Hace pocos días tuvo lugar la Fiesta del Deporte Corondino donde una jugadora de pádel, Marcela Millaa, fue elegida como mejor deportista del año.
Aprendió a jugar con una tabla mientras miraba a sus mayores practicar el deporte en el Club de Regatas. Pocos años después se convirtió en una jugadora de tenis criollo prácticamente invencible. El mayor logro lo consiguió a finales de 1973.
Hace pocos días tuvo lugar la Fiesta del Deporte Corondino donde una jugadora de pádel, Marcela Millaa, fue elegida como mejor deportista del año.
De algún modo todas las disciplinas con raqueta y paleta son “parientas” entre sí con las obvias diferencias que tienen, por eso este reconocimiento a una mujer en Coronda nos retrotrajo a uno de los mayores hitos deportivos de la ciudad en toda su historia: cuando otra dama, una jugadora de tenis criollo en este caso, ganó lo que poco tiempo después se convertía en los Olimpia de Plata.
El 26 de diciembre de 1973, un día después de la Navidad, una corondina se convertía en una de las deportistas del año del país. Así es, porque a través de la premiación realizada por la Confederación Argentina de Deportes en lo que luego iba a ser denominado como Premios Olimpia de Plata, Liliana Bordenabe conseguía algo inédito y nunca repetido para Coronda, ciudad nuevamente desde hacía 6 años nada más, al ser elegida como la mejor jugadora de tenis criollo a paleta de la República Argentina, junto al santafesino Francisco García.
Bordenabe, quien durante años fuera empleada en el Registro Civil de esta cabecera departamental, era en ese momento campeona nacional en primera categoría doble, se había quedado con el torneo Día de la Bandera y con el Cuarto Centenario de la ciudad de Santa Fe, además de ganar más de 20 torneos en el año, en representación además de la Asociación Corondina de este deporte y del Club de Regatas donde su padre era bufetero.
En la post primera fiesta de 1973, Bordenabe estuvo en el acto desarrollado en la sede porteña de la Confederación de Deportes, en la misma velada en la cual iban a ser reconocidos Carlos Rafaelli en básquet, Roberto Telch y Miguel Brindisi en fútbol, y Guillermo Vilas en tenis, entre otros, como para ratificar un contexto de altísima calidad en lo que fue la ceremonia presidida por el Secretario de Deportes de la Nación, Pedro E. Vázquez, del gabinete del Gral. Juan D. Perón.
En la crónica del Diario El Litoral, del 24 de diciembre, cuando se anunciaba que Bordenabe y García iban a ser galardonados, el artículo mencionaba: “Este premio resulta auspicioso dentro del ambiente del tenis criollo de Santa Fe, porque viene a demostrar que este juego, de raíz netamente isleña, nacido en el arrullo de los arroyos santafesinos, va ganando poco a poco la consideración general, hasta el punto de que el organismo mater que rige los destinos de toda la actividad deportiva en la República, haya tenido en cuenta la ortodoxia de quienes se hicieron acreedores a la distinción, y de los valores intrínsecos del tenis criollo como competición vigorizante, sana y limpia en todos sus aspectos sustanciales”.
Liliana Bordenabe, contó que “el tenis es mi pasión, empecé a jugar en Regatas donde mi papá era empleado, yo no tenía paleta ni nada, mucha gente jugaba y agarré una tabla de madera que estaba tirada y empecé a paletear contra una pared y mi papá me vio y me compró una paleta”.
Luego, en el recuento de sus inicios, la histórica tenista mencionó que “ya me metía entre el grupo de los grandes, calculo que molestaba, ellos eran de primera, habían ganado torneos, yo recién empezaba, los escuchaba y retenía, contaban cómo jugaban los otros, me lo guardaba y lo aplicaba sobre la pared, nadie jugaba conmigo, yo tenía 7, 8 años cuando me inicié, me llevaron a un primer campeonato, con 9 años creo, me pasaron por arriba” pero “a los 15 años gané el primer campeonato argentino en cadetes, de ahí cuando pasé la edad, fui a tercera categoría, gané fácil, en segunda también ganaba con facilidad y en primera jugué cuatro o cinco años, y también gané en todas las temporadas”.
En cuanto a este gran premio, del cual se cumplieron en diciembre 50 años de obtenido, Liliana encendió aquella felicidad nuevamente y recordó que “un día estábamos en casa, Carlos Ricardo era mi compañero de mixto, se habían comunicado con él, y entre charla y charla no me decía nada pero al final me contó que me habían elegido como la mejor deportista del año y que tenía que ir a Buenos Aires a recibir el premio. Me llamaron del Diario El Litoral, fui a Santa Fe, todos los medios impresos de la provincia lo sacaron, era muy raro, fue impresionante, me vine con el corazón lleno de alegría por la gente que encontré de otros deportes que practiqué y por el galardón”.
Un hito deportivo para Coronda que cumplió medio siglo y sigue vivo y encendido en la memoria de Liliana Bordenabe, una de las mejores deportistas de la historia de esta ciudad y un amor por esta disciplina que nació con una pelotita golpeada con una tabla que obligó al mejor regalo que papá le pudo hacer: una paleta.
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