El Concejo aprobó un programa municipal de gestión, reducción progresiva y eliminación específica de plásticos de un solo uso en la ciudad. Son los llamados “use y tire”, es decir, aquellos elementos moldeados con polímeros, no vegetales ni naturales, que por sus características de fabricación, venta o distribución, están destinados a ser utilizados una sola vez: sorbetes, vasos, cucharitas y revolvedores, bandejas y cubiertos como los que reparten en deliverys o los que se usan en los dispensers.
Se estima que tienen un promedio de utilización de 20 minutos en mano y que tardan entre 150 y 500 años en degradarse completamente. Esto agrava el impacto de los plásticos sobre el medio ambiente. La ONG Vida Silvestre advierte que desde el 2000 se produjo la misma cantidad de plástico que en los últimos 50 años, y se estima que 8 millones de toneladas de este material se arrojan al mar anualmente. Es decir, el plástico es una de las grandes amenazas del Planeta y estos polímeros (la disminución de su uso y prohibición) están en la agenda medioambiental global.
La norma establece “promover la transición de hábitos de consumo en las personas” para disminuir el uso de estos los productos descartables “use y tire”; prohibir progresivamente la utilización de determinados plásticos de un solo uso y propiciar procesos de sustitución por alternativas reutilizables, compostables o biodegradables; concientizar sobre el impacto ambiental del destino final inadecuado de estos productos, y promover el cuidado de los cursos de aguas, promoviendo la reducción de la contaminación por plásticos, microplásticos y por colillas de cigarrillos.
El primer elemento a erradicar serán los sorbetes. Dice la norma: “Se prohíbe de forma progresiva en los comercios de la ciudad la utilización, entrega y expendio de sorbetes plásticos de un solo uso”. ¿Cómo se implementará esto? mediante un cronograma: de modo inmediato, no se permitirá ofrecer o colocar sorbetes plásticos de un solo uso a la vista del cliente; y a partir de los 150 días de sancionada la ordenanza ya no se permitirá la utilización, ni entrega ni venta de estos sorbetes. Además el Ejecutivo, en 180 días, deberá “tomar medidas que impulsen la eliminación de la utilización de este tipo de plásticos en los edificios públicos municipales”.
Se convocará a un espacio de trabajo que incluirá a concejales, funcionarios municipales, un representante del Centro Comercial —por los comercios de la ciudad que trabajen estos productos— y un representante por la Unión Industrial, en representación de aquellas industrias de la ciudad que fabriquen estos productos. La intención es “consensuar medidas para abordar colectivamente la necesidad de reducir la utilización de este tipo de plásticos, y poner en conocimiento de los comerciantes locales sobre elementos fabricados con materiales alternativos al plástico que se pretende eliminar”.
Y el paso siguiente será coordinar acciones y plazos a seguir para avanzar progresivamente en la erradicación de otros elementos de plásticos de un solo uso, como vasos, utensilios, bandejas de empaque de alimentos, papel film, entre otros. Quedan exceptuados de la ordenanza aquellos productos que se justifiquen por cuestiones de profilaxis en centros de salud, asepsia, razones médicas o protección de alimentos.
La ordenanza fue promovida por Marcela Aeberhard (PJ), Luciana Ceresola y Carlos Suárez (Pro-Cambiemos). “Sólo en Buenos Aires, los sorbetes generan dos toneladas de residuos de un único uso. De acuerdo al último Censo de Basura Costera de la ONG Vida Silvestre (2018), el 82% de los residuos no orgánicos encontrados en las playas argentinas correspondió a plásticos”, puso en contexto Aeberhard, en sus declaraciones en el recinto. ¿Qué se puede hacer con los plásticos reciclados? Juegos, bancos, guantes, hasta incluso durmientes de vías, y la lista sigue.
Para Ceresola, esta norma va en sintonía con lo que ocurre a nivel global. “Se calcula que en un shopping se pueden utilizar dos millones de sorbetes por mes: son más de 470 kilómetros si se ponen uno al lado del otro. No se trata sólo del medioambiente, sino también de la salud humana, porque estamos consumiendo plástico que está entre nosotros. Hay que tener conciencia de lo que implica el plástico, y de la ‘cultura descartable’que nos vienen imponiendo hace décadas. Es necesario volver a los materiales nobles y reutilizables”, recalcó la edila.
Carlos Suárez aclaró que esta norma no busca “atacar a la industria dedicada a la producción plástica. No hablamos de demonizar a las empresas que fabrican plásticos, sino decir: ‘El plástico hace mal, y en gran medida por conductas ciudadanas’”. Y lo primero, empezar por casa: que desde el Municipio se empiece a erradicar plásticos de un solo uso en situaciones muy sencillas, como los vasos que están en un dispenser. Todo esto, desde la administración municipal, incluido el Concejo, se puede hacer. Esto es un camino del que no se puede volver”, concluyó.