Tras la protesta llevada a cabo este miércoles por comerciantes frente a la Casa de Gobierno, y en consonancia con ese sector y muchos otros que ven afectadas sus economías debido al aislamiento obligatorio vigente desde el 20 de marzo, la concejala Luciana Ceresola y el concejal Sebastián Mastropaolo, presentaron un proyecto de ordenanza denominado “Plan de Flexibilización Gradual”.
En comunicación con El Litoral, Ceresola brindó algunos detalles de la idea. “En vistas de que no hay circulación interna del virus y que Santa Fe tiene más de veinte días largos sin ningún caso estamos proponiendo una apertura gradual de las actividades económicas porque las consecuencias económicas, más allá de los efectos sanitarios que tiene la pandemia, son y serán muy graves y costará mucho reponernos. Sabemos que Santa Fe es una ciudad resiliente, que nos recuperamos de las inundaciones, pero era algo que sólo afectaba a la ciudad y alrededores. Ahora está comprometida la provincia, el país y el mundo. No podemos darnos el lujo de esperar mucho más, no habiendo casos positivos, de reactivar la economía”.
Inicialmente, ambos ediles propusieron para que se autoricen las actividades de la salud, algo que ocurrió con el aval del Gobierno Provincial, todos con los correspondientes controles y protocolos de higiene y bioseguridad. “Ahora también pedimos por los oficios: peluqueros, zapateros, vidrieros, etc. Personas que viven de su salario, del día a día. Que muchas veces ni se movilizan de sus barrios porque tiene su local cerca, o en sus casas, talleres. O sea, muchos de los cuales no van a saturar el transporte público, que es el gran problema del contagio. Empezaría así la reactivación dentro de lo que son los barrios”, continuó explicando Ceresola, quien junto a Mastropaolo están repartiendo materiales de bioseguridad como máscaras para que puedan trabajar tranquilos. “Nos parece esencial la reactivación, porque las consecuencias van a ser graves. Hay personas que ya están hace casi dos meses sin trabajar y es un grave perjuicio económico”, agregó.
“Muchas personas ya desconectaron el cable, suspendieron alquileres, no pagan servicios, impuestos. También estamos en contacto con contadores, que lo que están solicitando es un permiso de circulación para poder trabajar en sus estudios; también con las cámaras inmobiliarias, con los gimnasios. Están todos en una situación caótica y desesperante. La forma gradual o regularización paulatina de la actividad implica que se sigan manteniendo las normas vigentes como, por ejemplo, el uso de barbijos o tapabocas. Que los gastronómicos puedan abrir bajo la modalidad de ‘take away’ o con una disminución del 30% de las mesas; que el transporte público no permita el viaje de personas paradas y que haya asientos intermedios; atención paulatina y por turnos en peluquerías, con desinfecciones correspondientes entre cliente y cliente. En fin, es empezar con las precauciones necesarias porque sabemos que la normalidad no volverá a existir”, aseguró la concejala.
“Que de a poco se puedan ir abriendo las actividades siguiendo un protocolo: pedir turnos a la peluquería, al podólogo, llevar cosas a arreglar, todo bajo estrictas normas de higiene, turnos acordados, tratando priorizar la circulación a pie o en bicicleta para evitar la saturación del transporte público; que se pueda hacer, siempre que se pueda, el pago electrónico, para disminuir la circulante de dinero que también es un foco infeccioso; que los negocios puedan abrir con sus propietarios y uno o dos empleados más, dependiendo del tamaño de los mismos”, explicó.
“Si hay un caso positivo o un foco infeccioso en determinado barrio, se aisla la zona, pero sin perjudicar al resto de la ciudad. Los negocios necesitan empezar a vender y facturar. Las arcas del Estado también se ven afectadas, porque la gente no está pudiendo pagar los impuestos”, concluyó Ceresola.