Los negocios ya no se abastecen de ropa abrigada en cantidad.
Nicolás Loyarte
Las altas temperaturas, inusuales para esta altura del año en la ciudad de Santa Fe, paralizan la venta de ropa de abrigo. Esta situación genera inconvenientes financieros a los comerciantes que compraron stock de ropa de temporada en febrero o marzo pasado y todavía no pudieron venderla. Los abrigos, pulóveres, botas y camperas esperan por sus futuros dueños en las vidrieras, los percheros y depósitos de los negocios. Mientras el frío no llega los comerciantes deben afrontar los costos de alquiler de locales, servicios e impuestos y pagarles el sueldo a sus empleados.
Un paseo por la Peatonal
“Ojalá fuese propietario del local”, se lamenta Bruno, el dueño del negocio de indumentaria Intrínseco, de la peatonal San Martín al 2600. Junto a Bruno, una empleada acomoda la ropa en los percheros. “Nosotros compramos la ropa de invierno en febrero y según cómo vengan las ventas encargamos más stock. Pero todavía no se vendió nada. La gente sigue comprando la ropa de verano, camisas y remeras”, relata Bruno, que debe pagar a tiempo su alquiler pese a la escasez en las ventas.
El negocio vecino es Nasa Jeans y vende una marca exclusiva. Su encargado, Cristian, cuenta que “desde hace años” ya no piden a la fábrica que les manden ropa de abrigo. “Lo más abrigado que vendemos son los sweaters de hilo, ropa de media temporada”, dice. “Santa Fe tiene cada vez inviernos más cortos, así que estamos preparados para evitar quedarnos con toda la ropa de abrigo. Compramos camperas PU (sintético), que son las que más salen”.
En la zapatería Bucanero, de Mendoza al 2600, tres vendedores parados frente a la puerta miran a la gente que pasa por la calle a la espera de clientes. Otro empleado pasa un plumero a las botas expuestas sobre su caja, que todavía no fueron probadas por ningún interesado. En la vidriera se mezcan calzados de media estación con los de la temporada de frío. “Todavía no vendimos botas porque el frío no llegó”, explica Pablo, vendedor de la zapatería.
“Las compras se realizan por necesidad o deseo”, sentencia María Fernández, propietaria de un local de indumentaria deportiva. “En estos días de humedad y temperaturas cálidas, el abrigo no genera ninguno de los dos y, en consecuencia, las ventas bajan. La clave está en la astucia del comerciante de promover artículos o promociones que generen nuevos deseos de compra, porque la venta es necesaria para afrontar las obligaciones”.
Un relato totalmente distinto fue el encontrado en Amazonas, de San Martín al 2200. El negocio vende ropa de mujer y “desde hace ya 30 años tiene su público cautivo”, explica Andrea, mientras atiende a una clienta. Las demás vendedoras también están ocupadas ante la alta demanda de consultas. “Nosotras vendemos al mismo ritmo que años anteriores. Obviamente que no se venden pulóveres pero sí toda la demás ropa de invierno”, cuenta la vendedora, y agrega: “Tenemos el Ahora 12, como el resto de los negocios, pero no necesitamos liquidar con anticipación ni hacer grandes descuentos porque la demanda viene a buen ritmo”.
Relevamiento
Desde el Centro Comercial se realiza un monitoreo permanente de la situación. Abdul Mursi, miembro del consejo directivo de la entidad, explica: “Cada tres meses hacemos una encuesta con los comerciantes de cada rubro para saber cómo vienen las ventas. Pero en este rubro es muy relativo, porque si el año pasado hizo frío vendiste y si este año todavía no refrescó, no. Entonces no se puede comparar”.
Hecha la salvedad, Mursi es contundente al responder sobre cómo evalúan hoy la situación: “El retraso de la llegada del frío no nos está complicando, ¡nos está matando!”. Este comerciante -que es propietario de cuatro negocios de indumentaria de avenida General Paz al 4800- agrega que la falta de venta de ropa de temporada “puede ser muy problemático para los comerciantes que compraron mucha mercadería”. Y explica al respecto que “los compromisos se te vienen encima y hay que responder. El que no tiene mucho respaldo está en problemas, porque los proveedores necesitan cobrar con rapidez”.
Los 28ºC de temperatura máxima de este miércoles en Santa Fe “ya no son de un calor normal, que se pueda prever”, dice Mursi. “Los clientes todavía entran al negocio y piden ropa de verano. No tenés nada para ofrecerles y se van”. Y termina: “El rubro es complicado porque depende del clima. No podés guardar stock porque pasa de moda y no te lo compra nadie, hay que liquidar todo y se pierde plata”.
El veranito se termina el sábado