El partido en el que no se puede hablar de un favorito

Enrique Cruz (h)

Es clara la idea de partidos duros, friccionados, peleados. Es clara también la idea de aportar energía, temperamento y sacrificio por encima de lo mejor que tiene el fútbol que es el juego en sí.

Los clásicos fueron, son y seguirán siendo así. No se pueden perder, aunque a veces se pierdan.

El hincha pide “ganar o ganar”, pero el jugador, el técnico y el dirigente lo saben sin necesidad de que se lo digan. Es el partido más importante, aunque habrá que entender también de una buena vez que no es el único. Los clásicos son así y lo único que se puede asegurar es todo esto que se acaba de describir: que son partidos duros, de muchos nervios, de fricción y que provocan encanto y desencanto al extremo según el resultado. Lo que nadie puede asegurar es que se hable con total seguridad de favoritismos. Hay cuestiones futboleras que se pueden analizar, pero decir que uno llega con más posibilidades de triunfo que el otro, es arriesgarse a la equivocación. Ejemplos sobran.

* 1) La gran ventaja de Madelón sobre Johansen. Mientras el técnico tatengue tiene todo disponible, sin ausencias fundamentales por lesiones o expulsiones, Johansen afronta el armado por primera vez del equipo sin los dos futbolistas más dotados técnicamente. Ledesma y Alan Ruiz han sido clave para definir el perfil y el nivel futbolístico del equipo. Va a cambiar el esquema también. En realidad, habrá algún retoque que lo asemejará a lo que tendrá enfrente. Unión y Colón tendrán dos esquemas similares. Los estilos no son tan parecidos. Unión es un equipo más equilibrado, tiene mejor respuesta defensiva, posiblemente mayor combatividad para la recuperación de la pelota, y más verticalidad a la hora de atacar. Colón, con Franco, fue un equipo que siempre pensó en el arco de enfrente, a veces exageradamente, y eso lo llevó a un desequilibrio que resultó letal en muchos partidos. La excepción a todo esto se dio ante Sarmiento. Sin dudas, un equipo que se precia de ser ofensivo no puede, de ninguna manera, jugar un partido creando una sola situación de gol y, para colmo, un remate del volante central de marca desde afuera del área. Marcó el final del ciclo de Franco al frente del equipo.

* 2) ¿Cuentan los antecedentes? Sólo en parte. En teoría, Unión parece llegar mejor que Colón por haber ganado el clásico anterior y por la victoria ante Tigre. Anímicamente incide y no se discute. Pero los números de la campaña no marcan ninguna tendencia. Por el contrario, Colón ha sacado mayor cantidad de puntos que Unión. Ocurre que el arranque fue estupendo y luego se entró en un cono de sombras que ya lleva 8 partidos en los cuales apenas ganó uno. A Unión le costó un poco más y hasta tuvo un momento de incertidumbre cuando se jugó el clásico pasado. El repunte se dio ahí, si hablamos de lo matemático.

* 3) ¿Importa lo que pasó hace un mes en el Centenario? Dejando de lado la incidencia que el resultado tuvo en el humor de la gente, futbolísticamente sólo se puede tomar como un antecedente que no define nada. Es otro partido, Colón tiene otro entrenador y se sabe que en fútbol está, por un lado lo que se propone y, por el otro, el choque con la realidad. Las circunstancias juegan un papel determinante. El partido era parejo, hubo un gol anulado, un gol en el final del primer tiempo y otro en el arranque del segundo que terminaron inclinando el partido para un lado. Unión jugó el mejor partido del campeonato ante Colón. Nadie puede asegurar que esto se pueda repetir.

* 4) Unión llega en un clima de normalidad que hoy no tiene Colón. Afuera de la cancha, los dos clubes tienen realidades que se oponen. Hay un plantel, el de Unión, que llega más entero, alejado de los conflictos y con una estabilidad institucional plena. Colón es todo lo opuesto. Hay una interna dirigencial profunda, apretadas al plantel, un jugador clave que se fue por tal motivo y un técnico que renunció por los resultados y también por una situación de desgaste y conflicto que no quiso comentar en el escueto comunicado que emitió en su despedida. La tranquilidad impera en uno y falta en el otro. Esto aumenta la obligación en Colón pero tampoco se la puede restar a Unión. Los dos tienen la presión, aunque el peso de las mismas sean diferentes. Es un clásico y a nadie le gusta perderlo.

5) Las consecuencias de un resultado. Si Colón lo gana, será un crédito abierto para Johansen y hasta podría encaminar su futuro si es que pretende seguir en el cargo después de que transcurra el interinato. Johansen será el menos responsable si el resultado es al revés y Colón vuelve a perder, pero caerán sus acciones a futuro. Tendrá menos “espalda” para generar las mínimas condiciones de garantía y confianza para que su interinato se transforme en confirmación. El triunfo de Unión provocará un impacto más de respaldo al que ya tiene ganado un Madelón muy firme y decidido a convertirse en el técnico de mayor duración en el club en las últimas décadas. Está claro que el empate, después del primer resultado, le servirá más a Unión que a Colón, aunque también es verdad que servirá para calmar los ánimos que están exacerbados en los dominios rojinegros. Eso sí, va para los dos, transcurrido el clásico habrá que ponerse manos a la obra para mejorar, en los cuatro partidos que restarán, dos campañas que numéricamente no terminan de cerrar. Más allá de la natural alegría que puede despertar el resultado de un partido. Por más que sea el clásico.

Ruiz no vuelve más

Después de la agresión sufrida el miércoles a la tardecita, Alan Ruiz tomó la decisión de no jugar más en Colón y así lo hizo pública.

“Ya no estoy más en Colón, me fui de Santa Fe y estoy en La Plata. Ya está decidido y nadie puede jugar así”, dijo el futbolista sabalero a medios capitalinos.

Por su parte, Heber Marchioni, su representante, dijo que “la decisión es pura y exclusiva de la familia Ruiz y yo debo interpretar su sentimiento y sus deseos. Lo único que puedo decir es que tenemos mucha tristeza por todo lo que pasó”.