(Enviado Especial a San Pablo, Brasil)
Este sábado a las 16 y será en el estadio de aquellas epopeyas mundialistas ante Suiza y Holanda, el mismo escenario de la famosa frase de Mascherano a Chiquito Romero: “Hoy te convertís en héroe”. Scaloni recibió el pedido de los jugadores: “Todos queremos jugar”. Igual, dos cambios seguros, al menos, habrá: no pueden jugar Acuña y Lautaro Martínez.
(Enviado Especial a San Pablo, Brasil)
Es volver a pisar un estadio en el que se vivieron sensaciones indescriptibles e inolvidables, hace cinco años. Fue memorable la victoria ante Suiza con el gol de Di María, festejado hasta la afonía. Y ni hablar de aquella victoria ante Holanda, con los penales de Chiquito Romero y la definición de Maxi Rodríguez que desató la euforia. Fue la tarde-noche de la famosa frase de Mascherano a Romero: “Hoy te convertís en héroe”. Frase que, si alguna vez, a Chiquito Romero se le ocurre escribir sus memorias, le servirá indudablemente de título para la obra.
Es volver a vivir aquello pero también es soportar esta resaca de fútbol que nos queda. Jugar un partido por el tercer puesto es lo que todos quieren evitar. Mejor dicho y para que quede claro: llegar a la semifinal es sabe que esa selección se queda hasta el final; pero perder la semifinal, al menos así es para Argentina y los paises con historia grande futbolera, es condenarse a jugar un partido que interesa poco y no agrega nada.
Jugar por un tercer puesto hubiese sido algo magnífico para una Venezuela, por ejemplo; ni qué hablar para Bolivia. Pero no para Argentina. Igualmente, es el maquillaje que se le está poniendo a una actuación que, para muchos, entre los que me incluyo, terminó dejando un brillo inesperado si se tiene en cuenta lo mal que se vienen haciendo las cosas en los últimos tiempos, la necesidad de empezar a escribir la historia en serio y la confusión con la que se arrancó esta Copa.
Hay un buen indicio: los jugadores le dijeron a Scaloni que todos quieren jugar. Salvo Lautaro Martínez y Acuña, naturalmente, porque están suspendidos. Pero el resto está disponible y el mal tiempo en San Pablo impidió que Scaloni pruebe con indicios firmes de formación titular. Quizás haya algo que el técnico pueda cambiar o probar. Pensando en un reemplazante natural para Acuña, el primero que surge es Lo Celso; o acaso el propio Di María, si la idea es mantener a los tres de arriba. Ahí tiene variantes de sobra, porque otra posibilidad es que juegue Pereyra, quien fue titular en un partido (ante los paraguayos en el Mineirao), pero no le fue bien. Y si la idea es mantener a los tres de arriba, con Messi y Agüero podría jugar Dybala o Matías Suárez, que tuvieron muy pocas chances de jugar en esta Copa América.
En cuanto a los rendimientos individuales, contra Brasil fue un partido flojo de Tagliafico y allí está la chance de que juegue Casco con su mejor perfil; o que Foyth pase al medio de la defensa y que por el otro lado juegue el mismo Casco o Saravia. En fin, son todas especulaciones porque no hay certezas y el equipo se sabrá cuando el plantel llegue al Arena Corinthians.
Si algo ayuda para que esa resaca no sea soporífera, es que enfrente estará Chile. Y no quiero decir con esto que vamos a jugar la revancha de las dos finales que nos ganaron, pero sirve como antecedente y como carta de presentación de este partido, que se reeditará las últimas dos finales de la Copa América. Vidal dijo que “este partido no importa, no sirve para nada”. Es el pensamiento de un jugador de equipo grande y quizás Messi también piense lo mismo que él, pero hay que estar, hay que jugarlo y hay que defender los colores como si fuese la misma final.
Salir terceros o cuartos no cambiará demasiado la ecuación. Ganarle a Chile sería un digno final, pero sólo eso. No modificará demasiado el cuadro de situación, ni le dará más o menos vida a Scaloni, quien parece que estará al frente del equipo hasta diciembre, dirigiendo los seis amistosos que se están programando para las fechas Fifa. Esto, lo que tiene que ver con el futuro y con el proyecto, es algo que irá más allá del resultado de este sábado en San Pablo. Y será así por más que Argentina juegue un partidazo y gane por goleada, o que Chile nos pegue otro golpe como el que ya nos dieron Brasil y Colombia en esta Copa.
Cuando el Monumental parecía Londres…
No es la primera vez que Argentina jugará un partido por el tercer puesto. En la Copa América de 1987, disputada en nuestro país, la selección debió disputar ese partido consuelo ante la de Colombia, ya por entonces dirigida por Francisco Maturana. El partido se disputó en el Monumental y lo ganaron los colombianos por 2 a 1 (Gabriel Gómez y Jairo Galeano para Colombia y Claudio Caniggia para la selección de Bilardo), relegando a los campeones del mundo al cuarto puesto.
El torneo se dividió en tres grupos y Argentina cayó en la zona de Ecuador y Perú. El debut fue ante los peruanos y terminó empatado en uno. Maradona fue el autor del gol argentino, mientras que Reyna, el mismo que lo había marcado fuera del reglamento por la pasividad arbitral en el partido de Eliminatorias jugado en Lima, marcó para los peruanos. Después, Argentina le ganó 3 a 0 a Ecuador con dos goles de Maradona y uno de Caniggia, pasando así a jugar la semifinal ante Uruguay, también en el Monumental. El gol de Alzamendi, único del partido, puso de rodillas a la selección que perdió 1 a 0 ante más de 70.000 espectadores.
Por su parte, Colombia no pudo con Chile y cayó en Córdoba, 2 a 1, en el mejor partido del torneo, definido en tiempo suplementario. A la final la ganó Uruguay, que derrotó a los chilenos. Y nosotros debimos jugar ese partido con una niebla espesa que dejaba ver poco a los espectadores presentes, en un Monumental con escasa cantidad de público y con aquella postal londinense antes descripta. Fue 2 a 1 para los colombianos y un cuarto puesto para el olvido de los campeones del mundo.