Un diario es mucho más que una empresa, es un vehículo para que la gente se comunique; un lugar de convergencia para los que buscan y ofrecen trabajo, un espacio para que los comerciantes realicen sus ofertas de la semana, para que los profesionales hagan conocer la gama de sus servicios, para que jubilados y pensionados reciban información vital, para que los lectores en general expresen sus opiniones y accedan a comentarios realizados por especialistas en los más diversos temas. Un diario es una fuente de información y un foro de discusión para la sociedad. Por eso, la violenta acción organizada y ejecutada en la víspera por el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Santa Fe (Sivendia), con el objeto de impedir la salida de El Litoral, excede lo comprensible y lo tolerable.

Es cierto que existe un conflicto de intereses, detonado por la intransigencia de la comisión directiva del sindicato de vendedores a cualquier clase de razonamiento sobre las nuevas realidades que afectan a todos los rubros productivos y a la sociedad en su conjunto.

Pero lo de ayer supera el derecho al disenso y a la diferencia. El sindicato ha incurrido en diversas conductas tipificadas como delitos en el Código Penal y ha violado la letra y el espíritu de las Constituciones Nacional y Provincial.

Por ello, como está en juego mucho más que un diario, El Litoral efectuará ante los órganos estatales correspondientes las denuncias del caso y accionará contra los responsables por los daños y perjuicios causados a la empresa, las lesiones inferidas a la libertad de prensa y al orden legal vigente.