctor Valdés y un Barcelona aún en su intento de acomodarse en el campo.
Los ingleses se encontraron cómodos gracias a la asfixiante marca sobre la salida de los catalanes y a la precisión de los pases a un toque ante la presión rival.
A medida que los británicos disminuían su presencia en el campo contrario, el Barcelona facilitó su conexión con la pelota y con su filosofía habitual. Control y paciencia desde Busquets, Xavi e Iniesta y un movimiento constante de los tres delanteros en las inmediaciones del área.
La primera jugada de peligro apareció a los 16 minutos, cuando Xavi lanzó un centro venenoso al área desde la derecha y Pedro definió incómodo con un tiro apenas desviado al primer palo.
Mientras tanto, Messi, el gran protagonista de la semana previa, recién surgió en escena un minuto más tarde, cuando dejó en el camino a Giggs, Carrick y Valencia y le cedió un pase en diagonal a Pedro, esta vez dormido.
Ya para la mitad de la primera parte, el Barcelona había encontrado su escenario predilecto. Mediante la superpoblación en el campo rival y los espacios para conducir, los azulgranas no tardaron demasiado en romper el empate.
El gol del conjunto catalán llegó a los 27 minutos y mediante una fórmula muy repetida a lo largo de las últimas dos temporadas: Xavi condujo hacia el área, acumuló rivales en el centro de la ofensiva y cedió un pase delicioso a Pedro, quien en un rescate de ingenio, definió con un suave disparo al primer palo ante un Edwin van der Sar vencido.
Los instantes posteriores al gol fueron de pesadilla para los ingleses, visiblemente frustrados en el juego y desconcertados en su afán de recuperación.
Hasta que apareció Rooney. El mismo catalogado por la prensa británica como el único capaz de hacerle frente a Messi y el encargado de prolongar el misterio en la final.
A los 34 minutos, Rooney se movió con facilidad ante un Barcelona descompensado, gestó una pared con Ryan Giggs y definió con un disparo cruzado elegante junto al palo derecho.
De acuerdo al mérito hecho por ambos, el resultado sabía a injusticia para el conjunto catalán y a esperanza para los británicos.
Justo antes del descanso, los de Guardiola estuvieron muy cerca de recuperar la ventaja. Villa buscó a Messi con un pase bajo a la entrada del área pequeña y el rosarino apenas pudo rozar el balón ante la carga de Michael Carrick.
La clave para el Barcelona en la segunda mitad fue la capacidad para recuperar su mejor versión con tanta velocidad. En apenas tres minutos, el conjunto español acorraló al United en sus últimos 20 metros. Y el gol no tardó demasiado en aparecer.
A los 54 minutos, Messi controló la pelota en tres cuartos del campo contrario, se aprovechó del espacio cedido por Park y lanzó un zurdazo con rosca al fondo de la red. Van der Sar, mal posicionado, hizo el esfuerzo por desviar el tiro, pero en vano, tal cual como en el 2009.
La rabia se apoderó de la ‘Pulga‘ en el festejo. Patada a un micrófono y un grito de gol desaforado, mientras Guardiola lo elogiaba en su camino hacia el banquillo.
El argentino no sólo consolidó su rol de máximo goleador del torneo, con 12 tantos, sino que alcanzó a Cristiano Ronaldo en su duelo personal, con 53 goles oficiales.
El segundo tanto del Barcelona significó el puñal definitivo para el equipo inglés. El conjunto de Ferguson se quedó sin herramientas para contrarrestar el estilo culé y se transformó en un asistente de lujo para el espectáculo futbolístico azulgrana.
Durante la última media hora, el Barcelona brilló, como en aquellos mejores tiempos de las temporadas anteriores y en un mensaje de constancia en el final de una temporada nuevamente exitosa.
De este modo, la definición en el resultado apareció a los 69 minutos, cuando Messi elaboró otra genialidad en la banda derecha, jugó con Busquets, quien otorgó un pase atrás a Villa y el asturiano definió con un disparo delicioso al palo izquierdo de Van der Sar.
Ya durante el último cuarto de hora, los españoles durmieron el partido con los pases de control y el orden en el mediocampo y el show se pasó a las gradas, donde casi 30 mil aficionados azulgranas despidieron el partido al grito de ‘Madrid, cabrón, saluda al campeón‘.
Como cierre de lujo, el encargado de levantar la famosa ’Orejona’ fue nada menos que Abidal, precisamente el símbolo del esfuerzo y superación del equipo actual.
Europa tiene un nuevo dueño. El mismo Barcelona que dos años atrás innovó el fútbol mundial y que hoy confirmó una filosofía de juego intacta.
Síntesis:
BARCELONA: Valdés; Alves (88’ Puyol), Mascherano, Piqué, Abidal; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro (92’ Afellay), Messi y Villa (86’ Keita).
MANCHESTER UNITED: Van der Sar; Fabio (69’ Nani) Ferdinand, Vidic, Evra; Valencia, Carrick (77’ Scholes), Giggs, Park; Hernández y Rooney.
GOLES: 1-0: 27 m. Pedro. 1-1: 34 m. Rooney. 2-1 54 m. Messi. 3-1: 69 m.Villa
ARBITRO: Víktor Kassai (Hungría) mostró amarilla a Dani Alves, Carrick y Valencia.
ESTADIO: Wembley (Londres) tuvo una asistencia de 87.695 espectadores.
DPA