Area Metropolitana: AREA-04

Atemorizante falta de luces en la Circunvalación

Peligro vial en los accesos a la ciudad. Dos caminos de cintura abandonados a su suerte. Mar Argentino tiene, además, el pavimento destrozado.


Durante el día, la avenida Mar Argentino y la Circunvalación Oeste lucen diferentes: la última es relativamente nueva, mientras que la segunda data de mediados de la década del sesenta y cuenta con nuevos proyectos para su reconstrucción, cuya concreción urge.

Mar Argentino está repleta de baches, y la avenida del borde urbano Oeste sólo aquejada por unos sacudones sorpresivos de temprana formación.

Por la noche, sin embargo, ambos caminos de cintura -que se conectan en el extremo sur de la ciudad- sufren por un problema similar: sus sistemas de iluminación están en muy mal estado, faltos de mantenimiento, y en el mejor de los casos los usuarios cuentan sólo con tramos de penumbras.

Entre las sensaciones de quienes recorren ambas avenidas tras la puesta de sol, predomina una: temor. Es que la obscuridad en una zona de alto tránsito, importantes velocidades y aledaña a un sector muy empobrecido de la sociedad ofrece un doble riesgo: el vial y el de la inseguridad urbana.

Ambos escenarios son propicios para sufrir accidentes. Mar argentino se transita forzosamente a baja marcha por su pésimo pavimento, pero, entre sombras, el creciente cruce de personas, carros, caballos y bicicletas, no es difícil ser presa de una maniobra de peligro y tener alguna colisión o dejar parte de la mecánica del vehículo tras uno de los cráteres que todavía el buen gusto sigue llamando baches.

En Circunvalación Oeste, la trampa es aún más perfecta: la cinta asfáltica luce nueva, sin mácula, un billar apto para pasar los 100 kilómetros por hora sin sobresaltos... pero sin previo aviso en no menos de cuatro secciones del camino, unos fuertes sacudones son capaces de hacer perder el control o al menos causar una desagradable sorpresa.

Si esto ocurre en medio de una noche cerrada, con el increíble número de columnas de iluminación inservibles, el peligro es todavía mayor. Además, sus banquinas están despejadas, pero carecen de guarda railes ubicados adelante de los bajíos que sirven de reservorios para los desagües pluviales.

Las dos vialidades


Por Mar Argentino todo es ruinoso, salvo la nueva cubierta de protección flexible contra la erosión del río, visible para quienes circulen por los dos carriles que llegan al centro de la capital santafesina. Por lo demás, el panorama es grave.

La avenida -como Alem, 27 de Febrero, el tramo entre La Guardia y el túnel de la Ruta 168 y otras vías bajo la catastrófica órbita de Vialidad Nacional- tiene un problema principal: le hacen faltan inversiones de fondo y por más buena voluntad que pongan los responsables locales de la repartición, nada pueden hacer que no sean simples parches (y a veces, pareciera que ni para eso hay presupuesto).

La obra ha sido proyectada e incluida en el Plan Federal de Infraestructura, para que llegue una solución de fondo que habrá que esperar que se concrete.

En tanto, a la Circunvalación Oeste comienzan a sucederle situaciones parecidas, pero por parte de Vialidad provincial.

Santa Fe construyó el importante nexo vial que también sirve como defensa pero nadie se ha encargado de reparar los hundimientos aparecidos a muy poco de su inauguración. Tampoco parece haber responsables de mantener el sistema de luces que ejecutó la Empresa Provincial de la Energía.

No es la primera vez que El Litoral aborda el creciente deterioro de la nueva avenida, que cumple un rol de quitar tráfico y tránsito pesado a las arterías urbanas.

Ante cada consulta, desde la DPV se afirma que la jurisdicción del camino nacional (pese a que desde Buenos Aires aún no se recibió la obra). También, se advierte que el gobierno santafesino no está dispuesto a poner más fondos.

"Evite encandilar"


La señalización vial a veces provoca situaciones cómicas. Así como resulta casi un insulto el letrero de "peligro, pavimento en mal estado" de avenida Alem, en Circunvalación Oeste el de "evite encandilar" parece imposible de cumplir...

La reacción casi instintiva de poner luces altas cuando se ingresa a verdaderas bocas de lobo, es difícil de dominar. Cómo no darse ánimos con los faros que llevan un poco más adelante el horizonte lumínico en un camino que -sin eufemismos- da miedo.

Los vehículos que ingresan al túnel de sombras saben de los peligros de la zona. Qué no puede pasarle a quien sufra un desperfecto mecánico a la vera del camino.