Pantalla y Escenarios: PAN-01

Pantalla y Escenarios

Pinceladas costumbristas

Los personajes son arquetipos notorios de nuestra clase media, o por lo menos, de un sector muy reconocible de ella; son seres que han internalizado todo lo noble y todas las deformaciones que humanamente pueden caracterizarlos. Machistas ("El Creador puso la mujer en el mundo para que no estuviésemos tan tranquilos...", asegura uno de ellos), cargan también con sus propias frustraciones y sus fracasos. Y ellos se reúnen un mediodía a comer el asadito en cuestión, con la consabida sobremesa y la tarde que los encuentra inmersos en el piletín como para mitigar el calor de diciembre (del penúltimo día de 1999), con la picadita a la noche y el vino y la cerveza hasta bien entrada la madrugada, hasta el amanecer. Una jornada que, palabra va y palabra viene, llega a tener algunos picos de tensión que amenazan con estallar en cualquier momento.

Como sucede en esos casos, los temas de conversación y discusión son variados, surgen espontáneamente; están las ocurrencias de siempre, las anécdotas domésticas, los recuerdos del barrio, de alguna mina, de tantas películas vistas en otras épocas, de historietas que matizaron esas mismas épocas, de aquella campaña de Rosario Central o de Newell's, cuyas formaciones ellos todavía recitan de memoria. Lo que Postiglione pinta con trazos naturales es a los miembros de una generación en crisis, esencialmente consigo mismo, estancada y desencantada, que nunca encontró la manera de superar los estrechos límites con los cuales la realidad fue neutralizando sus sueños, sus ilusiones, sus expectativas.

El asadito es, por cierto, una obra diferente dentro del cine argentino, por su concepción formal y hasta por el hecho de que fue realizada originariamente en video, en menos de 24 horas, en el tiempo y lugar en que transcurre su propio desarrollo dramático, además de contar con un presupuesto ínfimo y carecer de figuras renombradas en el elenco. También lo es debido a ese obstinado intento por acercarse más y más a la intimidad y a la sensibilidad de sus personajes, que Postiglione corrobora con esos zooms que colocan en primeros planos los rostros de esos hombres, a la manera que lo hace cualquier aficionado con su cámara durante una reunión familiar. Un recurso que él retoma como para remarcar que eso mismo es su película, el registro de un encuentro entre amigos que, entre copas, chorizos y morcillas, casi sin proponérselo, van desnudando sus flaquezas y conflictos.

En una época de cine tan altamente industrializado, El asadito se enrola entre esas raras avis independientes que, de tanto en tanto, alzan vuelo aquí y allá, devolviendo a la pantalla algunos de sus ingredientes más genuinos. De ahí que, con sus aciertos y hasta con sus insuficiencias, dentro del tan manipulado espectro de la cinematografía argentina, esta pintura costumbrista despunte como una obra digna, necesariamente digna.

"El asadito"

(Argentina, 2000).

Dirección, guión y edición: Gustavo Postiglione.

Fotografía: Fernando Zago.

Música: Iván Tarabelli.

Elenco: Tito Gómez, Gerardo Dayub, Héctor Molina, Raúl Calandra, Carlos Resta, David Edery, Pablo Fossa y Daniel Briguet.

Duración: 72'. Presentada en la Sala 3 de Cinemark.

Calificación: TRES PAJARITOS

Roberto Lapalma