Fabián Contreras es un vecino común que inició hace tres años la Asociación Civil Juventud Progresista, una ONG sin bandera política (el nombre no refiere a un partido) que trabaja para brindar talleres de capacitación a chicos y jóvenes en la zona de La Loma.
“Nadie puede negar que la AUH es una ayuda para muchas familias, pero sigue siendo una forma de asistencialismo. Acá, la gente está acostumbrada a los planes sociales y sería importante que haya otra forma de ayudarlas: con un trabajo que dignifique”, opinó.
Mencionó uno de los talleres que tuvo mucha convocatoria para los chicos que asisten a la ONG. “Se engancharon con la capacitación en el arreglo de bicicletas, como forma de ahorrar y de paso se sintieron útiles, compartieron con un grupo y se apropiaron de este espacio”, contó.
En lo personal, opinó que “a un año de la aplicación de la AUH podrían haberse implementado otros mecanismos para cambiar el asistencialismo por trabajo. No digo que este beneficio no haga falta pero, en paralelo, se podrían haber implementado emprendimientos asociativos o se podrían haber formado cooperativas en los barrios, para cambiar esa cultura del asistencialismo que no dignifica ni alcanza para vivir”.
Al trabajar con chicos y jóvenes descubrió que muchos van a la escuela por el comedor. “Si no existiera, habría una deserción altísima. Por eso, creo que la AUH por sí sola no alcanzaría para que los chicos vayan a la escuela y se vacunen, por más obligatoria que sea. Dirían: total me la tienen que dar igual”.