La jornada laboral en la farmacia Bourdin fue trastocada por completo ayer al mediodía, cuando una de sus empleadas tuvo que oficiar de partera ante un alumbramiento de emergencia. En el comercio, el trabajo se desenvolvía normalmente, cuando entró un hombre desesperado pidiendo ayuda: “¡Por favor ayuda que mi hija está a punto de dar a luz!”, gritó En medio de la farmacia.
Rápida de reflejos, Karina Murano, empleada hace nueve años, salió a socorrer a la joven mamá. “Pensé que la chica estaba nerviosa y que había que tranquilizarla para que respirara normalmente. La chica estaba acostada En el auto y cuando salgo, veo que tiene la cabecita entre las piernas. ¡el bebé ya estaba ahí!”, le contó a el Litoral la improvisada partera.
Karina no tuvo tiempo para pensar o dudar: el bebé ya estaba naciendo y había que ayudarlo. “Tenía que sacarlo, no sabía cómo, pero tenía que hacerlo. Cuando lo voy a agarrar, salió solito... mejor dicho solita porque es una nena. Fue un segundo. Cuando salió, le pegué En la colita para que llorara y saber que estaba respirando bien”, recordó llena de emoción al revivir ese momento.
El parto tuvo lugar en pleno bulevar Gálvez y Alberdi, minutos después del mediodía, por lo que varios transeúntes se acercaron para ver qué pasaba En ese auto, que provisoriamente funcionó como sala de parto.
Mientras tanto, alguien pidió ayuda al centro de salud que se encuentra cruzando bulevar. Inmediatamente se acercó el personal de salud, con algunos elementos necesarios para asistir a la parturienta y al recién nacido. “Había que cortar el cordón (umbilical). Los chicos del dispensario de enfrente pusieron los clamps y trajeron la tijera. Pero fui yo la que le corté el cordón, no me quería perder ese momento. Enseguida envolvimos a la bebé para que estuviera calentita y ayudamos a la mamá a ponerse la ropa. Era una chica jovencita”, detalló Karina, con una inmensa sonrisa.
La empleada todavía está emocionada por la experiencia que le tocó vivir. “Estoy feliz, En ese momento lloré, me reí, me encantó. Jamás pensé que iba a pasar por una situación así, fue de película, pero fue una cosa tan linda tener al bebé entre mis manos”, concluyó con dulzura.
¿Quién era?
En medio de la urgencia, nadie tuvo tiempo de preguntar ningún dato de la familia, por lo que desconocen su identidad o a dónde iba a internar a la flamante mamá. “Lo único que alcancé a preguntarles fue qué nombre le iban a poner a la beba. Pero los padres me dijeron que el día anterior se habían enterado de que su hija estaba embarazada”, contó la empleada y expresó su deseo de saber si la mamá y la beba se encuentran bien.
el Litoral comenzó a rastrear el paradero de la flamante mamá En hospitales y sanatorios de la ciudad hasta que dio con ella. Se trata de Gisela de Fazio, de 17 años, que se encuentra internada En un sanatorio privado, En buen estado. Su beba, a la que llamaron Kiara, pesó 1,9 kilos al nacer y está En Neonatología. “Gracias a Dios salió todo bien. La beba está bien, mi hija también y posiblemente mañana le den el alta, pero vamos a seguir En el sanatorio para que pueda darle el pecho a Kiara, que está En la Neo”, contó orgullosa la abuela, Mirta Farías.
Lo sorprendente del caso es que Gisela mantuvo En secreto su embarazo durante 8 meses. No le dijo ni una palabra a nadie: ni a su familia, ni a sus amigas, ni a sus compañeros de la escuela Simón de Iriondo, donde cursa 5º año. Hasta que hace dos días rompió el silencio y se lo contó a sus padres. “Cuando anteayer nos dijo que estaba embarazada, pensamos que era de cuatro o cinco meses, ¡no de ocho! Ayer me llamó desde la escuela diciéndome que se sentía mal. Fuimos a la guardia y el médico le dio reposo. Volvimos a casa y al rato, los dolores En la panza eran más y más intensos hasta que rompió bolsa”, relató la abuela.
Llamaron a la ambulancia, pero como nunca llegó, decidieron llevar a Gisela a la clínica En auto. “La acostamos En el asiento de atrás y mi marido iba manejando. En eso, Gisela nos dice que no daba más, que sentía que la beba estaba naciendo. Entonces mi marido frenó y fue a pedir ayuda a la farmacia, para que llamaran una ambulancia. Pero no hubo ni tiempo porque nació ahí mismo”, contó.
Pasada la sorpresa, la familia disfruta del nacimiento de Kiara, la segunda nieta de Mirta. Asimismo expresaron su agradecimiento a los empleados de la farmacia y del dispensario, que fueron fundamentales para que esta historia termine con final feliz.






