Con un poco más de serenidad entre los operadores, aun cuando se manifiesta incertidumbre en los inversores debido a cierta confusión en los lineamientos económicos y políticos del gobierno nacional, el mercado bursátil argentino comenzó a operar en leve alza, modificando la tendencia de las últimas jornadas.

También el riesgo país experimentaba un descenso, pero sin bajar la barrera de los mil puntos básicos, circunstancia que los analistas interpretaban como un lógico desenvolvimiento frente a los repetidos comentarios sobre la falta de sustento político para las decisiones de Economía.

A ello también se sumaba la discusión que alcanzó ayer ribetes de fuerte tono entre Cavallo y los principales economistas del grupo Cema, que contribuyeron a agitar los mercados. Así, ante el escaso volumen, la ausencia de noticias alentadoras y alto grado de volatilidad, los mercados domésticos habían mantenido la tendencia bajista de la semana pasada.

"La plaza está apática, sobre todo la bursátil. Su poco volumen y inclinación acentúan esa característica", afirmó Horacio Elguiazabal, del Scotiabank- Quilmes.

Por su parte, Merrill Lynch recortó el pronóstico de crecimiento del país. Afirmó que se contraerá 0,2 por ciento este año, pero se desarrollará 2,6 por ciento en el próximo.

El motivo de ese recorte es la decepcionante actividad económica en el segundo trimestre. "Esta información casi no fue tenida en cuenta en los mercados. Para revertir su actual comportamiento se precisan síntomas de reactivación", recalcó un agente de la "city".

Los títulos públicos retrocedían en forma leve. Esta tendencia se debe a las "peleas políticas" que dominan el panorama doméstico, enfatizó un operador de la banca privada.

El indicador MBA de bonos argentinos perdió 2,22 por ciento, en relación con un mes atrás y 5,88 por ciento en lo que va de 2001.

Pero el Credit Suisse/First Boston (CSFB) estimó que una serie de hechos "han incrementado algo la probabilidad de una recuperación modesta en la Argentina, durante el segundo semestre de 2001".

En su publicación, "Mercados Emergentes Trimestral" menciona que "la credibilidad brindada por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, el canje de deuda por 30.000 millones de dólares y algo de progreso en el área de la cooperación política, han mejorado algo la posibilidad de una recuperación modesta", en el segundo semestre.

Para el Credit Suisse/First Boston, "las medidas anunciadas a mediados de junio, preparadas para aumentar los gastos de los consumidores y mejorar el pago de impuestos, tienen el potencial de fortalecer modestamente las perspectivas de crecimiento".

Sin embargo, agregó CSFB, el gobierno no tiene ni la flexibilidad fiscal ni la monetaria para encarar un estímulo económico significativo anticíclico.

Como tales, el impacto de las medidas pro crecimiento "dependerán por lo menos tanto de las mejores expectativas que pueden generar, como de su impacto directo en la economía", comenta el banco.

También estimó que la mejora en el cumplimiento de las leyes impositivas "dependerá de la voluntad del gobierno -ausente en años recientes- de tomar medidas firmes para aplicar esas leyes".

Cavallo desató la reacción de los economistas del liberal ortodoxo Centro de Estudios Macroeconómicos (Cema), a quienes acusó de "traidores a la patria" por "hablar mal" del gobierno argentino con "sus amigos del exterior".

"Yo creo que son traidores a la patria", dijo Cavallo, refiriéndose a Roque Fernández, quien le sucedió durante el gobierno de Carlos Menem (1989-99), sus ex secretarios de Política Económica, Carlos Rodríguez, y de Hacienda, Pablo Guidotti; el ex titular del Banco Central, Pedro Pou, y Jorge Avila.

Roque Fernández dijo a la prensa que le parece "ridícula" la respuesta de Cavallo ante las objeciones a su gestión, y agregó que "no es la forma en que se debe manejar un ministro de Economía".

Por su lado, Carlos Rodríguez sostuvo que "la acusación de traidor a la patria es algo grave", y consideró que con estas palabras el ministro "incita a la población en contra de un grupo de académicos" del Cema.

En tanto, Jorge Avila acusó a Cavallo de ser "una persona que está desbordada y en franca declinación", y consideró que los mercados desconfían de Argentina "por el desastroso manejo de la política económica", mientras que Pablo Guidotti estimó que la opinión del ministro "es parte de la vulgaridad y el autoritarismo que tiene muchas veces la política argentina".