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Bush sigue con ventaja pero
depende del tribunal supremo


 

AFP. CRISIS ELECTORAL. En medio de constantes acusaciones cruzadas, el candidato de los republicanos denunció un supuesto fraude en el recuento de votos.

El Tribunal Supremo de Florida, que ha prohibido que esa ventaja de Bush sea certificada como definitiva, celebrará una audiencia mañana para decidir si los recuentos manuales tiene que ser tenidos en cuenta o no.


Miami (EE.UU.), 19 (EFE). - El candidato presidencial republicano, George W. Bush, tiene una ventaja de 930 votos en las disputadas elecciones de Florida y para los demócratas sólo existe ahora la esperanza que de los recuentos manuales surjan nuevos sufragios a su favor para superarla.

Cuando se van a cumplir casi dos semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 7 de noviembre, el país sigue sin saber cuál será su presidente porque vive rehén de la votación de Florida.

Si la Secretaria de Estado de Florida, la militante republicana Katherin Harris, se hubiera salido con la suya, ayer hubiera proclamado a Bush ganador del Estado de Florida y, en consecuencia, de la presidencia de Estados Unidos.

Harris dijo ayer en un comunicado que Bush logró 1.380 votos enviados por correo desde ultramar y el candidato demócrata Al Gore 750. Para ella, "está claro que todos los resultados obtenidos hasta el momento muestran que Bush ganó el Estado de Florida".

Todo estaba listo para la celebración, en Tallahassee, la capital de Florida, donde el gobernador estatal es Jeb Bush, hermano menor del candidato republicano y en Austin, donde éste último es gobernador de Texas.

Pero el Tribunal Supremo estatal, compuesto por seis jueces demócratas y uno independiente, paralizó esa certificación hasta que escuche mañana los argumentos orales de ambas partes y decida en consecuencia.

Con sus 25 votos electorales, Florida dará a Bush o a Gore, los 270 necesarios para conquistar la Casa Blanca. Gore tiene actualmente 255 y Bush 247, y el primero supera a su rival republicano en votos populares a nivel nacional, por una diferencia de unos 200.000.

Si Bush se llevase finalmente la presidencia, será la primera vez en más de cien años que un candidato presidencial llega a la Casa Blanca a pesar de haber perdido el voto popular. La última vez fue en 1888.

Acusaciones republicanas

Los republicanos han protestado porque 1.420 votos emitidos por correo fueron anulados en distritos electorales donde predominan los demócratas debido a que no tenían un matasellos indicando que fueron depositados antes del 7 de noviembre.

Portavoces del partido republicano se han quejado que los votos anulados proceden del personal militar y sus familiares estacionados en bases norteamericanas en el extranjero, que suelen votar por sus candidatos.

Karen Hughes, portavoz de Bush, acusó a los demócratas de intentos de descalificar los votos de miles de militares norteamericanos en el extranjero, y los criticó porque los recuentos a mano en dos condados de Florida -dijo- se están llevando a cabo "con absoluta parcialidad para beneficiar a Gore".

Los demócratas confían en los recuentos manuales que se están llevando a cabo en los condados de Palm Beach y Broward, y en del Miami-Dade, con 645.000 votos, que comienza el lunes y que podría durar hasta tres semanas.

Los de Palm Beach y Broward, casi un millón de votos entre los dos, podrían terminar el martes. En este último condado han surgido 45 votos nuevos para Gore después de terminar el recuento de 200 de los 609 colegios electorales del condado.

En el recuento manual se están detectando votos que fueron ignorados por el sistema automatizado debido a supuestos defectos en las perforaciones manuales de las papeletas electorales.

Para los republicanos, este recuento a mano da lugar a "errores humanos" y en los tres condados donde predominan los demócratas, podrían existir "manipulaciones".

En este clima de crisis electoral en Florida y de mutuas acusaciones de ambos partidos, el resultado final del Estado podría dar, según los expertos de las cadenas de televisión, un presidente débil y con la dudosa legitimidad de una votación cuestionada.