Ante la certeza de que iba a ser rechazado por la Legislatura -y aparentemente también frente a la posibilidad de ajustar coincidencias en la reglamentación-, el gobernador Antonio Bonfatti decidió esta mañana retirar el veto parcial que había impuesto a la ley de Autismo. Su esposa, Silvia Tróccoli, subsecretaria de Personas con Discapacidad, anticipó la convocatoria a padres y profesionales para avanzar sobre el tema.
“Cuando el Ejecutivo vetó algunos artículos de la ley, sobre la que estuvimos trabajando durante más de un año, los aspectos observados afectaban el propio espíritu de la norma; la protección integral y la inclusión plena de los chicos afectados por TEA (Trastornos del Espectro Autista) y TGD (Trastornos Generalizados del Desarrollo)”, explicó a El Litoral Avelino Lago (PJ), autor del proyecto junto a Darío Boscarol (UCR-FPCyS).
“La detección precoz dejaba de ser el camino idóneo para garantizar un eventual diagnóstico y el seguimiento de los profesionales sobre el niño, para que pudiera estar rodeado de las herramientas necesarias que permitieran su escolarización, acceso a la salud, a la recreación. Y evidentemente, trabajar desde el Estado en la formación del recurso idóneo, con docente integrador, acompañante terapéutico y equipos interdisciplinarios”, añadió Lago.
El diputado consignó que el veto también objetaba la creación de una dirección de carácter administrativo dentro del Ministerio de Salud, dirigida a articular con el Ministerio de Educación, el relevamiento territorial de los niños con TEA o TGD. Que, según el mismo Lago, en la provincia son “unos 32 mil”.
Respaldo
Esta mañana, un grupo de padres y profesionales se dio cita en la reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados en apoyo a la norma, y luego se reunieron para participar de un festival en el hall de la Legislatura.
Lago mencionó especialmente la presencia de Emanuel, un joven egresado de Comunicación Social que relató su propia experiencia con absoluta elocuencia, y solamente pidió que se le hablara lentamente “para entender todo”.
“Quienes padecen estos trastornos no tienen afectada su aptitud intelectual, sino la comunicación o la integración social, junto a la presencia de intereses repetitivo u obsesivos.
Pero con el acompañamiento adecuado pueden llegar a la adolescencia y valerse plenamente por sí mismos”, añadió Lago.
En cuanto al levantamiento del veto por parte del Ejecutivo, indicó que proporciona la oportunidad de “empezar a trabajar todos juntos a través de la reglamentación. Esto ya lo empezamos a hacer y quedó claro que las observaciones no eran de la magnitud que se interpretó, o de cómo se las quiso hacer ver, y se pudo apreciar que había más coincidencias que diferencias”.
Cuestionamientos
La ley 13328 mereció objeciones desde los colegios de Psicólogos y Psicopedagogos, por considerar que “tiene un carácter segregativo. Incluye la creación de un Consejo Provincial, con instituciones educativas y de salud especializadas. Esto va en contra de las leyes vigentes, y también va en contra del proceso de desmanicomialización al que estamos asistiendo” (ver El Litoral del 7/5/13).
Los profesionales consignaron que no había cuestionamientos al diagnóstico precoz “sino al modo que la ley sostiene: se basa en observables comportamentales; incluye la implementación de un test que es un cuestionario que ya algunos organismos internacionales criticaron, por la fragilidad de la herramienta en sí. Un diagnóstico clínico, por ejemplo, permite poder diferenciar entre un niño autista y una defensa autista que transitoriamente ese chico está utilizando”.