Mientras la empresa envía mensajes sobre los tiempos que se acortan para encontrar una salida y habla de una posible liquidación, recién entre mañana y el lunes quedaría cerrado el acuerdo en el gobierno para que Rodolfo Terragno comience a intervenir como negociador para intentar salvar a Aerolíneas.

El Directorio de Aerolíneas pone sus plazos, que cada vez se acortan más, y parece estrechar los radios de acción de quienes intentan que Aerolíneas tenga algún futuro.

"El 23 de julio es la fecha establecida para la Junta de accionistas que deberá ratificar la convocatoria de acreedores o bien decidir la liquidación si no se cuenta con una propuesta viable", señaló una fuente de la compañía.

Ayer la empresa envió el primer comunicado interno con un mensaje a los trabajadores desde que Aerolíneas se presentó en convocatoria de acreedores y el segundo desde que estalló el conflicto con su mayor virulencia.

Con la firma del director general ejecutivo, Emilio Cabrera, la empresa deja en claro la inseguridad en que está la compañía y los empleados.

Dice entre otras cosas que el futuro de la empresa es "muy negro" si no encuentra "de una forma rápida" un operador interesado en mantener la compañía, y que en el período de convocatoria deberán ser "revisadas" las rutas, los aviones y no precisamente para aumentarlas.

También hace referencia a que además tendrán que proceder de esa forma con los "recursos humanos", lo cual una fuente de Aerolíneas se encargó de puntualizar así alude a una posible reducción de personal.

Como lo viene haciendo la Sepi, el comunicado ataca a los gremios que se abstuvieron de firmar el acuerdo para implementar el Plan Director que nunca llegó a implementarse, primero por la negativa de los sindicatos y ahora por el ingreso al concurso de acreedores.

Una fuente empresaria consultada por DyN confirmó que el 5 de julio es la fecha límite de pago de los salarios de junio, y refirió que los ingresos operativos que actualmente registra la compañía "no alcanzan para cubrir ese pago".

"Hacen falta entre 8 y 9 millones de pesos netos, mas la parte correspondiente al aguinaldo", se indicó.

El vocero justificó que "los ingresos operativos son escasos y los gastos son enormes porque es una compañía de dimensiones muy grandes que está operando al mínimo, y hay que hacer frente a costos fijos muy altos".

De paso, recordaron que "si la empresa se liquidara, la Sepi o el gobierno español deberán afrontar el pago de una deuda con proveedores superior a los 900 millones, más el costo de las indemnizaciones".

Mientras hoy el gremio de las azafatas que dirige la diputada Alicia Castro volvió a reclamar que se "reprivatice" Aerolíneas, los contactos de las últimas horas entre Colombo y Terragno se retomarán recién entre el mañana y el lunes, cuando el ex funcionario vuelva de una gira por Córdoba y San Juan.

Terragno puso condiciones para asumir como por ejemplo tener "plenas facultades" como negociador.

"Con la voluntad política sola no alcanza, tiene que haber un plan y la voluntad se tiene que materializar en un mandato al negociador, sea quien sea, para que tenga plenas facultades y sea un verdadero negociador y no un correveidile", señaló Terragno.

La última parte de su frase parece destinada a quienes comandaron la operación rescate de Aerolíneas por parte del gobierno, un conflicto que trituró a cada funcionario que se puso en el camino.

Terragno presentó al gobierno una propuesta para salvar a Aerolíneas Argentinas, pero ratificó que antes de aceptar el papel de negociador en ese tema, deberá obtener el pleno respaldo del Presidente y de todos los ministros con injerencia en el área.

Por otra parte, advirtió que Aerolíneas es "una empresa de dos Estados: el español y el argentino" y que la Sepi "debe haber tenido la impresión de que nosotros hemos asumido una actitud totalmente pasiva, pendiente de lo que ella haga, y ante esa perspectiva debe haber dicho bueno, hasta aquí llegué".

Poco antes de viajar a Córdoba, Terragno dejó traslucir su descreimiento de que la crisis en Aerolíneas se haya suscitado, como sostienen la Sepi y el gobierno argentino, por un problema gremial, ante la negativa de dos de los siete sindicatos que están representados en la compañía a firmar el Plan Director.

"No imagino -dijo en ese sentido- a ningún empresario privado que dejara ir a la quiebra a una empresa de esta magnitud porque no puede ponerse de acuerdo con las cláusulas de algún convenio colectivo, con algún sindicato", señaló.

Sintéticamente, se trata de un choque más del eventual negociador con los funcionarios nacionales, entre ellos el presidente Fernando de la Rúa, que vinieron responsabilizando a un sector de los trabajadores del posible fin de la línea de bandera.

Aerolíneas Argentinas advirtió ayer formalmente a sus empleados sobre la eventual reducción de rutas, aviones y personal que realizaría la empresa, en un comunicado de tono desalentador sobre el futuro de la compañía, donde se expresó el "deseo" de encontrar nuevos accionistas.

La comunicación fue realizada por el director general ejecutivo de AA, Emilio Cabrera, mediante una nota que envió a las terminales de las computadoras de la empresa, en la que responsabilizó a "dos gremios" por haber "puesto en riesgo la continuidad de la fuente de trabajo".

No obstante, el directivo puso de manifiesto su "deseo de todo corazón" de que "se encuentren nuevos accionistas que puedan satisfacer las aspiraciones del conjunto de los trabajadores".