Por Juliano Salierno
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Juan Carlos Rézola, el mecánico de 40 años que desapareció de la faz de la tierra durante un largo período, llevándose consigo a su mujer e hijos, fue capturado el 14 de julio en zona de monte en las afueras de Santo Tomé, donde se refugiaba bajo tierra. Su hija de 16 años lo había denunciado ante la Justicia por un rosario de delitos, muchos de los cuales finalmente le fueron atribuidos en el procesamiento dictado esta semana.
El miércoles, el juez de Instrucción Octava Jorge Patrizi, confirmó la prisión preventiva para Rézola; mientras que ordenó la inmediata libertad de su esposa, Claudia Romero, de 33 años, a quien le dictó “falta de mérito”.
El juez Patrizi le atribuyó a Rézola haber reducido “a condición análoga a la servidumbre” a su esposa e hijos; la “tentativa de homicidio” de uno de ellos; y haber cometido “abuso sexual con acceso carnal”, agravado tanto por su condición de “ascendiente” como de “guardador” de los menores, al menos en seis oportunidades. Por último, lo procesaron como partícipe de “supresión de identidad” de un menor de diez años.
Evaluación fiscal
La Oficina de Prensa de la Corte dio a conocer la parte resolutiva del procesamiento, a partir de un expreso pedido del juez Patrizi de canalizar toda la información por esa vía, dadas las connotaciones del caso que afecta a la integridad sexual de menores de edad.
Allí consta que Rézola recibió “falta de mérito” por “las lesiones y paso de corriente eléctrica a uno de sus hijos cuando contaba con nueve años de edad”.
Además, recibió el “sobreseimiento definitivo” en relación a los delitos de abuso de armas, resistencia a la autoridad, amenazas (por prescripción) y desobediencia (el hecho no encuadra en una figura penal).
El fiscal N° 1, Gerardo Alesso, había pedido la prisión preventiva para el matrimonio, ya que consideró que también pesaba responsabilidad sobre la mujer. Por lo tanto, no se descarta que el fiscal se oponga y apele la “falta de mérito” para Romero.
Al parecer, la noticia tampoco sentó bien entre los mayores de los hermanos Rézola. “Estamos muy mal por eso” y “no sabemos si realmente la Justicia dictaminó así”, dijeron desde el entorno de los adolescentes. Tanto es así que “la nena está con miedo” y “hay un montón de situaciones complicadas”, destacaron, sin precisar mayores detalles.
Pedido de captura
Juan Carlos Rézola fue capturado por la policía el jueves 14 de julio, en una cueva en la que se escondía, en zona de monte de Santo Tomé. La denuncia que desencadenó el hallazgo de Rézola la radicó su hija de 16 años ante la Unidad Fiscal de Atención a la Víctima, de la Dra. Graciela Parma.
A partir de entonces la jueza de Instrucción Cuarta, Susana Luna optó por publicar y difundir la imagen del buscado, logrando atraparlo en menos de un mes.
Escurridizo como pocos, se dijo en algún momento que Rézola utilizaba una doble identidad y que llegó a desempeñarse como albañil en un country de Santo Tomé. Cobraba la “asignación universal por hijo” pero sus chicos no iban a la escuela. Estaba acusado desde hace años de violar de manera sistemática y a lo largo de gran parte de sus vidas, a sus tres hijos mayores -dos varones y una mujer- de entre 16 y 20 años. Como si fuera poco Rézola estaba a cargo de cuatro pequeños, de entre 6 y 14 años, que ahora están bajo tratamiento.
Otro dato desconcertante entre los más oprobiosos del caso, fue el modo de vida que llevaba este hombre que construyó su guarida bajo tierra en el fondo de su casa del barrio Costa Azul de Santo Tomé. Acorralado por la policía, huyó un tiempo al monte, donde también usaba grandes fosos de tierra como escondite y refugio.






